¿REFORMA
ENERGÉTICA INTEGRAL O PRIVATIZAR PEMEX?
Luz María Sánchez
Rovirosa
"Sólo el hombre íntegro es capaz de confesar sus faltas y
de reconocer sus errores." Benjamín Franklin.
Recién se cumplieron 75 años de la -Expropiación Petrolera-, y el titular
del ejecutivo Enrique Peña Nieto, ha
reiterado en muchos lugares incluyendo en el extranjero que PEMEX no se
privatiza (se vende), pero los subliminales que rodean a la iniciativa de la
reforma energética que él maneja, nos hacen pensar (y pensar bien), que así
será.
De atrás para adelante, un breve recorrido por la vida del cuestionado –Oro
Negro-, nos lleva hasta hace más de cien años, a partir de la producción del
pozo La Pez 1, comenzó en México la explotación de este hidrocarburo. La
historia del petróleo y sus diferentes usos, data de desde la época
prehispánica.
Las ordenanzas de La Corona, en las cuales se consideraba a esta y a la
nación propietarias de los –jugos de la tierra- (como se le llamaba al
petróleo), eran muy específicas en cuanto a que los propietarios de los
terrenos donde había crudo, obviamente no eran dueños del subsuelo.
Esta legislación cambió en 1884, con el Código de Minería, en el cual, se
derogaban dichas ordenanzas. Las reformas a dicho Código y las leyes mineras y
de bienes nacionales que salieron posteriormente al porfiriato, al final, no
modificaron ni el acceso a la propiedad, ni a la explotación del petróleo.
Don Porfirio Díaz (ex presidente de México), en aquel entonces, era dueño
de las acciones de la Compañía Mexicana de Petróleo “El Águila”, las cuales se llevó
con él al exilio; ya que cuando el dictador fue derrocado, la cuestión
petrolera se volvió muy tensa entre las compañías petroleras y el Estado,
empezando (curiosamente) con Don Francisco I. Madero (tío del hoy presidente
del CEN del PAN Gustavo Madero, quien asegura tener una propuesta vanguardista
para PEMEX); ya que éstas (las empresas), siempre se comportaban (como hasta
nuestros días), en contra de cumplir con sus obligaciones fiscales y siempre
atentas del momento justo de pasar sobre la ley.
Por el año 1911, México tenía una producción de 34 barriles diarios, lo que
hacía una producción anual de 12.5 millones de barriles. En junio de 1912, el
gobierno del presidente Madero, expidió la Ley del Timbre, que fijaba un
gravamen al petróleo exportado de 20 centavos por tonelada, lo que provocó una
reacción violenta de las compañías extranjeras, que en aquellos tiempos controlaban
la industria del petróleo mexicano.
La Constitución del 5 de febrero de 1917, reincorporó el petróleo y el
carbón mineral al régimen general de la minería, volviendo estos recursos a la
propiedad de México y quedando sujetos como los demás minerales, al régimen de
las concesiones. (Fragmentos del artículo titulado “La expropiación Petrolera”
de Cuauhtémoc Cárdenas, 2008).
Desde esa fecha hasta la Expropiación Petrolera, concretada por el General Lázaro
Cárdenas (derivada de la implementación de la Ley de Expropiación y del
artículo 27 de la Constitución Mexicana), el día 18 de marzo de 1936; sucedieron
eventos peligrosos y verdaderos conflictos hasta de seguridad nacional en
México; por la ambición de apropiarse nuevamente de nuestra riqueza nacional y
por la codicia de nuestros gobernantes sin excepción, hasta el día de hoy.
Corriendo los años hasta el 2013, por supuesto que las declaraciones del
presidente Enrique Peña Nieto tanto en el Reino Unido como en Irlanda sobre la -reforma
energética-, han desatado una intensa polémica a nivel mundial, pero
especialmente en México, sobre los alcances que llegará a tener la iniciativa (que
desconocemos), y que será presentada en los próximos días al Congreso; pero no
aclarando, si dicha iniciativa será discutida en el marco del Pacto por México
(en la mira de institucionalizarse, según Beltrones), después de las cuestionadas
elecciones del 7 de julio, quedando en la incógnita, si PEMEX será privatizado
en sus diferentes áreas o de manera integral.
La energía es prácticamente lo que mueve el desarrollo económico de México,
y ella, está relacionada con toda la esencia de la vida cotidiana. La energía
no es sólo hablar de petróleo (como crudo), o hablar de PEMEX (como empresa).
La energía es simple y sencillamente hablar de todo, de los usos y consumos que
afectan o privilegian la vida de nuestro país.
Difícilmente se puede hablar de la reforma energética como tal, porque
hasta este momento no ha habido de parte del ejecutivo una propuesta concreta,
no por lo menos visible para la sociedad, que temerosa (con razón), habla,
comenta y lucubra sobre la privatización de PEMEX, es decir, de la venta de
nuestro patrimonio nacional, sobre todo, a la Iniciativa Privada extranjera.
Por supuesto que entrando o no en razón, no hay mucho error respecto a la
posible –venta de PEMEX-, ya que son demasiados los intereses, económicos,
políticos y de poder, que genera el -oro negro- en México, conociendo su intrínseca
historia.
Así que es de esperarse, que la gente de toda estirpe y clase social, esté
reacia a cualquier movimiento en la Constitución, que ponga en riesgo, la
seguridad de nuestro petróleo.
Más allá de los discursos del presidente Enrique Peña Nieto, más allá de
las expectativas maravillosas que él describe, más allá de la diferencia entre
privatizar y vender que hasta el cansancio ha tratado de explicar; hay una
cuestión demasiado importante a la cual el ejecutivo no se ha referido, y a la que
debemos prestar mucha atención ¿La modificación en la Constitución, será para
una Reforma Integral Energética, o para privatizar (vender) PEMEX? ¡Vale la
pena reflexionarlo!