LA CENSURA
Luz
María Sánchez Rovirosa
“Le temo más a un periódico que a cien
fusiles”. Napoleón.
La
mayor parte del tiempo, durante el siglo XX nuestro país fue gobernado por el
sistema del presidencialismo priísta. El poder del presidente era incuestionable
y tanto el poder Legislativo como el Judicial estaban completamente
subordinados a él.
Durante
ese tiempo México vivió y aceptó gustoso el paternalismo que ponía de
manifiesto la falta de participación ciudadana. No existía ninguna ley (transparencia)
que regulara el desorden que existía en el manejo de las finanzas públicas, que
desencadenaron crisis económicas recurrentes, que provocaron la fuerte
inflación que hizo pedazos el poder adquisitivo de los mexicanos; aumentando la
terrible desigualdad social, incrementándose también de manera aterradora la
corrupción, ante la total complacencia de los ciudadanos mexicanos.
De
repente, en la vida de México se abrió una perspectiva. Se inició un proceso
democrático; y por primera vez en siete décadas, llega al poder un presidente
de otro partido. Vicente Fox Quesada, de Acción Nacional (PAN), quien ganó las
elecciones gracias a la responsable participación ciudadana (por única vez) en
las urnas, y su triunfo (que se suponía el triunfo de todos), fue reconocido
inmediatamente y sin problema alguno por el Instituto Federal Electoral (IFE,
hoy INE), que se comportó como un organismo digno, que sin duda garantizó el
respeto al sufragio, es decir, a la decisión de los mexicanos, quienes poco
tiempo después (demasiado rápido), sufrimos la más triste y aberrante decepción,
con las nefastas consecuencias que hemos padecido y al parecer, seguiremos
padeciendo.
Aun
así, que diferencia tan grande fue la “fiesta nacional” de ayer, a la de hoy. Estoy
hablando por supuesto, del triunfo (muy cuestionado) del Partido Revolucionario
Institucional (PRI) nuevamente y su candidato Enrique Peña Nieto, que ha
generado una extraña, intrínseca e irracional euforia (priísta), provocada por
la forma de obtenerlo. Ahora ya sentado en los Pinos, Peña Nieto sin duda,
arrastró junto con él, una seria cantidad de efectos negativos para el PRI y
para la sociedad en su conjunto.
Nos
preocupa a los mexicanos constatar que el tricolor regresa además de, con sus
excesos acostumbrados, con lo que tal vez deberíamos de llamar el
“neoliberalismo ideológico”, que amén de todos los pormenores ocurridos durante
este año transcurrido del retorno al “poder”, empieza desgraciadamente a tomar
forma la censura, que al parecer ya está imponiendo la línea de los “ideales”
que habrán de guiar (de hoy para adelante), la política de información nacional
para el resto del sexenio.
Este es un tema muy delicado que, además de que aterra; llama fuertemente
la atención, porque aun cuando ni siquiera se ha prohibido o (todavía no), se
ha modificado vía constitucional la Libertad de Expresión. Sin embargo, ya se hayan
manifestado por esta situación, importantes y respetables voces de los medios
de comunicación, quienes han sido agraviado(a)s por exhibir las
características, los errores y las anomalías del PRI.
De verdad me apena, porque se siente, se palpa, vivir este futuro a corto,
mediano y largo plazo en México, que será para los mexicanos de buen corazón,
un constante remar contra la corriente; de igual forma como hoy nadan contra la
corriente, los que no están de acuerdo con las decisiones y la forma de
gobernar del “nuevo” PRI.
Desafortunadamente, el problema más grave de esta situación, no son los
partidos, ni los candidatos, ni los secretarios, ni los legisladores, ni los
presidentes; sino los inertes ciudadanos que una vez más en una interminable
cadena de esclavitud permitimos complacientes que se adueñen abrumadoramente de nuestras vidas y de
nuestras conciencias.
En los próximos 5 años que ya se vislumbran, que ya se adivinan, que ya se
sienten (a pesar de las marchas y plantones; de la consulta popular rechazada;
y demás acciones que se intenten, por una minoría), es obvio que nuestra libertad
de expresión se verá muy deteriorada, regresando a los tiempos del México negro
de la censura presidencial. ¡Vale la pena reflexionarlo!
P.D. Estimados lectores: Por este conducto, les manifiesto que estaré
ausente del día 22 del presente, hasta el día 22 de mayo, continuando con mis
publicaciones, si Ustedes me lo permiten. Siempre Agradecida.