LA IMPORTANCIA DE LLAMARSE ERNESTO
Luz María
Sánchez Rovirosa
“La soberbia nunca baja de donde sube, pero siempre cae de donde subió”.
Francisco De Quevedo
¿Quién es Ernesto Cordero Arroyo? Su currículo dice que es licenciado en
Actuaría por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y que cuenta
con una maestría en Economía por la Universidad de Pennsylvania. Fue director
General de la Fundación Miguel Estrada Iturbide. Director de Administración
Integral de Riesgos en el Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos
(Banobras), y subsecretario de Planeación Energética y Desarrollo Tecnológico
en la Secretaría de Energía.
Al inicio de la administración de Felipe Calderón Hinojosa, fue
Subsecretario de Egresos en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP),
cargo que ocupó hasta enero de 2008, cuando fue nombrado secretario de
Desarrollo Social. El 9 de diciembre de 2009, el presidente Felipe Calderón lo
designó como titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
En el ámbito académico, ha impartido cátedra en Microeconomía,
Macroeconomía y Estadística en el ITAM, y fue profesor de Economía
Internacional en la Universidad de Pennsylvania. En la Universidad Panamericana
fue maestro de Econometría Financiera y, en el Centro de Investigación y
Docencia Económica (CIDE) fue catedrático en Econometría.
La
mayoría de los mexicanos hasta la administración pasada, nos venimos enterando quién
es (aparentemente) Ernesto Cordero. En septiembre de 2004, Cordero renunció al
puesto que ostentaba como subsecretario en la Secretaría de Energía (SE), para
iniciar con Felipe Calderón Hinojosa la aventura de su carrera rumbo a la
candidatura presidencial, acompañado por un grupo muy reducido de jóvenes
panistas, que integraban el círculo de confianza del suspirante de aquellos
años.
A
mediados de 2010, ya se escuchaba la voz por los corredores políticos, de que -Ernestito
le traía ganas a la silla grande-, pero el funcionario titular de Hacienda, en
ese entonces, lo negó en reiteradas ocasiones, argumentando que aunque tenía
aspiraciones, estaba “cumpliendo con una altísima responsabilidad al frente de
la Secretaría de Hacienda y Crédito Público”. Poco más tarde admitió “querer
meter algunos goles”.
Curiosamente,
además del apoyo de la familia Calderón-Zavala y los panistas comprometidos,
abnegados y convenencieros, Ernesto Cordero también tenía (y me imagino que
todavía la tiene) la aprobación de la familia Mouriño. La madre del fallecido
Juan Camilo Mouriño (quien fuera Secretario de Gobernación y gran amigo tanto
de Calderón como de Cordero), externó: “yo quiero a Ernesto para Presidente”
Ernesto
Cordero y Juan Camilo Mouriño, se conocieron cuando Vicente Fox tomó protesta
en la Cámara de Diputados, como el primer presidente de México de la oposición
(PAN), el 1 de diciembre del año 2000. Desde entonces –los amigos trabajaron
arduamente- para impulsar la candidatura de Felipe Calderón, quien entonces se
encontraba (en las encuestas) muy por debajo de Santiago Creel, quien también
tenía la fijación de ser presidente.
La
figura de Ernesto Cordero, cada día ha ganado más espacio tanto en la vida de
México, como en los medios de comunicación nacionales e internacionales; ya que
con ojos de “cordero a medio morir”, melodramática y fervorosamente -repite una
y otra vez- (ayer querer ser presidente de la república, y hoy ser presidente
del PAN, con toda su alma).
Hay
que estar pendientes, pues a pesar de aquellas “notables y desafortunadas”
declaraciones (que olvidamos), como aquella famosa en la que aseguró que las
familias mexicanas, no sólo podían vivir con 6 mil pesos, sino pagar vivienda,
coche y colegiaturas; o la sublime que pronunció ante empresarios, en la cual
dijo que “México había dejado de ser un país pobre, aunque no dejara de tener
un gran problema de pobreza". (A pesar de todas sus burradas), hoy van
subiendo sus expectativas. Pero insisto en que hay que tener puesta la mirada
en el corderito y sus declaraciones, que tienen el arte de irritar, como su mejor
estrategia.
Ernesto
Cordero tiene arte con las matemáticas, es impresionante el dominio con el que
maneja los números y cifras, como buen (e inteligente) actuario. Sin embargo, su
carácter impulsivo e irreflexivo, es de preocupación para muchos, cuando tuvo
la intención de ser presidente de la república, como también hoy lo es con la necedad
de ser dirigente del PAN, justo en estos momentos cuando México necesita la
cordura, no a Cordero.
Pero
las cosas (internamente) se están poniendo “color de hormiga”, porque la
campaña de Ernesto Cordero para la dirigencia del blanquiazul, se está cocinando
con ingredientes de terror, en un partido que está partido, y afirmó que cuando salga la convocatoria para renovar la dirigencia del
PAN, formalizará su decisión de participar en la contienda, y que de llegar a
la misma, planteó iniciar una nueva etapa, para su partido no sea comparsa del
gobierno federal (como lo mantiene Madero), y exponga con claridad su línea
política de verdadera oposición.
Ahora
bien, que Gustavo Madero no se desgarre las vestiduras si ve -fuego enemigo-.
Que le haga caso al señor Cordero y que se vaya, porque México ya no aguanta su
doblegada, oprimida, dominada, domada, apocada y humillada política de
dirigente del partido que se supone es de oposición. Además ya es tiempo que
entienda él y Josefina, que no sólo de PAN vive el hombre. ¡Vale la pena
reflexionarlo!