viernes, 26 de junio de 2020

DUELE, SÍ QUE DUELE










DUELE, SÍ QUE DUELE

Luz María Sánchez Rovirosa

“Solo quien ha perdido un hijo (a); ha vivido la muerte sin haber muerto”.

Escribo este artículo simplemente, porque quiero externar mis sentimientos y compartirlos con quienes así lo deseen!!!.....Gracias.


La muerte es una parada traumática de nuestro existir, y nunca terminaremos de tomar conciencia de nuestra propia mortalidad y siempre la sentiremos como algo que no debe llegar; a pesar de que no existe en el mundo ni un solo ser humano en el mundo, que no crea en la muerte y cuando esta llega, y cuando lo hace, además de la desesperación, el dolor y la angustia; lo que más repercute en nuestro sentir, es esa situación tan intensa, tan fuerte de ese desprendimiento súbito, de todos los vínculos humanos establecidos durante nuestras existencias.

El dolor es un sentimiento dominante, perverso, rudo, insensato, desatinado; cuando se sufre ante la enfermedad y ante la muerte. Pero al fin, el mismo sufrimiento y el dolor esconden sabias reflexiones en los quebrantos de la vida; y es definitivo que el sufrir y el dolor transforman y erosionan las vivencias pasadas, los recuerdos y las memorias.

Por eso a un mes de tu partida Pablo de mi corazón, me dieron muchas ganas de escribir este artículo en tu memoria, en todo lo que nos dejaste en vida y en todo lo que te faltó por regalarnos de ese noble y alegre carácter que te caracterizaba y esa disposición tuya por ayudar como pudieras. Así, sin más adornos fuiste.

A tu Mamá, mi hermana Mary, quiero decirle que el sufrimiento y el dolor que lleva por tu partida, son los sentimientos que la acompañarán de diferentes formas en el continuo caminar de su vida; algo que solo quien lo sufre, lo siente.

Es bien cierto que para los que nos quedamos, la vida sigue, y aun cuando no se puede vivir con la amargura por siempre, también es cierto que algo cambia; y es ese propio dolor que de tan intenso, agudo, penetrante, tan profundo, te hace entender que para quienes sufren la pérdida de un hijo, es lo que más se parece a la propia muerte.

En cuanto a mí, Pablo querido, no has dejado ese lugar que tenía siempre reservado para ti. Pero también tu ausencia me ha vuelto a dejar un doble dolor, al revivir la partida de tu tía Editha. ¿Qué dolor me dolía más, la ausencia de mi hermana o el dolor de tu Abuelita por la pérdida de su hija?

Tardé mucho tiempo en darme mi tiempo para entender y aceptar desprenderme de ese duro impase. Otros tiempos, otras circunstancias; y hoy regresa a mi vida el dolor de verte abrir tus alas y volar, y el dolor del dolor de tu Mamá.

Pablo de mi corazón, te extraño tanto, aun cuando sé que estás gozando de la presencia del Padre, quien te recibió con los brazos abiertos para arrullarte en ese hermoso y plácido “Sueño Eterno”.

Los quiero mucho Mary, Sergio y Pablo!!!....Luzma….


miércoles, 13 de mayo de 2020








LA ILUSIÓN


Luz María Sánchez Rovirosa


“Que nadie se acerque a ti, sin que al marcharse se sienta un poco mejor” Teresa de Calcuta.



La ilusión es la esperanza puesta en alguna cosa positiva, tal vez como un sueño, un sentimiento de alegría o un proyecto que ansiamos se realice. Y el ilusionismo (ilusión óptica), es una imagen mental engañosa provocada por la imaginación o por la interpretación errónea de lo que perciben nuestros sentidos. Cuestiones muy diferentes, pero al final ambas son ilusiones.

Hoy y desde hace largos años, la pobreza en México sobrepasa por mucho lo que la razón permite. Es aberrante ver y ser testigos y tal vez cómplices, como se han invertido millones de dólares y euros y también de pesos, en armas, drogas y banalidades (corrupción), que solo sirven para provocar y acrecentar la grave patología de la depredadora raza humana, totalmente comprobada en la reacción de la naturaleza ante el encierro del “animal racional”.

Así que parados hoy ante estas temerarias disyuntivas para regresar (en cascada) a la vida “normal”; nos queda claro que tendremos que hacer un mejor esfuerzo para repensar qué es exactamente lo que de hoy en adelante queremos en nuestras vidas, pero más significativamente qué porvenir es el que queremos dejarles a los que vienen detrás, para que con todo el derecho que les corresponde tengan acceso a una vida mucho mejor, es decir, a una vida de calidad.

Sabemos muy bien que pasamos por momentos en los cuales no podemos controlar las circunstancias, pero definitivamente sí podemos controlar nuestra actitud para asumir nuestra responsabilidad en cuanto a las disposiciones de quienes (nos guste o no) tienen las riendas por ley de esta situación.

Y por si no lo hemos entendido esta tribulación no es personal. Ciertamente que a unos nos afecta más que a otros en todos sentidos: social, económico, edad, condición de salud, incluyendo desde luego el aspecto político, por eso no debemos echar más leña al fuego, porque después de la quemazón quizá estén algunos más contentos por haber roto los paradigmas, pero desafortunadamente sin haber pensado en los demás de los demás.

De esta crisis tenemos que surgir recordando (pero siempre), que la vida es frágil y fugaz, y por lo mismo debemos salir más humanos, más sensibles al sufrimiento, más compasivos, más conscientes de lo que realmente es importante en la vida.

Así que parados frente al horizonte que nos depara el destino, tenemos que ver y asimilar que no podemos seguir viviendo en un mundo de lujuria y envilecimiento, porque eso es lo que quiero o eso es lo que me conviene. Tenemos la obligación de ilusionarnos, y que aun cuando el renacimiento sea doloroso, el camino a tomar será el que nos lleve al “Bien Común”. ¡Vale la pena reflexionarlo!

miércoles, 6 de mayo de 2020

PENSAR DIFERENTE







PENSAR DIFERENTE


Luz María Sánchez Rovirosa


“Todos nos hemos considerado mejores que los demás, y lo que es aún peor, hemos excluido de nuestros grupos a todos aquellos que no pensaban igual”. Anónimo.


En estos momentos cuando se viven diferentes cuarentenas o aislamientos y diferentes formas de vivirlo; muchas personas se sienten abrumadas y hastiadas por la cantidad de “información” sobre el Coronavirus, y tengan razón o no, hoy por hoy es imposible dejar de lado el tema de la Pandemia que nos azota, ya que está fuertemente encadenado a supervivencia de la especie humana en el mundo en todos los sentidos, léase: económico, político, social y ecológico.

El que tiene muy poco o no tiene nada, no encuentra escapatoria ante la asechanza del virus agravando su situación con lo que “se supone” que sigue. Así mismo el que tiene mucho o vive en la abundancia, también es un ser humano que, ante lo inminente, sabe y sabe muy bien, que en algún momento el dinero no va a servir, para salvar una vida atrapada en esta condición. Y los de en medio (la mayoría) merecen atención en un artículo especial.

Voy a referirme brevemente a un desagradable y penoso episodio que en días pasados sucedió en el Hospital de las Américas, ubicado en Ecatepec, Estado de México; el cual familiares de los enfermos allanaron por la fuerza, y entre gritos, llantos y empujones, fueron encontrando en su camino, una serie de terribles anomalías en el protocolo del Covid-19; principalmente el trato sin respeto, precaución y cuidado de los cadáveres, que inundaban apilados (en bolsas negras) pasillos y espacios abiertos del nosocomio.

Menciono este asunto, que me va a llevar al punto de inflexión de este artículo, y es que después de lo sucedido, y cuando la situación es aprovechada por los medios de comunicación, incluyendo las redes sociales, le dan la voz (justamente) a los familiares (casi siempre) que lideran este tipo de manifestaciones, y es cuando cualquier persona que presuma de tener sentido común, puede sufrir de un ataque cardiaco al escuchar los disparates (malintencionados o no), pero al fin disparates, que salen de la boca de estas personas cautivas de una histeria compulsiva.

La ignorancia básicamente, es la falta de conocimientos en uno o muchos temas. Es la falta de instrucción o preparación de estudios y enseñanzas escolares desde lo más elemental. Pero existe la ignorancia voluntaria, que es la ignorancia del que sabe y que puede ser un vínculo peligroso de la información veraz y oportuna para las sociedades de todo el mundo.

Se atiende y se entiende que, en medio de la desobediencia e insensatez ante las disposiciones generales establecidas por nuestro bien, existan “leyendas urbanas” tan increíbles como obscenas, que no pocas personas defienden como una “falsa” verdad.

Pero que la información y las noticias tantas y tantas veces no tengan medios que las sustenten, no debe ser permitido. Muy lamentable que, en tan dolorosa situación, la intolerancia al que piensa diferente, haya prevalecido más que la opinión inteligente, incluyendo a personas importantes y serias. ¡Vale la pena reflexionarlo!

miércoles, 29 de abril de 2020

"LA INICIATIVA PRIVADA"





“LA INICIATIVA PRIVADA”

Luz María Sánchez Rovirosa


 “Si no peleas para acabar con la corrupción y la pobredumbre, acabarás formando parte de ella”. Joan Baez.


Vamos a introducirnos en el tenebroso tema de los impuestos. Los impuestos son contribuciones que se “imponen”, por lo mismo, nunca han sido del agrado de los ciudadanos pagarlos; ya que, desde muchos, muchos ayeres, han sido injustos para la mayoría de los ciudadanos, especialmente para los “cautivos” (la mayoría), y para los más desamparados.

A través de la historia, gobernantes y gobernados realizaron un “pacto social” en el que tácitamente el pueblo acepta entregar una proporción (de acuerdo) a sus ingresos y/o sus bienes, para que estos recursos recaudados fueran utilizados por el gobierno para el “Bien Común”, es decir, para todos (en este caso) los mexicanos sin excepción, en inversiones para el desarrollo del país en áreas de gasto social, salud, educación, infraestructura, etc.

El caso es que en estos momentos tan graves por los que pasa el mundo debido a la Pandemia por Coronavirus, la población (casi) entera se ha tenido que replegar a un confinamiento domiciliario. Y las empresas, sobre todo las medianas y pequeñas, y “changarros familiares de la esquina”, han tenido que cerrar sus puertas y dejar a sus empleados “al garete”, por falta de liquidez para seguir soportando sus egresos, sin ingresos.

Así que, para pronto, las asociaciones de empresarios tipo Coparmex y demás yerbas (en todos los rubros comerciales), que albergan dichas empresas, se han atrincherado para la defensa de sus agremiados, pero sobre todo la propia en la cancelación o condonación o privilegios de los tributos en estos momentos económicamente tan difíciles.

Eso me parece y es de justicia, el grave problema de esta situación, son las grandes empresas que sí tienen el capital para sustentar esta adversa situación y pagar como se debe sus impuestos, a lo que no están acostumbrados, debido a las facilidades que anteriores gobiernos les otorgaron con los llamados “Privilegios Fiscales, que son beneficios inexplicables para unos cuantos.

Sin ser especialista (ni nada por el estilo) en este intrínseco tema, sé que en términos fiscales mexicanos “cancelar” impuestos significa dejar de cobrar una deuda fiscal, porque los deudores no tienen cómo ni con qué saldarla. No así la “condonación”, que es el perdón de impuestos, multas y otros créditos fiscales para apoyar a sectores de la economía, que necesiten ser ayudados; tal cual se solicita en este momento.

Ahora bien, los “privilegios” fiscales, es cuando le sale lo “emotivo” al SAT, y le da todo tipo de oportunidades a empresas riquísimas, para que por un ladito y por el otro, ejemplo los Paraísos Fiscales, encuentren todo tipo de filtros, que les permitan evadir los altísimos tributos según sus capitales; con algunas “condicionillas”, para que toda la Hacienda Pública, se pueda hacer de la vista gorda.

Así que mirando “como el chinito”, amén de todos los problemas políticos, sociales y económicos que nos esperan tras la “Consumación de la Pandemia de Covid-19 (Coronavirus), todo mi ser me grita que se quiere quedar en casa, porque no quiere volver a “la normalidad”. ¡Vale la pena reflexionarlo!

miércoles, 15 de abril de 2020

REFLEXIÓN ¡QUÉDATE EN CASA!



REFLEXIÓN: ¡QUÉDATE EN CASA!



Luz María Sánchez Rovirosa



“Como un mar, alrededor de la soleada isla de la vida, la muerte canta noche y día su canción sin fin”. Rabindranath Tagore




Estamos viviendo una etapa crepuscular en nuestras existencias. Tiempos agitados, angustiosos, de incertidumbre, de miedo, de dolor. Tiempos difíciles, duros y terriblemente crueles. Tiempos que nunca nos imaginamos que podrían existir.

Hoy la vida en México es diferente, es otra. En los inicios del 2020, el Coronavirus era para nosotros un reverendo desconocido, que empezábamos a escuchar como en una o varias historias de horror ocurridas en la lejana China.

¿Quién iba a pensar entonces, que ese maligno desconocido se nos fuera a acercar tanto y tan rápido hasta verlo y sentido trascender? Sin embargo, todavía hay muchas personas incrédulas de su real existencia. Se les respeta el escepticismo, porque sí es difícil de aceptar que, algo tan malo y que salió de repente de la nada, esté haciéndonos tanto daño y tenga de cabeza al mundo.

Por lo pronto en estos momentos la conciencia nos habla y nos muestra de lleno la crudeza de un destino que no veíamos en el horizonte de México y de todo el planeta. Pero hoy el Coronavirus nos ha pegado de lleno, y sin saber aún “de a cómo nos va a tocar”, ya estamos sufriendo las consecuencias de su mal, algunos con nuestras vidas confinadas, pero otros luchando cara a cara contra él; y otros más que ya han perdido la batalla.

La muerte constituye una parada traumática y definitiva de nuestro existir, y nunca acabaremos de tomar conciencia de nuestra innata mortalidad y siempre sentiremos la muerte como algo que no debe llegar; a pesar de que no existe en el mundo nadie incrédulo ante la muerte, cuando esta hace gala de su presencia; que aparte de la desesperación, el dolor y la angustia; lo que más repercute en nuestro sentir, es esa situación tan intensa, tan fuerte, de ese desprendimiento súbito, de todos los vínculos humanos establecidos durante nuestras existencias.

Por eso este enigmático y malévolo “personaje” (Coronavirus) que se ha metido en nuestras vidas sin permiso, sin avisar, está partiendo los corazones de muchas familias desde que te atrapa y te rasga las vías respiratorias (donde él cobra su fuerza), desde entonces y tal vez mucho antes, te aísla, te confina, te atormenta física y mentalmente, pero ciertamente, la crueldad más grande de este virus que nos espanta con su poder endiablado en las cifras y en las estadísticas del mundo entero, no sea el de la espantosa forma de morir que “obsequia”; sino esa muerte en soledad, sin la bendita compañía y despedida de tus seres queridos, familiares y amigos.

Dureza extrema para los que se van, para los que se quedan, para los que lo enfrentan y vuelven y también para los que no vuelven. La humilde opinión de su servidora a manera de conclusión, es que estamos viviendo una tragedia que, dentro de sus cruentas alertas en todos los sentidos, nos da la oportunidad que aún dentro del miedo, está la unión, esa unión hoy en el pensamiento positivo, en las buenas vibras, pero sobre todo en la FE de las creencias religiosas, que es siempre lo que nos hace más fuertes ante lo que tememos, ante lo desconocido que tanto nos asusta. ¡Quédate en casa! ¡Vale la pena reflexionarlo! 

miércoles, 8 de abril de 2020

PANDEMIA FASE 3 VS FOBAPROA FASE 2






PANDEMIA FASE 3 VS FOBAPROA FASE 2


Luz María Sánchez Rovirosa


“En la Tierra hay suficiente para satisfacer las necesidades de todos, pero no tanto como para satisfacer la avaricia de algunos”. Gandhi.


No tengo ni la menor duda, que la diferencia de este gobierno con los anteriores es dimensional, y que personas acostumbradas a las canonjías han sido seriamente afectadas en sus intereses particulares; y me atrevo a afirmar que de allí nace el manipuleo que envenena con el odio a la psicología social; sentimiento que tiene la gran capacidad de contagio y que nos hace vulnerables a convertirnos en seres dañinos (como el Coronavirus) muchas veces sin escrúpulos que, fácilmente prenden la mecha y se retiran cuando ya no pueden controlar el incendio.

Hoy estamos viviendo una dramática situación de salud, política, financiera y social en el mundo y por supuesto México no es la excepción. Por ello nos acercamos con sutileza a la “ciencia de la economía”, que trata de explicar el funcionamiento de los sistemas financieros, para empresas y particulares, atendiendo los problemas que existen en su ejercicio y proponiendo soluciones.

La economía según expertos en el tema, se divide en dos ramas: Macroeconomía y Microeconomía. La macroeconomía en palabras accesibles para los que tenemos dificultad con los números se aplica en considerar y trabajar con la economía en su conjunto con la infinidad de gamas que esto conlleva; y es aquí, que los gobiernos tienen que trabajar para el “bien común”.

La microeconomía, se enfoca en el comportamiento de las empresas, los empleados y los consumidores, y es en este punto donde se produce con todas sus variables (inversión, empleos, productividad y por supuesto el cumplimiento con los impuestos), la economía de cada país del mundo; no señalando la economía informal y el mercado negro, actividades ilegales, pero que participan en las economías de todos los países del mundo sin excepción.

Hoy en México en medio de la grave crisis del Coronavirus, acercándose a la etapa pico (tercera) en contagios y consecuencias, se encarama un “estira y encoge”, entre el gobierno y la iniciativa privada (IP), que de verdad pone los pelos de punta, y tan inédita y preocupante es la pandemia, como la economía del país que maneja el gobierno de López Obrador.

Dramática situación para quienes viven al día, muchos hoy desempleados sin sueldo de los empresarios ricos, que piden auxilio al estilo Fobaproa. Un acontecimiento político y financiero escandaloso y terrible de nuestra historia, en el cual el “poder” del país, hizo que el pueblo pagara (y sigue pagando), los errores y excesos de la “melcocha Gobierno-IP”. ¿Se acuerdan? ¡Vale la pena reflexionarlo!   


miércoles, 1 de abril de 2020

¿QUÉ VA A SER DE MÉXICO?






¿QUÉ VA A SER DE MÉXICO?


Luz María Sánchez Rovirosa

“La vida es una oportunidad, benefíciate de ella. La vida es belleza, admírala. La vida es un sueño, alcánzalo. La vida es un juego, juégalo”. La vida es un desafío, enfréntalo”.  Madre Teresa de Calcuta.

El día de hoy daré inicio a este artículo con la conclusión. Así vemos que los grandes males que padecemos se deben a que, como sociedad, como pueblo, no nos hemos preocupado de la cuestión pública más que en las urnas, en los intereses privados o individuales y en la crítica.

El bien común exige que cada persona incorporada en una sociedad, según su preparación y su capacidad participe de algún modo en la política, lo cual implica luchar con integridad y con prudencia contra la injusticia y la opresión, contra la intolerancia y el absolutismo de un solo hombre o de un solo partido, con críticas, pero también soluciones.

La situación caótica en la que vivimos inmersos los seres humanos, es una muestra de lo frágiles e indefensos que estamos los ciudadanos (cada uno) en nuestro lugar de origen; y todo se deriva de la facilidad con que nos pensamos dependientes de los derechos y beneficios personales que, desafortunadamente frenan la equidad y la justicia que hoy más que nunca tanto necesita el país.

Ante una crisis del tamaño de La Pandemia del Coronavirus, un alto porcentaje de los seres humanos todavía no se instalan en la dramática realidad, en la cual puedan distinguir y diferenciar lo real de lo imaginario; a varios días ya (según cada nación), de un resguardo impuesto, de un “Quédate en casa”, que nos sirve para disminuir y amortiguar los contagios propios y que tan fáciles se dan de este coronavirus y sus consecuencias en todos los ámbitos.

Pero con el necesario encierro en nuestros espacios de residencia, vienen pegados mil y diferentes síntomas o síndromes, que también ponen en peligro (como el Covid 19) nuestra existencia. Empezando por la ansiedad del cómo obtendré mi ingreso económico del cual dependemos con la familia para vivir, sobre todo en las personas (que son muchas) que no tienen asegurado un empleo con su retribución.

La pérdida de confianza y valía en uno mismo frente a semejante doble desafío: enfermedad y vacío; ese vacío que lleva a la infelicidad, a la culpa, a la tristeza, a la depresión, a la desesperación de llegar a no entender lo bueno, lo malo; lo que quiero y lo que no quiero. Síntomas que agravan la hendidura en el tejido social, ante la impotencia de ser tal vez escogidos por el virus; y la impotencia de corregir los estados financieros y el estatus de nuestras vidas, que ya desde ahora, nos destrozan.

Siempre ante una situación que nos afecta viene la duda y la incertidumbre más llana, más plena: ¿Qué vamos a hacer mañana cuando todo esto pase? ¿Qué vamos a hacer ante la paralización de cualquier actividad que permite obtener los recursos para subsistir? Es muy probable que mañana amanezcamos sin habernos infectado, pero también es muy probable que mañana amanezcamos más debilitados social, financiera y humanamente. Y entonces: ¿Qué va a ser de México? ¡Vale la pena reflexionarlo!