jueves, 26 de junio de 2014

LA PERCEPCIÓN






LA PERCEPCIÓN

Luz María Sánchez Rovirosa

“El alfarero se irrita con el alfarero. El recitador con el recitador. ¿Por qué el poderoso se irrita con el mendigo?”

 

¿Cuántas políticas existen? Seguramente muchas, por lo pronto la política de las leyes importantes, de las reformas y los decretos, de los mítines electorales, de los discursos solemnes, de los debates públicos, la política elegante de los países del primer mundo, de los emergentes y de los organismos internacionales. Esta es la política que sale en la televisión, la prensa, la radio y el internet. Esta es la política del privilegio y de los iluminados

También existe la política “pequeña”; la del funcionario que está en la ventanilla de un ayuntamiento, del oficial de un juzgado que ordena los papeles para la atención de las demandas, la del portero de un edificio público que limpia las escaleras, abre la puerta y reparte la correspondencia.

La política de los capturistas, quienes introducen los datos en una computadora para que llegue la atención de los programas –sociales- a miles de personas necesitadas; la política del policía y del guardia que apoyan para disminuir el caos humano y que garantizan esa seguridad que tanto deseamos al estar, entrar y salir de casa y lugares de trabajo. A esta política la conocemos como “burocracia”. Pero hasta el día de hoy, no conocía la –política de la percepción-.

La noción de lo que entendemos como percepción viene del término latino –perceptio- que describe tanto la acción, como la consecuencia de percibir y se define en el proceso cognoscitivo a través del cual, las personas son capaces de comprender su entorno y actuar en consecuencia, es decir, se trata de entender y organizar los estímulos generados por el ambiente y darles un sentido.

Pero hay que poner mucha atención, ya que muchas personas (incluso los –iluis- o -políticos iluminados-), consideran como sinónimos a la sensación y a la percepción. Grave error.

Una sensación es una experiencia que se vive a partir de un estímulo; es la respuesta clara a un hecho captado por medio de los cinco sentidos. Y una percepción es la interpretación de una sensación, es decir, aquello que es captado por los sentidos que adquiere un significado y es clasificado en el cerebro. Lo que sí es un hecho, es que la sensación, precede a la percepción.

Según la teoría de Gestalt, las personas percibimos el mundo como un todo y no de forma fragmentada; y es a través de nuestra percepción, como somos capaces de entender de qué está formado el todo y aislar aquello que nos interesa en cada momento específico.

Pero ¿por qué hablar de las –diferentes políticas- y de la percepción? Recientemente el secretario de Hacienda y Crédito Público, señaló que la economía del país no está mal, que lo que no está bien es la percepción de los mexicanos sobre la misma.

¿De qué habla Luis Videgaray Caso? El primer año de la actual administración (nuevamente priísta), resultó ser una decepción en la mayoría de los ámbitos del quehacer político, pero especialmente el económico; ya que pese al optimismo del primer momento, las expectativas del crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), se colapsaron y en la percepción de los mexicanos en lugar de acelerar, tienen puesto el freno de mano.

A pesar de la insistencia de Videgaray en asegurar que la economía de México va por buen camino, la percepción de los mexicanos es que el secretario de Hacienda, ha mostrado ser un político ineficiente y poco audaz para manejar las finanzas públicas del país (que se le han salido de las manos); pero a quien se ha visto (como todos los demás políticos de alcurnia), concentrado en la negociación y operación de las reformas estructurales que a percepción de los mexicanos, sólo les traerán beneficios a los de –su clase-.

En 2012 (diciembre) el gobierno de Enrique Peña Nieto, había estimado un aumento del PIB del 3.5 por ciento para el 2013, pero resultado de la ineptitud y no de los pretextos, cerró el año pasado en 1.3 por ciento, decaimiento muy lamentable para el ya de por sí deteriorado país.     

2014, bajo la lupa de los expertos en el tema, como Banxico, INEGI, OCDE, la economía se estancaría o seguiría a la baja. No así para la percepción (miope) de Videgaray quien sigue (y a percepción de los mexicanos), seguirá insistiendo que la economía del país, va por buen camino. ¿En qué momento lo perdimos?

La percepción de los líderes del sector privado, al igual que la de los mexicanos, han alertado al gobierno actual del efecto negativo que han producido las modificaciones que se han hecho, vía las reformas estructurales sobre la economía y el desarrollo integral del país; las cuales hasta hoy, siguen en apoyo como siempre de los mismos.

Sin embargo todos estos falsos destellos de los que tanto alardean y que nos fueron vendidos bajo la percepción de los integrantes del comité político de los grandes –iluminados-, nos han demostrado por medio de las sensaciones negativas que hemos tenido desde que inició esta administración, que la percepción de los mexicanos sobre la economía, finanzas, PIB, y demás, que han lastimado al país con más hambre, más pobreza extrema, más desempleo, más informalidad, más corrupción, más abuso y más violencia e inseguridad, sin duda alguna, es la correcta. ¡Vale la pena reflexionarlo! 

 

jueves, 19 de junio de 2014

FAUSTO





FAUSTO

Luz María Sánchez Rovirosa

 

“Múltiple voz eleva sus hojas verticales clamando por el fruto maduro de tu frente. ¡Desolada bandera! Otra vez Patria suave…Ya vienen otra vez los mercaderes.” Aurora Reyes.

 

Fausto etimológicamente proviene del vocablo latín “faustus” que significa “afortunado”. Todas las leyendas conocidas desde 1592 sobre este personaje, sin duda fueron fuente de inspiración de Johann Wolfgang Von Goethe (1749-1832), para la creación de –su Fausto-, obra maestra sin duda, de la literatura alemana y universal.

Fausto es el vaivén del ser humano en su relación con el mal (en la obra), encarnado en la figura de Mefistófeles (el Diablo), que ha tenido a través de los años una repercusión muy importante en diversas adaptaciones, no sólo en la literatura, sino también en otras artes como la música, el teatro y las artes plásticas; así como también, en el “arte” de la política.

La historia-leyenda se basa en la figura de un destacado filósofo conocido como el Doctor Fausto, a quien todas las enseñanzas que le ofrecían la naturaleza, los grandes filósofos y teólogos para conocer el misterio de la vida (otorgada por Dios), eran insuficientes para satisfacer su entendimiento inquisitivo por descubrir los misterios de la misma, por méritos propios. Al cabo de un tiempo de infructuosos esfuerzos, se introduce en el bajo mundo de la magia y en el conocimiento (en aquellos tiempos prohibido) de la brujería.

Sin embargo era tal su ambición de conocer absolutamente todo, que incluso la brujería, la magia negra y las investigaciones prohibidas, no pudieron otorgarle su anhelo. 

Así que en su desesperación, invocó a los espíritus infernales, y en respuesta a su llamado se presentó Mefistófeles, el espíritu del mal, y le ofreció a cambio de su alma, todo el conocimiento que estaba buscando.

Finalmente, cuando viejo, enfermo y ya había recorrido con Mefisto todo el bajo mundo de la perversión, de la corrupción y del mal, Fausto se percató de las graves consecuencias del pacto que había realizado y se sintió tan lleno de remordimientos, de amor y de sufrimiento, que su alma se escapó de las garras del Diablo.

Una breve narración de la magistral obra de Goethe, para introducirnos al tema de hoy: Los Faustos del tenebroso presente de México.

Empezaremos por el (hoy) ex gobernador de Michoacán Fausto Vallejo, (quien por obvias razones), desde el momento que lo señalaron los del Revolucionario Institucional para contender por la gubernatura, tenía que haber sabido que su estado de salud era muy delicado, sin embargo la ambición y la codicia de (casi) todo político lo hicieron aceptar, y (con trampas o sin ellas) llegó al poder anhelado.

Su gobierno se vio interrumpido (al poco tiempo), por la necesidad de un trasplante de hígado, por lo cual (como indica la Ley) fue asunto a la silla mayor del estado, el entonces secretario de Gobierno Jesús Reyna, quien poco después de que Fausto regresara (bastante desmejorado), renunció, no sin antes sacarle a la luz sus nexos con el narcotráfico michoacano.

Michoacán (con un gobernador disminuido en salud) se volvió en un estado sin ley, y ni tardo ni perezoso, el gobierno de Enrique Peña Nieto, lo desplazó (Fausto Vallejo), imponiéndole un comisionado (personaje de ficción) pero que resuelve todo lo tenebroso, en la persona de Alfredo Castillo.

Y para cerrar con broche de oro (antes re renunciar), nuevamente deja su encargo para realizarse un chequeo protocolario sobre su estado de salud, justo en el momento en el que aparece la foto de su hijo Rodrigo conocido como “El Gerber”, con la Tuta, líder de Los Caballeros Templarios en la entidad.

El caso del otro Fausto (Alzati), es igual de patético que el anterior. Este “engendro” de la política priísta, ha sido devuelto en dos ocasiones, como mercancía defectuosa.

Como secretario de Educación Pública, en la administración de Ernesto Zedillo (1995), sólo duró dos meses en el cargo, ya que se le obligó a renunciar, por acreditarse estudios (incluso) de doctorado en el extranjero falsos.

Después de deambular en las administraciones pasadas como lo que es, un verdadero lambiscón, consiguió algunos puestos (hasta con el PAN). Ya en el gobierno actual, ostentaba (hasta hace un par de días), el puesto de director general de Televisión Educativa, del cual “misteriosamente” fue destituido, tras escenificar un aberrante drama, al interrumpir en inauguración la lectura de un poema de Aurora Reyes (que a su ebrio parecer) ofendía al presidente por maliciosa y perversa.

El poder corrompe, tanto en el plano moral, espiritual como en el material. La ambición cada vez más “ambiciosa” por el dinero y el poder, siempre empuja más allá de cualquier límite y de la destrucción que inflige en su recorrido por conseguirlos. Sin embargo entre estos, como tantos otros Faustos de la política, hay una abismal diferencia con el Fausto de Goethe, ya que a pesar de que en su ambición, conoció y vivió todas las perversidades del mundo y provocó daños gravísimos; el arrepentimiento, la compasión y el amor, fueron los sentimientos que finalmente le permitieron engañar al Diablo, logrando para su persona el perdón y la redención. Sin prejuzgar la comparación, la dedico, sólo por lo que veo y siento. ¡Vale la pena reflexionarlo!

jueves, 5 de junio de 2014

ABC, NUNCA MÁS







ABC, NUNCA MÁS

 

Luz María Sánchez Rovirosa

“Frente a la dificultad y a la tragedia, siempre puedo elegir interpretar lo que me sucede como una desgracia, como un desafío, como una catástrofe y transformarme en víctima; o puedo mirarlo (después de subir la espiral de la aceptación), como una oportunidad de crecer y transformarme en protagonista de un verdadero cambio para ayudar a los demás”

 

Hoy 5 de junio se cumplen 5 años de la más grave tragedia infantil de México. Sucedió en Hermosillo, cuando un incendio provocado (¿?) en una bodega propiedad de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público del Gobierno de Sonora, se propagó hasta las instalaciones de la Guardería ABC, estancia infantil subrogada por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) a particulares; siniestro en el cual, perdieron la vida 49 niños (entre seis meses y cuatro años) y más de sesenta pequeños quedaron con heridas y quemaduras muy delicadas.

Las primeras indagaciones (que por parte del gobierno hasta allí han llegado), arrojaron de inmediato que la guardería carecía de salidas de emergencia, no contaba con extinguidores y prácticamente no cumplía con las normas básicas y obligatorias de seguridad para este (y cualquier) tipo de instalaciones que brindan servicios a la comunidad.

Año tras año desde aquel día de horror, personas y grupos se solidarizan con los padres de los pequeños y se manifiestan por medio de marchas, pancartas, velas encendidas, globos volando al cielo, ayunos, cantos, y por supuesto muchas lágrimas de dolor, de dolor mucho tiempo en silencio.

Esta forma de marchas, de protestas, de manifestaciones, nos descubren, una rebeldía guardada, un grito adormecido, una plegaria reprimida. Pero esto no es nuevo, porque lo hemos visto a través de la historia, lo vemos en un presente continuo y lo veremos en un futuro sin aliento.

Un pueblo mudo por el temor a la censura y a la represión por decir lo que siente y lo que piensa, un pueblo que no se puede armar de valor y tomar el lugar que le corresponde; ese lugar donde predomina el silencio, ese lugar hacia donde los poderosos, los que mandan, los que deciden; nos señalan, nos humillan y nos desdeñan; y no hay algo más triste, que ver el poder, la ambición, la impunidad, la soberbia y el desinterés, por encima de la moral y la agonía.

Mientras el pueblo (no escogido) sufre y sufre mucho, cada día va perdiendo más la confianza en los gobernantes, en quienes legislan, en las leyes y en quienes las imparten; porque la confianza es un privilegio que se gana, que se fortalece con actos de honestidad, congruencia y generosidad y cuando se pierde porque la dignidad ha sido consuetudinariamente mancillada, es muy difícil recuperarla.

La indignación justificada y la desconfianza de las personas que han sufrido tragedias con sus seres queridos (por causa de la indiferencia, la incapacidad, la impunidad y de la injusticia gubernamental), y los grupos sociales que apoyan estas causas, avanzan sin tropezar hacia el reclamo de lo que les pertenece: la justicia. Ese reclamo que necesariamente tiene que hablar de cambiar las actuales estructuras que son inequitativas, injustas e inmorales; ese reclamo hacia la exigencia a los políticos y gobernantes, para que tengan el valor de llamarle bien al bien, mal al mal, y en consecuencia actuar.

La tragedia de Hermosillo ha provocado duelo y rabia en todos los rincones del país. La herida emocional cada día se vuelve más profunda y no hay nada que apacigüe el sufrimiento (aunque sea aceptado), ni la furia reprimida de los padres, familiares y amigos de los pequeños, que año con año recorren las calles cargando las fotografías, los recuerdos, la impotencia, la impunidad, la injusticia, y las preguntas sin respuestas.

Cansados, con la paciencia impuesta por las circunstancias, estos padres han visto desfilar a todos los involucrados en el asesinato de sus hijos, aun cuando han sido señalados de responsabilidad por la justicia; ella misma, les ha permitido caminar impunes hacia nuevos horizontes de privilegios, sin que nada, ni nadie los detenga.

La marcha del 5º aniversario de la tragedia de la guardería ABC, siempre, lastimada, dolida, impotente y llena de rabia, pero con prudencia; pero no esa prudencia te aconseja poner la otra mejilla cuando en una se ha recibido el ultraje. Que confortable resulta esto para los que mandan, para los que apabullan, para los que abusan, para los que explotan. Qué fácil es encadenar las manos y los pies de la humanidad, con la -anuencia de la prudencia-.

Más en este caso, existe la prudencia pero no las ataduras (ni existirán), y vale la pena reflexionar, que tantas lágrimas derramadas, nunca serán suficientes para devolverles a sus hijos; pero si harán que el horror que sufrieron (hasta la muerte), no les pase a los de los demás.

Una de las lecciones que nos deja la tragedia de la Guardería ABC, es que el cuidado de los inmuebles de estancias, guarderías, asilos, casas de reposo, escuelas, etc., en buen estado, no sea solo para los privilegiados, y de ello, el gobierno debe estar atento, que su funcionamiento sea el que ellos mismos exigen en su cargada burocracia de decretos, reglamentos y leyes, y leyes secundarias, y se sancione a quien se lo merece, si no lo cumplen a cabalidad.

Ojalá, que este año se corone la justicia (porque hay que recordar que justo a los 5 años prescribe el delito y quizá sea lo que el gobierno ha estado esperando), dando su merecido a todas las personas que irresponsablemente no tuvieron ni tiempo, ni interés de cuidar, dar cuidados y dar respuestas al –silencio de los inocentes-; a estos cientos de pequeños que no se merecían ser víctimas de una aberrante, impune e injusta tragedia como la de la Guardería ABC. -NUNCA MÁS- ¡Vale la pena reflexionarlo!