LA
MEMORIA FALSA
Luz María Sánchez
Rovirosa
“El que habla en exceso y sin cordura raras veces pone en práctica lo
que dice. El hombre noble nunca teme que sus palabras superen a sus obras”.
Confucio.
En el orden
exclusivamente profesional, la memoria humana es la función cerebral resultado
de conexiones sinápticas entre neuronas, mediante la que el ser humano puede
retener experiencias pasadas
La memoria es un proceso psicológico, que sirve para almacenar información codificada. Esta información puede ser recuperada, unas veces de forma voluntaria y consciente y otras de manera involuntaria. Pero posiblemente lo más importante de esta maravilla de la naturaleza para cualquier ser humano, es su capacidad para almacenar vivencias y experiencias, para de ellas poder atesorar recuerdos, corregir errores y beneficiarse en su vida actual y futura.
La memoria es un proceso psicológico, que sirve para almacenar información codificada. Esta información puede ser recuperada, unas veces de forma voluntaria y consciente y otras de manera involuntaria. Pero posiblemente lo más importante de esta maravilla de la naturaleza para cualquier ser humano, es su capacidad para almacenar vivencias y experiencias, para de ellas poder atesorar recuerdos, corregir errores y beneficiarse en su vida actual y futura.
Los mecanismos que rigen el
funcionamiento de este grandioso proceso humano, funciona con tal grado de
perfección que la persona (en su sano juicio), apenas es consciente de que
todas sus acciones y su comunicación verbal, dependen del correcto trabajo de
su memoria; sin embargo y desafortunadamente la memoria falla, ya sea de manera
momentánea y circunstancial o de manera permanente, debido a innumerables
sucesos físicos, tal como enfermedades degenerativas como el Alzheimer, por factores
genéticos; la demencia senil o accidentes vasculares, etc.
Pero en este caso que hoy me
aflige y a propósito de campañas y elecciones, existe un fenómeno llamado memoria
falsa, que se define como una serie de recuerdos de detalles o eventos que no sucedieron
o que son distorsionados si es que realmente ocurrieron, es decir, la memoria
humana es tan sensible, que es completamente vulnerable (por diferentes
circunstancias), a cambiar o tergiversar la información que almacena.
La memoria, es un tema complicado, delicado y
profundo, incluso para los investigadores y expertos en el tema, pero lo que sí
es un hecho común y corriente, es que cada quien recuerda lo que quiere recordar,
y olvida lo que quiere olvidar.
¿Pero por qué tomar este tema tan complejo como
preámbulo del artículo? A días de que concluyan las campañas con la realidad en
las urnas el 7 de junio, todavía nos podemos percatar, que algunos de los
candidatos para todos los puestos que están en juego, padecen -el síndrome de
la memoria falsa-, que llega a ser tan grave, que raya en lo patológico y
compulsivo. Y así los vemos, en un trajín de convencimiento a los electores con
una serie de mentiras, que patéticamente ellos las manejan como su verdad,
porque –de verdad- se la creen.
Hay dos casos específicos para ilustrar
y muy bien esta afirmación: Luis Walton Aburto y Zeferino Torreblanca Galindo. Como
ciudadanos responsables, debemos estar muy pendientes sobre en la capacidad de
gestión de estos candidatos específicamente, porque ellos ya ostentaron el
“poder”, es decir, ya tuvieron la oportunidad de gobernarnos o más bien de
demostrar el “cobre”, y esto es un importante indicador de su calidad o de su
rapacidad como políticos.
Las historias de estos dos –personajes políticos-,
no la vamos a platicar aquí, porque la mayoría de los que no fuimos
beneficiados durante sus gobiernos por derecho propio (porque así lo marca
nuestra Carta Magna y porque pagamos puntualmente nuestros impuestos) dentro
del -bien común-, que es a lo que se tendrían que haber avocado, sentimos en
carne propia el rigor, el desprecio, la soberbia y la pesadumbre, de haber sido
usados como ciudadanos, para el beneficio personal de los susodichos y de sus
anexos, dejando un estado y un municipio con su geografía y la mayoría de su
gente devastados.
Entonces la -tenebrosa pregunta surge-: ¿Qué
diablos están haciendo como si nada en campaña, repitiendo mentira tras mentira
como “cuchillo de palo”, taladrando las mentes de la gente buena con
“maravillas” que nunca existieron, ni
existen, ni existirán, pero que ellos a base de fabricarlas en sus mentes y
memorias perversas y engañosas, se convencieron que fueron reales, y junto con
sus –privilegiados allegados-, lo sostienen y lo re sostienen.
¿Qué podemos esperar de estas dos personas que
despedazaron o terminaron de despedazar el barco del estado de Guerrero y del
municipio de Acapulco, el cual hoy, cínicamente quieren nuevamente timonear?
Amén de la capacidad para gobernar, no podemos
dejar a un lado, las cualidades que las personas interesadas en gobernarnos deben
de poseer, tal como son la calidad moral, entiéndase, la honradez, la
transparencia, la humildad, la entrega personal; reflexionando que son simple y
sencillamente administradores (por un tiempo) del dinero público, es decir, del
pueblo única y exclusivamente para el bien común, y que están allí para servir
dignamente a la sociedad, a esa misma, que los lleva a ocupar ese distinguido y
privilegiado lugar, desde donde se pueden evaluar los acontecimientos sociales,
políticos y financieros de cualquier ciudad. Y aunque quizá suene repetitivo, Luis
Walton Aburto y Zeferino Torreblanca Galindo, por experiencias fallidas, no
inventadas, no la tienen. ¡Vale la pena reflexionarlo!