MÉXICO
ESTRANGULADO
Luz María Sánchez
Rovirosa
“Aún estamos muy lejos de
que nuestro sistema financiero beneficie cotidianamente a la inmensa mayoría de
los mexicanos” Agustín Carstens. (23/septiembre/2013)
¿Qué pensará Carstens en
2016, si seguimos estando cada vez más lejos del bienestar y cada día más
inseguros de vivir, con un peso humillado y un dólar soberbio, estrangulándonos
una vez más? Así que ante este panorama, tenemos la obligación de preguntarnos:
¿Cómo es que hemos llegado hasta aquí?
Para no irnos tan lejos en
la historia, mencionaremos específicamente, algunos de los -deslices económicos
del PRI-. Brevemente, como un raspón, comenzamos con el gobierno del maligno
Luis Echeverría, que basó su economía al amparo de préstamos millonarios que
terminaron en un considerable aumento de la deuda pública, con el fatal
desenlace de una depreciación del peso de –tres dígitos-, con el consecuente
deterioro de la economía del país y de su gente.
Este político esquizofrénico, corrió con “suerte”, pues como
caído del cielo –y de repente- el precio del petróleo subió como la espuma,
llegando a México como una tabla de salvación para una deteriorada economía que
deambulaba por caminos inciertos. Sin embargo, y como era de esperarse, sucedió
lo inevitable cuando la desmedida ambición priísta se percató de las generosas
ganancias que se obtenían del crudo; y desafortunadamente lo que se debería
haber usado con respeto, sigilo y prudencia para enderezar la nación y detonar el
bien común, fueron dilapidadas (para variar) en un profundo mar de corrupción.
Tal reza el refrán: “La suerte es como la espuma, tan pronto
sube, tan pronto se esfuma”, y sucedió que en 1972, los precios del petróleo
cayeron –tan brutalmente como hoy-; trayendo consigo nuevamente la desgracia e
incertidumbre económica al pueblo de México, con un considerable aumento de la
pobreza y la marginación.
Como consecuencia la deuda (externa), se incrementó en más de
20 mil millones de dólares, así que la devaluación hizo acto de presencia otra
vez, y el gobierno (sin piedad) nos plantó una estocada nacionalizando la
Banca, y haciendo responsables a los banqueros de propiciar la tragedia
financiera de México.
Seguimos como testigos fehacientes a López Portillo, a quien le
fue ¿imposible? defender –“el peso como perro”-; así que cuando le llegó el
turno a Miguel de la Madrid, la inflación volaba a la deriva por los cielos y
el endeudamiento alcanzó niveles muy peligrosos; para los cuales como –solución
a corto plazo-, se solicitaron préstamos al Fondo Monetario Internacional
(FMI), con la consigna de privatizar empresas públicas, para pagar dichos
créditos.
Sin embargo con la llegada del satánico Carlos Salinas de
Gortari, estas –vicisitudes económicas- dieron un giro de 180 grados con su
política “antiinflacionaria”, que logró quitar dos ceros al peso frente al
dólar; por ello el incipiente (pero maléfico) neoliberalismo, llenó de aliento
y de confianza a una sociedad tan necesitada de noticias buenas.
Con la llegada del TLC, la popularidad de Salinas se elevó,
ya que nos hizo creer que -andábamos pisando el primer mundo-. Sin embargo
Salinas envanecido cometió muchos errores (por la maldita ambición), que
provocaron el desplome de la –frágil recuperación económica-, hundiéndonos de
nuevo en una severa crisis que todavía se agravaría aún más por el llamado
“error de diciembre” (efecto tequila), durante el inicio del mandato de Ernesto
Zedillo. Vale la pena recordar, la intervención del presidente Bill Clinton, quien
con una línea de crédito por 20 mil millones de dólares, le permitió a México
garantizar el cumplimiento de sus compromisos financieros. Por supuesto que no
se me olvida el FOBAPROA; pero esa, es otra historia.
Así que aterrizando (después
de dos sexenios panistas) a la realidad fatal del regreso del “tricolor”, en la
cual nuevamente los mexicanos estamos lamentando otra caída “histórica” del
peso ante la divisa de nuestros vecinos del norte. La desvalorización de la
moneda mexicana ha llegado hasta la terrorífica cifra de 20.27 pesos por un
dólar (centavos más, centavos menos); y esto va a provocar sin duda alguna,
cambios significativos primeramente ante la economía global (también bastante
deteriorada), en la propia, y por supuesto en los bolsillos y en la vida de los
mexicanos.
¿Y ahora “quién podrá
defendernos” si llegara Donald Trump a gobernar el mundo, desde la oficina Oval
de -La Casa Blanca-
Hacia dónde, o hacia quién
tenemos que voltear, si el gobierno de Enrique Peña Nieto, quien por demasiadas
razones es francamente repudiado; tanto que ante la delicada situación nacional
de ingobernabilidad y desequilibrio económico; también se ha creado una asombrosa
estructura que sostiene peligrosamente a dos Méxicos completamente diferentes.
¡Vale la pena reflexionarlo!