EL
ESPIONAJE Y PEMEX
Luz María Sánchez Rovirosa
“No basta saber cómo atacar a los
demás con el fuego, es necesario saber cómo impedir que los demás te ataquen a
ti”. Sun Tzu.
El
espionaje no es un tema nuevo en México, éste ha jugado un papel sumamente importante
aunque poco conocido en nuestro país, que hasta nuestros días se sigue dando,
de afuera hacia adentro y viceversa.
El espionaje ha sido y es una parte asociada al ser
humano desde el principio de nuestros tiempos, y va íntimamente ligado
a los conflictos y las guerras. Su inicio y su fin es conocer al que pudiera
ser el enemigo o el amigo, y su ventaja sobre nosotros, si es que la llegara a
tener; o simplemente satisfacer una morbosa curiosidad por conocer sobre las vidas privadas.
Los
gobiernos en turno de cualquier época en cualquier país de la tierra, han
incursionado en el mundo del espionaje. Así vemos como durante el imperio
azteca, los comerciantes informaban al emperador sobre los movimientos de los
españoles en tiempos de la conquista. También en el movimiento de independencia,
los ejércitos de Hidalgo y Morelos, usaban espías para desafiar las operaciones
de la corona española.
La
referencia más antigua que se conoce en el mundo sobre espionaje, es atribuida
a Sun Tzu en su libro “El Arte de la Guerra”. Para Tzu “el arte de la guerra
consistía, no en exterminar al rival en la lucha sino en vencerlo
sin necesidad de recurrir a esta”.
Posteriormente, con la aparición del telégrafo en 1840, se entrará de lleno en una época, donde se conocieron y utilizaron nuevas formas y métodos de interceptación de la información.
Durante
la Guerra civil americana ambos bandos (norte y sur), hicieron uso de las redes telegráficas
civiles. Los mensajes eran transmitidos en código Morse, y los más sensibles
eran transcritos. Los dos bandos trataron de intervenir los cables de sus enemigos.
Con la
llegada del siglo XX y gracias a los avances tecnológicos y científicos, una nueva forma, métodos y técnicas de
espionaje tomaron forma, y la información cada vez fue cobrando mayor importancia.
Aterrizando
en nuestro país (hoy –supuestamente- muy molesto por el fisgoneo), en 1917 se produjo
uno de los casos más famosos de espionaje de la Primera Guerra Mundial. Una
serie de cables entre Alemania y México fueron interceptados. En ellos se ponía de
manifiesto una oferta por parte de Alemania para establecer un tratado secreto, en el cual el país
germano, proponía a México declarar la guerra a los EEUU a cambio de ayuda.
Pero ¿por qué quería Alemania
ayudar a México? Esta historia poco contada (por la cuestión heroica del
personaje), nos relata cuando Adolfo Hitler mandaba a sus hombres a México (a
fisgonear), para allegarse a sus ricos yacimientos petrolíferos. Y ya por el
mes de mayo de 1938, Alemania recibía importantes flujos de crudo provenientes
de la República Mexicana. El entonces presidente Lázaro Cárdenas, le vendió
petróleo a Hitler, a la Italia fascista de Mussolini y al Japón del emperador
Hiroito, como una medida obligada, para proteger su decreto de expropiar el
energético, a las empresas británicas, holandesas y estadounidenses.
Cuando el presidente Cárdenas ordenó
la nacionalización de la industria petrolera, el 18 de marzo de 1938, cuentan
que Gran Bretaña y Estados Unidos reaccionaron con un boicot a México y
exigieron a sus aliados que no le compraran crudo a la empresa recién creada
por Lázaro Cárdenas, -Petróleos Mexicanos-. Adolfo Hitler y Benito Mussolini,
rechazaron tal petición, y gracias a ello se convirtieron en -los salvadores-
de la paraestatal mexicana. El petróleo mexicano que recibía la Alemania nazi,
era procesado en sus refinerías de Hamburgo, donde se producía el combustible
que utilizaba su fuerza aérea Luftwaffe.
Y entrelazando la historia que
se cuenta y la que casi no se cuenta, entre espionaje y guerra, nació la
empresa Petróleos de México (PEMEX), con un clarísimo decreto que establecía,
que la industria petrolera no podía ser adquirida, poseída o explotada por
particulares y mucho menos por extranjeros. Y la historia que sí se cuenta dice
que el gobierno de Lázaro Cárdenas, aprovechando la situación internacional –el
mundo estaba en vísperas de la II Guerra Mundial-, encontró compradores en tres
naciones importantes: Alemania, Italia y Japón, países con quienes México firmó
contratos millonarios. Y entonces nos preguntamos ¿Cuándo negoció Cárdenas con
Alemania, Italia y Japón, desde antes o hasta después?
Al final el triunfo fue para
México, ya que a partir de 1940 PEMEX controlaría su propio destino. Y hoy ¿qué
le deparará el destino? ¡Vale la pena reflexionarlo!