miércoles, 27 de enero de 2016

LA MEMORIA FALSA







LA MEMORIA FALSA

Luz María Sánchez Rovirosa

“El que habla en exceso y sin cordura raras veces pone en práctica lo que dice. El hombre noble nunca teme que sus palabras superen a sus obras”. Confucio.


La memoria es un proceso psicológico que sirve para almacenar información codificada. Esta información puede ser recuperada, unas veces de forma voluntaria y consciente y otras de manera involuntaria. Pero p
osiblemente lo más importante de esta maravilla de la naturaleza para cualquier ser humano, es su capacidad para almacenar vivencias y experiencias, para de ellas, poder atesorar recuerdos, corregir errores y beneficiarse en su vida actual y futura.


Los mecanismos que rigen el funcionamiento de este grandioso proceso humano, funciona con tal grado de perfección que la persona (en su sano juicio), apenas es consciente de que todas sus acciones y su comunicación verbal, dependen del correcto trabajo de su memoria; sin embargo y desafortunadamente la memoria falla, ya sea de manera momentánea y circunstancial o de manera permanente, debido a innumerables sucesos físicos, tal como enfermedades degenerativas como el Alzheimer, por factores genéticos; la demencia senil o accidentes vasculares, etc.


Pero en este caso que hoy me aflige y a propósito de –detenciones y  exoneraciones-; existe un fenómeno llamado memoria falsa, que se define como una serie de recuerdos de detalles o eventos que no sucedieron o que son distorsionados si es que realmente ocurrieron, es decir, la memoria humana es tan sensible, que es completamente vulnerable (por diferentes circunstancias), a cambiar o tergiversar (por conveniencia) la información que almacena.


La memoria es un tema complicado, delicado y profundo, incluso para los investigadores y expertos en el tema, pero lo que sí es un hecho común y corriente, es que cada quien recuerda lo que quiere recordar, y olvida lo que quiere olvidar.


¿Pero por qué tomar este tema tan complejo como preámbulo del artículo? Simplemente porque estando en juego la salud y el bienestar de México (tan quebrantada), muchos gobernados y casi todos los gobernantes, padecen -el síndrome de la memoria falsa-, que llega a ser tan grave, que raya en lo patológico y compulsivo. Y así lo vemos, en el incansable trajín de convencimiento a los ciudadanos (que se dejan), de –que no pasa nada- con una serie de mentiras, que se convierten en su verdad; porque –de verdad- se la creen.


Sale a colación el tema, porque es imposible no estar al pendiente e informado sobre el caso Moreira; ya que después de dos años, de que España rastreaba sus llamadas telefónicas (2013), cuando Estados Unidos pidió a la “justicia española”, realizar varias diligencias sobre estados financieros, documentos de empresas del ex líder del PRI (quien radicaba en España), y que tenía pendientes desde 2005.


Y después de la forma tan abrupta como se llevó a cabo la aprehensión de este señor en el Aeropuerto de Madrid (España), que daba –a suponer- que tenían poderosas razones para hacerlo; ahora resulta que en un par de semanas, este individuo queda exonerado de toda acusación, ya que un juez (¿?) español reveló que no se encontraron delitos algunos. Y uno se atónito se pregunta ¿Entonces, por qué tantos años de búsqueda y por qué diablos lo detuvieron?



La historia de este “personaje político”, no la voy a platicar aquí, porque la mayoría de los ciudadanos (que no tenemos la memoria falsa) que somos responsables de nuestro entorno patrio (financiero, político y social), la conocemos; y que tristemente hoy se repite, volviendo a sentir en carne propia, los latigazos del rigor de la mentira, del abuso, del desprecio, la soberbia y la pesadumbre; de haber sido una vez más usados como mexicanos, para el beneficio personal de los mismos de siempre. ¡Vale la pena reflexionarlo!

jueves, 14 de enero de 2016

¿Y PARA CUÁNDO LA EXTRADICIÓN Y EL DECOMISO?







¿Y PARA CUÁNDO LA EXTRADICIÓN Y EL DECOMISO?

Luz María Sánchez Rovirosa

“El único peligro que existe reside en el mismo ser humano. Nosotros somos el único peligro, pero lamentablemente somos inconscientes de ello. En nosotros radica el origen de toda posible maldad”  Carl Gustav Jung.

El día de hoy, trataré brevemente dos temas, que a pesar de que parecen estar desfasados, surgen y se alimentan de las mismas raíces patológicas de la necesidad.

Las diferencias entre los hombres sencillamente se pueden mitigar asumiendo las semejanzas que nos hacen seres humanos. Las diferencias genéticamente hablando, por supuesto que llegan a la conclusión que cada individuo es una combinación única en el universo, es decir, que cada persona es original e irrepetible.

La “raza” sin embargo, se da a partir de un montón de rasgos necesarios para la vida en un determinado lugar, y son los que le dan un aspecto común a las diferentes sociedades de los pueblos del mundo, sobre todo cuando estos lugares son poblados de raíces y cultura propia. Pero es la indolencia de la intrínseca condición humana, la que repara en la terrible división racial, y consecuentemente en el “racismo”. Si algo ha combatido la antropología en los últimos años, es la inexplicable explicación de las “razas superiores” (Hitler), que propicia justamente la división de la humanidad.

La xenofobia (del griego xeno-extranjero, fobia-temor), es un concepto muy antiguo, y es la actitud de rechazo hacia lo extraño, hacia lo diferente. Sale a colación este delicado tema que criminaliza a los emigrantes, migrantes e inmigrantes, indocumentados (y documentados también) de todo el mundo, especialmente (en este caso) a los mexicanos que por cientos de circunstancias políticas, económicas y sociales, tratan una y otra vez de pasar la frontera con Estados Unidos; movilización que inició cuando una gran parte del territorio propiedad de México, pasó a ser posesión de ese país por circunstancias que narra la historia y que muchos conocemos.

Hoy a través de tantos años de firmar Tratados de Políticas Internacionales, y a pesar de las promesas de los diferentes gobiernos, no se han logrado incrementar (en México) los empleos formales, ni reducir los niveles de pobreza y marginación, y esta es la razón que primordialmente empuja a los mexicanos a desplazarse hacia el norte, con todo lo que esto supone: vicisitudes y peligro (incluso) de muerte en el trayecto y al paso de la frontera; explotación financiera y malos tratos; desasosiego y angustia si se va con la familia, o tristeza por dejarla; además de grave riesgo de extorción o secuestro (nueva modalidad) hacia las personas (en México) que tienen familiares inmigrantes en el “otro lado”.

Los trabajadores mexicanos (inmigrantes), que por diferentes motivos logran cruzar la frontera, proveen a Estados Unidos de un recurso humano para llenar ese hueco laboral que existe en ese país vecino. Pero ni aun así, desde hace tanto tiempo, las leyes migratorias internacionales, han encontrado un conducto legal, mediante el cual los inmigrantes mexicanos, pudieran acceder a Estados Unidos a satisfacer esa demanda laboral que es una realidad. El resultado es la fuerte inmigración ilegal-, y con ella todas las mugrosas patologías que surgen de la xenofobia, del desprecio, y del racismo, que es un ultraje a la dignidad y derechos del ser humano, simplemente por serlo.

¿Por qué nos molesta tanto lo diferente? ¿Será porque no lo conocemos o será porque algo de lo diferente que “odiamos” en los demás, habita en nosotros como parte de nuestra propia identidad, aun cuando lo neguemos? ¡Vale la pena reflexionarlo!

Pasando al siguiente tema, hoy prácticamente obligado por la gran importancia que tiene para México y los mexicanos, es que el grave problema que gira a nuestro alrededor, no es en sí, -la apoteótica re captura-de Joaquín Guzmán “El Chapo”, sino los –efectos colaterales-, en la ya deteriorada política, economía y por supuesto en la sociedad del país.


Es bien sabido que el Cártel de Sinaloa nunca ha dejado de ser el más importante de México, haciendo negocios (ilícitos) hasta de más de 3 mil millones de dólares al año.


Lo grave del asunto del Chapo, no es Sean Penn, Kate del Castillo y demás yerbas; ni como fue, ni como vino; lo real es la extradición a Estados Unidos y ¿a dónde diablos ha ido a parar todo ese dineral tanto en efectivo, como en exóticas propiedades (inmuebles, aviones, submarinos) y negocios, que el mismísimo demonio sabrá con quién? -La pregunta “retiembla en su centro”- ¿Porque no se ha hecho decomiso alguno, o si lo han hecho, por qué no nos han informado?



¿Qué es lo que sucede con el cálculo de las autoridades, en un país con un gobierno que se ha creído –superior-, pero que nos ha dado claras muestras de su debilidad en cualquier ámbito de su administración? ¡Vale la pena reflexionarlo!