jueves, 23 de abril de 2015

NI QUIERO, NI PUEDO COMBATIR LA POBREZA





“NI QUIERO, NI PUEDO COMBATIR LA POBREZA EN GUERRERO”

 

Luz María Sánchez Rovirosa

El villano trata bien a quien lo maltrata, y maltrata a quien bien lo trata. Anónimo

“Ni quiero, ni puedo, ni debo combatir el narcotráfico” Zeferino Torreblanca.

Muchos ciudadanos nos preguntamos una y otra vez ¿Por qué siempre cuando un candidato o ex gobernante llega o está por llegar –a las alturas-, se les adorna como árbol de Navidad de centro comercial; y por qué se esperan hasta que los gobernantes se van, para sacarles los trapitos al sol? La respuesta aunque parezca sencilla, se pierde en un laberinto de complejidad.

Desafortunadamente las cosas no son tan fáciles para los que vivimos en el patio de atrás de la casa de los gobernantes. Las canonjías que disfrutan los que son, ya fueron o serán inquilinos (en este caso) de Casa Guerrero, sí que las hacen valer; más aparte el fuero que les permite disponer del poder y del dinero manejado a su antojo, encarando con tal cinismo los desperfectos que dejan, que hasta pretenden volver.

Hoy cuando hay y deambulan por cualquier rincón del estado de Guerrero demasiados candidatos para cualquier puesto que se nos pueda ocurrir, me detendré para externar un par de observaciones sobre el brote psicótico del presunto regreso de Carlos Zeferino Torreblanca Galindo como candidato a la alcaldía de Acapulco (nuevamente), pero ahora disfrazado de blanco y azul, es decir, por el Partido Acción Nacional (PAN).

Entrando de lleno al tema que a su servidora abruma, he quedado estupefacta con el pretendido –retorno de los brujos- (Zeferino y sus achichincles), para hacerse cargo, o más bien hacerse dueños del maltrecho y con mucha pobreza municipio de Acapulco

Vale la pena mencionar, que quizá cuando Zeferino ocupó el puesto de presidente municipal de Acapulco, haciendo sus pininos políticos, su tarea sin ser relevante, fue aceptable, y como por aquel entonces todavía no estaba poseído, la ciudadanía le refrendó su confianza para hacerlo llegar al gobierno del estado, con nuestro sufragio.

Pero ya bebiendo las pociones con las que el poder les nubla el entendimiento (si es que lo tenían), y las tablas que adquieren brincando de un puesto público a otro, la cosa cambia; y en el caso de Zeferino, cambió.

Así que me parece justo hacer un breve recordatorio de la actitud que adquirió Zeferino cuando fue gobernador (en tiempos más recientes), y es importante que los ciudadanos consideren profundamente, aquella respuesta que a muchos nos cimbró, al cuestionamiento de un periodista sobre la pobreza extrema, que como –alerta roja- nos mandó sin ningún miramiento, y que decía: “Ni quiero, ni puedo combatir la pobreza en Guerrero”. Palabras que seguramente resuenan en muchos oídos y corazones, sobre todo de la gente necesitada; pero que desafortunadamente quizá muchas más, ni siquiera la recuerden.

La educación en Guerrero en su gobierno, sin palabras ¿De qué le sirvió “cacaraquear” tanto la construcción de -un aula por día-, si durante cada día de su administración el analfabetismo aumentó?

Y que hablar del Sector Salud con el -caso helicóptero- y a la corrupción que lo envolvió, dando mucha tristeza, que es un hecho que la gente aún se muere por falta de atención y medicinas. El Presupuesto de Egresos del Estado siempre pero siempre, debe ser usado para lo que es, y nunca desviarlo, y mucho menos para cuestiones personales, pero el de la Secretaría de Salud debe ser sagrado. Este abuso de confianza fue uno de los motivos por el cual Zeferino tuvo que devolver esa partida a la Federación, y el no utilizarlos o utilizarlos mal, es un crimen.

Ahora bien ¿Nos sorprendió la quemazón (obvia) de los archivos de dicha dependencia? Por supuesto que no, tristemente –casi todos- sabíamos quiénes y lo que pasó allí durante esos seis años; más la gravísima complicidad del auditor del estado, que le dejó como herencia maldita René Juárez Cisneros.

¿Qué demonios hace Zeferino en Acapulco? La herencia que nos legó su gobierno, es una aberración. Dejó todo el estado complicado y fuera de control ¿Cómo diablos va a regresar?

¿Y cómo se deslindará de la grave responsabilidad que tiene en el tema de la violencia, cuando sabemos –perfectamente bien-, que fue Zeferino quien abrió el abanico de la delincuencia, permitiendo más y más plazas de carteles en Guerrero y especialmente en Acapulco?

¿Cómo podría justificar que fue en su administración cuando nuestro patrimonio de toda una vida de lucha y trabajo honesto, se empezó a devaluar en el infierno que él construyó en esta entidad suriana?

Y ahora resulta que Zeferino quiere ser presidente municipal y mártir. Para la alcaldía de Acapulco, pues respetuosamente solo lo postuló el PAN, porque no tenían harina para hacerlo con otro; y finalmente para mártir ¿su conciencia? Si la tiene. ¡Vale la pena reflexionarlo!

miércoles, 8 de abril de 2015

ELECCIONES CAPRICHOSAS Y RETORCIDAS






CAMPAÑAS CAPRICHOSAS Y RETORCIDAS

Luz María Sánchez Rovirosa

“La política es el arte de obtener el dinero de los ricos y el voto de los pobres con el pretexto de proteger a los unos de los otros”. Anónimo.

Hablar del proceso electoral en una caricatura de democracia como la nuestra, no es nada fácil, sobre todo porque ha tenido como antecedente (demasiadas veces) la sofisticación del fraude, como una insignia ante el mundo.

Desde el momento en que todo sobre elecciones se ciñe a nuestro alrededor, pasando por la conformación de nuevos partidos (en exceso), las negociaciones y procesos internos de los mismos, las campañas, la instalación de las casillas, por cierto presididas por ciudadanos de cada una de las secciones que contienden, con presencia de representantes de los diferentes partidos, el tiempo del sufragio, y hasta el momento del recuento final de ellos; no hay espacio para escuchar otra cosa que no sea la manipulación tendenciosa (velada o no), para que nuestros votos no afecten el resultado que espera cada partido y compañía.

Hay partidos que por estrategia política y por falta de ética (o por ambas), hacen lo posible y hasta lo imposible, por mezclar este proceso con las mismas irregularidades de otras campañas y otras elecciones, que le anteceden.

Hoy, nuevamente y ante el proceso electoral al cual nos estamos enfrentando, es un grave error tratar de seguir las mismas huellas que lo violentan, porque como hemos venido observado con las multas unas, tras otras para el Partido Verde Ecologista, diluye el efecto de las sanciones de ley y porque intenta manchar (y muchas veces lo logra), la certeza de un proceso justo del cual, los electores esperan mucho.

En muchas elecciones del pasado, bien sabemos (aunque no lo acepten), que el triunfo de algunos candidatos en las urnas no ha sido del todo recto, por el contrario, hemos sido testigo de procesos caprichosos y muy retorcidos; inundado de evidencias negativas que los envilecen, y que en su momento fueron sesgadas, con vaga o casi nula información al respecto y lo más patético: justificadas, por diferentes medios de comunicación, incluyendo los electrónicos y las redes (sin generalizar).

Podemos, si somos muy condescendientes aceptar que existe la democracia y que garantiza, que quien obtenga más votos en las urnas, sea el triunfador y ocupe el puesto por el que contendió; pero desafortunadamente no es así; ya que la realidad de la democracia, es la justa competitividad de los contendientes, teniendo en equidad todo tipo de ventajas (incluyendo las legales) que los hagan ganar con mayor facilidad; y no como aquí sucede, que les reduzca la probabilidad del triunfo, para que todo se resume en la participación, en buscar un espacio de fuero por ello y en tirar el dinero a la basura, tantas veces de sus casas.

¿Por qué decimos que las campañas son violatorias y tendenciosas? Como claro ejemplo están los apoyos para los gastos (estúpidos) de las campañas de –dinero privado-; pero de lo que no estamos seguros es del origen de los mismos, o lo que es peor, si este surge de la desviación del dinero público, desde los gobiernos estatales y municipales, para el mismo fin.

Otro punto que llama la atención es –la compra del voto- vía tortas, refrescos, gorras, camisetas, cilindros, lápices, vales para medicinas, etc., hasta la trillada entrega de despensas y de dinero en efectivo; más lo más sofisticado que nos ha tocado ver, que son las tarjetas de débito y de descuentos.

Ah, pero qué difícil es para el elector argumentar sobre la consuetudinaria violación de la Ley Electoral, empezando por la magnitud de la necesidad de la gente, y el efecto que hace en las preferencias electorales, perturbando la preferencia sincera del voto.  

Este panorama es el que cubre como nube negra los procesos electorales en -casi todas- las entidades del país, y este, no es la excepción. Ahora bien aterrizando en el estado de Guerrero, y especialmente en el municipio de Acapulco, la situación que impera no puede ser peor.

Me centraré especialmente en el cuestionado y multado repetidamente por sus excesos, al partido verde, una rémora y en el caso de la –silla Guerrero- aliado del PRI, pero que en Acapulco se desintegra y le sirve (hoy) al tricolor, como carrusel para permitir que se suba toda persona ajena (filialmente), pero dispuesta a desembolsar varios millones en aras de debilitar y curiosamente fortalecer otra opción no permitida, o no bien vista por las propias –regulaciones internas- de los partidos.
 
Así podemos observar, con mucha preocupación, como se van moviendo sofisticada y maléficamente las piezas del ajedrez, para llevar al triunfo al contrincante quien después con toda la facilidad del mundo permitida, nuevamente repetirá los patrones de las tradicionales campañas caprichosas y retorcidas. ¡Vale la pena reflexionarlo!