CONFLICTO
POLÍTICO, NO DE EDUCACIÓN.
Luz María Sánchez
Rovirosa
“Dime
y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo” Benjamín
Franklin.
La inercia social que
arrastramos a modo de perverso código genético de carácter social, cultural, político
y financiero, aderezado con los graves problemas tales como la desinformación,
el desinterés, la apatía y la ignorancia de la mayoría de los ciudadanos sobre
los derechos y los deberes cívicos, hoy parece tomar nuevos bríos y adquirir
nuevas mutaciones con síntomas por demás preocupantes.
Vamos a pasar de este
pequeño prólogo, de lo general a lo específico, en un breve comentario; ya que
este tema aun cuando merece información y reflexión profunda, le pasaré el
pincel a la disposición sobre la educación.
Hace un par de años, al
inicio del gobierno del “nuevo” PRI, con Enrique Peña Nieto al frente; con gran
preocupación recibimos en nuestro país el aviso (o advertencia), del
planteamiento sobre la Reforma Educativa. Tema por demás escabroso y delicado
que tiene a México por los siglos de los siglos, sumido en un hoyo negro.
Es preciso, justo y
necesario enfatizar, que la cuestión educativa no está demarcada única y
exclusivamente por la cuestión sindical, como parece ser para los gobiernos (tras
gobiernos), ni tampoco en la confrontación añeja entre los susodichos y los
líderes de la coordinadora del magisterio disidente el CENTE; porque el SENTE
dobló las manitas con el actual secretario, vía canonjías financieras, para que
la patología “traición” se repitiera (en retrospectiva), con Gordillo-Díaz de
la Torre; Jonguitud Barrios-Gordillo.
La Reforma Educativa inexcusablemente,
tendría que ir mucho más allá de los meros acuerdos políticos-laborales,
convenientes (para variar) para el Estado; porque desde hace mucho tiempo ha
sido motivo (y sigue siendo) de gran preocupación, constatar el deterioro de la
calidad en los procesos pedagógicos y docentes, no sólo por los planes y
programas de estudio que no corresponden con la realidad, o por tener un
magisterio corrupto y politizado, que anteriormente (con el “otro” PRI)
trabajaba a puertas cerradas; y con una súper reacción de libertad sindical que
fue total y absolutamente solapada por el PAN durante sus administraciones.
Desafortunadamente en los
últimos tiempos, pero sobre todo en los últimos días, el magisterio del CENTE
han protagonizado en diferentes lugares del país, manifestaciones, protestas y
paros, en diversas calles y carreteras, por estar en desacuerdo con la Reforma
Educativa.
Pero lamentablemente el
pasado domingo en el estado de Oaxaca, específicamente en la comunidad de
Asunción, Nochixtlán, estas manifestaciones se salieron de control y se
volvieron sangrientas, durante el enfrentamiento (armado) entre magisterio y la
Policía Federal, tanto física como verbal posteriormente; hechos que todos
conocemos y de los cuales, cada quien tiene su respetable percepción y su criterio.
Definitivamente el problema
de la educación en México, no es ni de lejos, un tema sobre la enseñanza y la
niñez, reitero, es única y exclusivamente un tema político y financiero. La
Reforma Educativa, es una extensión de la Reforma Laboral, que por supuesto no
conviene a los líderes del sindicato no comprado; aunado a la fuerza dominante
del gobierno por medio de la SEP, que formó la desafortunada combinación de una
administración (hoy) “mega” centralizada.
Sin quitar méritos en
algunos momentos de nuestra historia, definitivamente la educación en México no
ha tenido avances, ni cuantitativos, ni cualitativos, ya que aún permanecen
severos y graves rezagos que hoy en día, con los avances tecnológicos, ya no
deberían existir.
México debería estar de frente
ante la posibilidad de emprender una profunda modernización de la educación, en
la cual el punto de partida debería ser lo contrario a lo que hoy tenemos, por
lo cual paradójicamente, la educación va en retroceso con el subsecuente
deterioro del país.
Concluyendo, si la educación
necesita una modificación a fondo en términos cualitativos y cuantitativos (lo
que se suponía con la reforma); que no se le olvide al presidente Peña Nieto
S.A., que la calidad en los procesos que llevan a una verdadera educación,
representan la verdadera urgencia total; aunque políticamente no les convenga.
¡Vale la pena reflexionarlo!