viernes, 20 de diciembre de 2013

REFORMA ENERGÉTICA, UN SEPULCRO BLANQUEADO





 
 
REFORMA ENERGÉTICA, UN SEPULCRO BLANQUEADO

Luz María Sánchez Rovirosa

“Son cosas chiquitas. No acaban con la pobreza, no nos sacan del subdesarrollo, no socializan los medios de producción y de cambio, no expropian las cuevas de Alí Babá. Pero quizá desencadenen la alegría de hacer, y la traduzcan en actos. Y al fin y al cabo, actuar sobre la realidad y cambiarla, aunque sea un poquito, es la única manera de probar que la realidad es transformable”. Eduardo Galeano.

Durante los últimos días el pueblo de México, ha sido testigo de un fulminante espectro de debate que, sin lugar a dudas, marcará el rumbo de la historia de la nación. Por supuesto esto es en torno al tema de la Reforma Energética, aprobada por ambas Cámaras, los Congresos Estatales (casi todos) y promulgada por el Ejecutivo, como regalo de Navidad.

Durante el poco tiempo que duró este encuentro, se expresaron diferentes puntos de vista, opiniones encontradas que son tan comunes en un proceso como éste; y aun cuando se han contrapunteado partidos, corrientes, -personalidades- tanto de la política, como dirigentes, empresarios, organizaciones sociales, intelectuales, especialistas y analistas; así como a los medios de opinión en todas sus modalidades, esta apasionada confrontación de ideas, despertó la atención y la indignación de gran parte de la sociedad mexicana, y el interés del mundo.

La Reforma Energética, tal vez ha causado tanta polémica, porque en menos de una semana se dio una impactante modificación de la Constitución en materia de recursos naturales y energía, que supone sea legal poder realizar determinadas acciones; por ejemplo la asociación de Pemex con diversas empresas extranjeras para la extracción y descubrimientos de nuevos yacimientos petrolíferos; ya que (dicen) que México no cuenta con recursos financieros suficientes (pero rescató los quebrados Astilleros españoles), ni con la alta tecnología para llevarlos a cabo, pero eso sí, sin privatizar.

Esa parte de la reforma no se discute; pero lo que queda en duda, son las ventajas que esta reforma y estas acciones traerán para el bien común, ya que Pemex se supone es patrimonio de los mexicanos, y a partir de hoy, de una u otra forma, lo vamos a compartir ¿pero de qué forma se hará?

Digo esto, porque cuando los funcionarios federales -señalan muy claramente- que no se va a privatizar Pemex, debemos comprender  -claramente que sí se va a privatizar Pemex-. Pero la cuestión es que quizá tienen razón, al decir que no se va a llevar a cabo ninguna privatización a pesar de la reciente reforma constitucional, porque de hecho (aunque ilegalmente), esto ya sucedió hace varios sexenios.

Al final de las duras jornadas de acuerdos y desacuerdos, las profundas modificaciones se aprobaron y así, bien podríamos llamar a la paraestatal para no desacostumbrarnos a las siglas que identificaron al crudo como mexicano durante tantos años, “Petróleos Mexicanos y Extranjeros” (PEMEX), y como si nada. Vénganos a nuestro reino, la nueva Ley de Energía Compartida.

Cabe reflexionar una vez más, que este es el ajuste más serio que en esta materia se ha tenido desde 1938, ya que las innovadas leyes permiten precisamente fortalecer la exploración de hidrocarburos y de gas natural en zonas de muy difícil acceso, como las aguas profundas del Golfo de México, amén que –se supone-, reactivará el impulso de la economía mexicana.

Por estas razones que todo mundo sabemos hasta el cansancio, en la vida hay que tomar decisiones a partir de lo posible y no tanto de lo deseable. Este es el punto de vista (como tantos otros), que López Obrador perdió anteponiendo a Morena a la salvación de la Reforma Energética, hasta que el infarto llegó muy a tiempo; amén del mutis tan elocuente de Cuauhtémoc Cárdenas.

Pero la visión catastrófica de los agrestes oponentes a la reforma constitucional  -hecha y derecha-, contrasta con las cuentas navideñas alegres y felices, que se presumen desde Los Pinos sobre la economía del país. Y si en la realidad, la realidad no concuerda con la versión oficial, estaremos entonces, ante la realidad.

Y cuando la realidad oficial se cuenta por medio de la macroeconomía, la realidad microeconómica del pueblo se distorsiona. Y así luchando contra un gobierno empresarial, contra empresarios que se meten en la política, pero sobre todo luchando con o contra una izquierda que de tan rebelde se pliega a los caprichos del poder, lo único que hemos logrado de la Reforma Energética, es un sepulcro blanqueado, muy hermoso por fuera, pero lleno de inmundicia y despojos por dentro. Compartida, pero la corrupción se queda en casa. ¡Vale la pena reflexionarlo!

Mis sinceros deseos, para que durante estas fiestas navideñas, sus deseos se hagan realidad. Salud, amor y paz. Que Dios los guarde. ¡FELIZ NAVIDAD!

martes, 10 de diciembre de 2013

EL ILUSIONISMO POLÍTICO




 
EL ILUSIONISMO POLÍTICO

Luz María Sánchez Rovirosa

“Lo que los ojos ven y los oídos oyen, la mente piensa”. Houdini

 

¿Cómo ciudadanía participativa, qué podremos hacer para lograr sacar a México del atraso, la pobreza, la marginación social, política y económica, de la corrupción, de la violencia e inseguridad en que se encuentra sumido actualmente?

El párrafo anterior engloba todo lo que nuestras ilusiones como ciudadanos sensibles de este país, queremos y anhelamos que ya no sucedan, sin embargo, no lo hemos podido lograr.

Hablar de un mexicano participativo, estoy convencida que sería lo óptimo, lo ideal y lo correcto; si el gobierno (como dice), lo permitiera; y si la ciudadanía sintiéndose tomada en cuenta no se politizara. Pero como desafortunadamente esto es cada día más difícil (por no decir imposible), hoy casi al declinar el 2013, hablaremos de la ilusión (ilusionismo).

La ilusión es la esperanza puesta en alguna cosa positiva, como un sueño, un sentimiento de alegría en un proyecto que de verdad deseamos que se realice, que se cumpla. Y la ilusión óptica (ilusionismo), es una imagen mental engañosa provocada por la imaginación o por la interpretación errónea de lo que perciben los sentidos. Muy diferentes, pero ambas son ilusiones.

Las comparaciones con el pasado (para algunas personas), con el convencimiento de que cualquier época anterior fue mejor; quizá no sea lo más sano, sin embargo, igual, pero de atrás para adelante ya lo reza el refrán que dice: “nunca segundas partes fueron mejores”.

Así que de vez en cuando, hablando de ilusión y de ilusionismo político, específicamente en este caso que nos atrae, es decir, del Partido Revolucionario Institucional (PRI), no hay más remedio que cotejar y reconocer que en estos tiempos tan avanzados en tecnología y en contraposición a otros que ya son historia, se cometen las mismas barbaridades, injusticias, esclavitudes y se protagonizan salvajadas, robos, engaños, delitos y tonterías igual que antes, pero disfrazadas de “sofisticación”. 

Claro ejemplo (de una ilusión disfrazada), son las “reformas estructurales” aprobadas durante este primer año de gobierno del retorno del PRI; y que son tan sólo un anticipo de lo que se nos viene encima para los próximos años, en este extraño experimento de los “nuevos modos” del mismo Tricolor.

Por ejemplo, una ilusión convertida en ilusionismo, se da en la recién aprobada Reforma Hacendaria, en la cual dejaron ilusionados a los mexicanos con que los alimentos y medicinas quedaran en tasa cero% de IVA. Pero, oh cielos, cualquier alimento que contenga dulce (azúcar o sustituto), que son miles, y que fueron considerados “chatarra”, los “nominaron” para el IEPS y del cero% volaron hasta el 8%, sin que los mexicanos respingaran nadita de nada.   

Es desilusión voltear a ver los contenidos (simbólicos) de aquellos primeros meses de los años de la transición. Por aquel entonces, y precisamente por el bajo nivel de vida que teníamos, había ilusión por el cambio, había esperanzas, había promesas reales que nos hacían pensar en caminar hacia la democracia. La gente ilusionada, creía más en lo que los políticos decían y hacían.

Pero después de setenta y tantos años de –lujuria política-, y dos envilecidas épocas de transición (¿?), en la actualidad, con el PRI nuevamente encaramado en la “silla pinal”; el cambio, la democracia y toda ilusión, es un lujo que no se puede uno dar, porque no ha lugar a la participación natural y cívica de la gente, ya que el ilusionismo político que tan bien maneja este gobierno, ha devenido en pura economía para México, pero no para los mexicanos. La prueba Banxico.

El progreso no se lleva bien con el mal gobierno, porque siempre será positivo si se usa bien. Y si no, los ejemplos aberrantes que con cifras nos indican que en este año del nuevo priísmo, hay un millón más de pobres; aun cuando la titular de La Cruzada Contra el Hambre, diga que “de 7 millones de “pobres”, 3 millones de ellos hoy, viven mejor”.

Este es el tiempo que nos tocó vivir. Falta de buen gobierno, falta de ética, de moral, de valores, de dignidad, de honestidad, de humildad, de humanidad. Falta de preparación, de estudios, de cultura, pero curiosamente no de imaginación.

¿Será posible que no exista alguna manera para que volvamos a ilusionarnos y para que la democracia sirva para gobernarnos y no para que nos dirija el ilusionismo político? ¡Vale la pena reflexionarlo!