miércoles, 24 de febrero de 2016

POR COBARDÍA







POR COBARDÍA

Luz María Sánchez Rovirosa

“La promesa de seguridad segura, seguramente será inseguridad asegurada”.

La inseguridad es un tema que frecuentemente está presente en las pláticas de todos y cada uno de los mexicanos y el estado de Guerrero y el municipio de Acapulco, no son la excepción.

Escuchamos, leemos y vemos por todos los medios de comunicación noticias escalofriantes acerca de la creciente delincuencia organizada y la no organizada en nuestro país, porque lamentablemente es un mal que se ha ido dejando crecer desde sexenios anteriores, y que ahora ha alcanzado niveles exorbitantes afectando la vida diaria de la sociedad mexicana, por el simple y sencillo hecho de vivir en México.

Hablar de inseguridad es muy complejo, es hablar de diferentes factores que están ligados entre sí, y que van desde la pobreza y la marginación, la desintegración familiar, la violencia, la drogadicción, la gratificación (económica) instantánea con el mínimo esfuerzo, la falta de valores, la apatía por parte de los ciudadanos ante los abusos; la negligencia y el desdén de los políticos para efectuar obras necesarias y efectivas para el bienestar común; así como el desempleo y la crisis, pero sobretodo, -la corrupción generalizada-.

Ahora bien, desde hace ya tiempo atrás con curiosidad he venido observando, que los hechos violentos que nos agobian y que ya nos rebasaron, no son exclusivos del crimen organizado, aun cuando efectivamente esta violencia desatada es o puede ser derivada de esas acciones delictivas tan peligrosas. Pero definitivamente muchos agravios contra la vida y el cotidiano vivir (o sobrevivir), manifiestan claramente una patología criminal diferente, que es propia del oportunismo, del abuso y del vandalismo, y por supuesto de la falta de seguridad y la tenebrosa impunidad.

Así que ante esta vorágine, surge oportunamente la conveniente excusa que el presidente municipal Evodio Velázquez Aguirre está usando ante su idea de seguridad, vía –policía certificada y el “cacaraqueado” Mando Único-; qué cómo El Monje Loco: “nadie sabe, nadie supo”; vendrán siendo la varita mágica que convierta la calabaza en carroza.

El Mando Único es un -tema desconocido y muy controversial-, que amerita un serio debate de altura con personas expertas, con el fin de que las políticas públicas a implementar para coadyuvar en contra de esta grave problemática, puedan ser las adecuadas y eficientes tomando en cuenta todas sus vertientes, con el fin de que el fenómeno de la violencia sea perseguido con mayor rigor y tomar las decisiones correctas que deben ser adoptadas para brindar verdadera seguridad a toda la sociedad sin excepción; pero sobre todo para que los -actores del gobierno en turno- (federal, estatal y municipal), no estén gastando la “pólvora en infiernillos”, con tanta verborrea decrépita que tanto daño hace.

Diariamente, el atribulado pueblo lucha por salir adelante en medio de una política autoritaria, irracional y cobarde, de caciquismos añejos, de corrupción, de abusos, de violaciones consuetudinarias a los derechos humanos, de crímenes, de miserias, marginación, de represión, con rezagos casi irreparables y con una injusta distribución de la riqueza, para que simplemente a los otros, a los ungidos los dejen vivir en la abundancia, en la impunidad, en el cinismo, pero en paz.

La cobardía (en su máxima expresión), a menudo es una de las formas que más practican las clases de los políticos y los poderosos, como medio de “asegurar la seguridad” y el bienestar de “sus vidas y las de sus familias”, a expensas del riesgo o de la culpa asumidos por los que les estorban. (Aun cuando vale la pena aclarar, que como en toda regla, hay excepciones).

Dicen por ahí, que “la culpa es tan fea que nadie quiere cargar con ella”. Uno de los errores más comunes del ser humano (no todos) y de los políticos, reside en no aceptar las consecuencias de sus actos, con una tendencia a protegerse de cualquier manera y a cualquier costo, de cualquier situación que lo libere del cargo de conciencia. (Cobardía).

Razón por la cual las autoridades y gobernantes (cobardes), acusan de violentos a los ciudadanos que no están conformes con sus desatinos; y condenan precisamente lo que en ellos no se condena; como tampoco condenan (porque no les conviene) el terrorismo cotidiano sobre cada familia (demasiadas) que tantas veces carecen de identidad, es decir, no existen, que no tienen que comer, que no caben en los servicios de salud, de educación, que se protegen de la noche entre precarias paredes de láminas de cartón,  si bien les va.

Y si México transita por esta apesadumbrada situación, es porque ellos, los poderosos, los autoritarios, los dogmáticos, cínicos, hipócritas, corruptos y cobardes políticos, condenan y señalan con su sucio dedo acusador, a las víctimas de su propia violencia; esa violencia del cobarde, que también y con urgencia, se tiene que combatir. ¡Vale la pena reflexionarlo!

miércoles, 17 de febrero de 2016

A QUIEN CORRESPONDA





A QUIEN CORRESPONDA


Luz María Sánchez Rovirosa


“Una de las formas más sinceras de respeto, es escuchar lo que otros tienen que decir”. Bryant H. McGill.



El término religión es muy complejo, lo podemos entender como un conjunto de ideas y prácticas que ofrecen una visión del ser humano en el mundo, y le sirven de orientación moral en su vida.


Esta descripción puede incluir cualquier forma de religión que esté organizada de forma institucional o no, (incluyendo filosofías e ideologías como el humanismo o el ateísmo), que son formas de orientación moral que cada uno de los seres humanos adoptan para su vida.


El respeto, la tolerancia, la deferencia, la mesura,  son buenos terrenos sobre los cuales se pueden construir relaciones humanas sanas. Cuando observamos o somos fieles testigos de la destrucción, el horror y el sufrimiento que se ha causado a lo largo de la historia de la humanidad por la intolerancia y la falta de respeto, llámese religiosa, política, de raza, cultural, etc. y que hoy en los tiempos modernos se ha ido acrecentando, intuimos, más no lo aceptamos (muchas veces) que nuestra nublazón es una actitud totalmente contraria a la existencia.


En el caso que hoy me ocupa, por el tema del momento, me voy a sumergir breve y sutilmente en el agitado y peligroso mar de las creencias religiosas; este mar de controversias, y tantas veces de camorras y pleitos, del cual emerge -curiosamente un respetable principio-, que es el derecho de cada persona, cada familia, cada comunidad, a creer en lo que uno elija.


La fe, las creencias y la religiosidad, no necesariamente tienen que ser lógicas (pero sí éticas), por esta razón, cualquier consejo, discusión, debate e incluso disgusto y pleito que se pudiera dar con otra u otras personas sobre la diversidad de este tema, debe preponderarse y reflexionarse, porque si bien cada individuo tiene por derecho propio la libertad de presentar sus creencias y tratar de que otros las acepten, es un grave problema (bien conocido) el –abuso- cuando se atacan las creencias de los demás, y aún más, cuando atacándolas se daña a los demás.


No quiero dejar pasar la oportunidad, de manifestar mi sentir, respecto a la visita que el Papa Francisco, está realizando por algunos lugares de nuestro país; así como la polémica que ha causado dicha estancia.


El Papa Francisco, es un sacerdote de formación jesuita (Compañía de Jesús), quien vivió los horrores de la dictadura argentina (1976-1983). Este motivo, conforme a su carácter y desde que asumió el pontificado, ha sido un jerarca de la iglesia Católica, que no ha tenido pelos en la lengua para condenar la xenofobia, los motivos de la migración, la violencia, la mafia de las drogas, el crimen organizado, la corrupción y las guerras; y ha hecho constantemente fuertes críticas (en auditorios como la ONU), al hecho de que los gobiernos, y en especial hoy en México, combatan de manera tan pobre a los carteles del narcotráfico, permitiendo así, que cada día penetre más al círculo de la sociedad cautiva y del poder.


Ni en privado, ni en público, es válido burlarse de las creencias religiosas que no se comparten. ¿Qué es lo que haría distinta a la irreverente crítica religiosa que se hace en estos momentos (en este caso) a la grey Católica? ¿Acaso también sería la falta de respeto al respeto de las otras creencias religiosas? Por Dios, no lo entiendo.


Pero lo más perverso en esta situación, son las consecuencias de la irreverencia, crítica o burla de una u otra creencia religiosa ante las personas que conscientemente defienden sus convicciones de fe.


Si se trata de introducir, convencer o demostrar a la gente el mundo de la fe que profesamos nosotros; ciertamente se ha escogido un muy mal método, al hacerlo ridiculizando a -la religión contraria-, porque si quieres persuadir así a un creyente de una idea contraria, lo único que se lograría es ganar antipatías y corajes, sentimientos que inician esos quebrantos humanos que no deseamos. (Ojo: también muchas veces, el convencimiento da frutos).
Para terminar –por hoy- nos podríamos preguntar: ¿Significa el respeto a la diversidad de creencias religiosas, que no debemos o no podemos cuestionar o criticar ningún culto religioso?


Como seres humanos y por derecho propio, podemos ejercer nuestra  libertad de expresión para argumentar y deliberar sobre cualquier doctrina religiosa, siempre y cuando se tengan fundamentos. Para ello, sin embargo, no tenemos de ninguna manera, que apoyarnos en la insolencia.



El ser humano desde el inicio de los tiempos, ha encontrado gran consuelo y gozo en sus religiones, y está comprobado que los hombres que no tienen fe son (muchas veces) infelices. Así que si cada uno se regocija en su fe y si son creencias diferentes a las tuyas, simple y sencillamente respétalas, como desearías que se respetaran las propias. ¡Vale la pena reflexionarlo!

jueves, 4 de febrero de 2016

LA IDENTIDAD, CONTRASEÑA DE LA VIDA




LA IDENTIDAD, CONTRASEÑA DE LA VIDA

Luz María Sánchez Rovirosa


“En cuanto alguien comprende que obedecer leyes injustas es contrario a su dignidad de hombre, ninguna tiranía puede dominarle”. Gandhi.


La falta de registro de nacimiento y el registro extemporáneo (tardío) de los mexicanos, en este caso de los guerrerenses, los expone a cantidad de graves peligros como son (hoy en día) como la esclavitud, -las redes de trata de personas- (incluyendo los crímenes para tráfico de órganos); abusos, prostitución e incluso pornografía infantil (entre otros).

Estos son solo unos de muchos ejemplos, para las razones de sobra (tomando en cuenta los miles de desaparecidos en nuestro país), por lo que se tiene que hacer la legislación urgente, desde las Cámaras (Alta y Baja), las modificaciones o reformas necesarias al artículo 4º de –La Carta Magna-; para promover el reconocimiento constitucional al –derecho de tener identidad- de manera gratuita y sin condiciones, es decir, sin la exorbitante burocracia del papeleo, amén de apoyar a los ciudadanos en los casos complicados y difíciles.

El derecho a la identidad en México, es una asignatura pendiente para cada gobierno en función, y para los miles de mexicanos, niñas, niños, adolescentes, adultos y adultos mayores; desde las zonas urbanas, hasta las zonas rurales y recónditas de nuestro territorio nacional, y en nuestro caso del estado de Guerrero, que son demasiadas.

Muchísimas veces en nuestra entidad federativa, debido a la falta de material, es decir, de papelería en las oficialías del Registro Civil (desde mucho tiempo atrás), se va causando un importante rezago, que produce las inevitables molestias y denuncias (que nunca proceden, o en largos litigios que tardan años), al momento de solicitar o realizar los morosos trámites, para obtener sus actas de nacimiento.

Más allá de los –injustos protocolos-, cerrazón de criterios o conveniencia de las autoridades, existen grupos muy amplios de la población rural, en donde la ignorancia, la miseria y la pobreza extrema son su vida. Grupos vulnerables que por sus propios patrones de raíces culturales (entre ellos el idioma de las etnias), no registran a sus hijos (porque ellos mismos y sus ancestros no lo han hecho); además de que en no pocas ocasiones dicho documento y/o el proceso, tiene un costo tan alto, que para ellos es muy difícil de cubrir. (Incluyendo no solo las actas, sino los traslados).

Y uno se pregunta: ¿Cómo se van a registrar si lo que se los impide es la propia pobreza extrema y miseria incluyendo la humana? ¿Qué tan grande es el esfuerzo de los gobiernos para este fin; que siguen habiendo miles y miles de personas si identidad, es decir, sin existir? Algo no está funcionando bien.

Los casos conocidos suelen ser muy graves, pero quizá tienen solución; pero hay otros tan patéticos, que en ocasiones resultan inverosímiles; porque fuera de la -estructura formal del Estado-, ocurren cosas muy difíciles de entender, de familias enteras sumidas en las sombras.

El derecho que posee cada persona que nace a tener un nombre y apellidos, es un atributo del derecho a la identidad, el cual es un medio para individualizar a las personas dentro de la sociedad. El nombre identifica al sujeto, y esa importancia de la identificación, no solo pasa por el aspecto formal y nominal, sino que tiene un componente social, ya que las personas se relacionan entre sí, viven y conviven en un espacio, se desarrollan, crecen se reproducen y y por ello tienen características propias, únicas e irrepetibles.

Y punto y aparte, también mueren y si no existen, si no hay partida de nacimiento, por obvias razones no puede haber acta de defunción. Así, que si se han estado inhumando a estas personas en esta irregular situación, se ha estado cometiendo un delito muy grave. Pero ésta es otra historia,

El derecho al nombre (identidad), permite acceder a otros derechos: salud, educación, nacionalidad, protección y participación ciudadana; por tanto es una obligación de todo gobierno en sus tres niveles, dar todas las facilidades a las personas, a las familias de obtener su existencia, incluyendo esos miles de casos especiales, que no están asentados en las estadísticas; aclarando que no son las estadísticas del conteo del INEGI.


Perder la libertad y sufrir agravios a la dignidad, son dos de las situaciones que en mayor medida frustran la vida de las personas. Por esta razón la defensa de los Derechos Humanos, es exactamente una tarea importantísima de la democracia, ya que la –libertad y la dignidad- no son “cosas” que se compran, se tienen por derecho propio y son las condiciones sobre las cuales se cimienta el sentido de la existencia de todas (sin excepción), las personas de todo el mundo. Vale la pena reflexionarlo!