UNA
VOZ EN EL DESIERTO
Luz María Sánchez
Rovirosa
“Es muy grave que un solo hombre pueda vivir distraído de esta realidad,
pero es mucho peor y más atroz si es la humanidad los que pasamos y nos
encogemos de hombros”. Mario Benedetti.
Desde la semana pasada y
durante todos estos días, hemos estado pendientes y escuchando por todos los
medios de comunicación (incluyendo a los de nivel nacional), la noticia del
grave y cínico abuso cometido por una persona de sexo masculino de nombre Walter
Zuc, de 68 años y de nacionalidad canadiense, en agravio de una menor de tres
años, en la Costera Miguel Alemán a plena luz del día, ante la presencia
complaciente del padre de la menor; pero afortunadamente de la conciencia
ciudadana del testigo que tomó el video para tener la evidencia. Mis respetos.
La Explotación Sexual Comercial Infantil (ESCI) es un grave
problema de historia muy antigua. Hasta hace poco más de un par de décadas, era
una realidad que se había mantenido veladamente escondida para la mayor parte
de la sociedad civil y sus diferentes sectores; así como los gobiernos no lo
tenían presente ni en sus presupuestos, ni en sus agendas como un problema al
que había que atender, ni por su puesto en la cuestión legal.
Sin embargo, a partir del Primer Congreso Mundial sobre
Explotación Sexual Comercial Infantil, realizado en 1996; surge la Declaración
de Estocolmo, marcándose así el inicio de una nueva época, en la que la ESCI es
considerada como un grave problema de magnitud mundial, cuya atención y
prevención eran inaplazables.
Cinco años después, en Yokohama, Japón; se realiza el
Segundo Congreso Mundial sobre la ESCI, y en este contexto, se aprueban dos
instrumentos internacionales para dar respuesta a esta problemática: el
Convenio 182 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), referente a la
explotación del trabajo infantil, y el Protocolo Facultativo de la Convención
de los Derechos del Niño, concerniente a la venta, al turismo sexual, a la
prostitución y a la pornografía infantil. Cabe mencionar que ambos instrumentos
fueron ratificados por México; y hasta la fecha sigue siendo así.
Se sabe (y muy bien), que la ESCI es la tercera actividad
ilícita en el mundo después del narcotráfico y las armas; en la cual, al año
son sometidos millones de niños, niñas y adolescentes, que son empujados a un
verdadero negocio del sexo, que genera anualmente miles de millones de dólares,
mientras que sus derechos fundamentales son brutalmente violados.
La existencia de la ESCI, se relaciona íntimamente, a un
creciente número de personas que encuentran placer al tener este tipo de
relaciones sexuales desviadas y que encuentran todas las facilidades para
consumarlo. Facilidades que son producto de la indiferencia muchas veces de las
autoridades competentes, de los gobiernos de los países (tan pobres) como
México; pero sobre todo, de una sociedad omisa, inerte y medrosa.
Es algo muy común pero muy triste, que cuando la publicación
de un acto degradante (como el caso que nos ocupa) -hace bum-, momentáneamente
llama mucho la atención de la sociedad en general; pero la experiencia y las
estadísticas nos dicen, que apagándose la llamarada del escándalo (como siempre), -todo vuelve a la normalidad-.
Infortunadamente es una penosa realidad, que la mayoría de
la gente pasa de largo, convencida de que de nada sirve -una voz en el desierto-,
cuando los gobiernos no asumen, primero su obligación y su papel de luchador
por las causas justas, y las autoridades correspondientes facultadas permiten
que el flagelo se asiente y crezca; y ante estas dos patéticas posturas, la
negligencia gubernamental y social, el país se vuelve egoísta y por lo mismo
insensible al sufrimiento de los demás.
La delgada línea
entre el Pedófilo y el Pederasta, es otra y muy delicada historia, que hoy no
vamos a tocar; pero lo que si les puedo decir, es que en el momento exacto en
el que el adulto ofrece dinero al menor a cambio de favores sexuales, -incurre
en un delito de incitación a la prostitución de un menor, penado con hasta ocho
años de cárcel-.
Así que como dijo el
gobernador Héctor Astudillo Flores, “Que busquen en todos los medios legales” (allí
están Los Tratados Internacionales), que es segurito (y el fiscal, los jueces y
los abogados litigantes lo saben), que van a encontrar los justificados
motivos, para -el castigo ejemplar- tanto para el canadiense pedófilo como para
el papá padrote. ¡Vale la pena reflexionarlo!