miércoles, 21 de marzo de 2018

LAS REFINERÍAS






LAS REFINERÍAS
Luz María Sánchez Rovirosa

“Este caso será llevado hasta sus últimas consecuencias y directamente contra el o los responsables”. ¿Quién lo habrá dicho?

Recién (18 de marzo) se cumplieron 80 años de la degradada Expropiación Petrolera para lo cual (y curiosamente) no se realizaron los grandes festejos de antaño. Es más, tal parece que el titular del ejecutivo Enrique Peña Nieto y compañía quisieron que pasara el día desapercibido, que no por la vergüenza de haber destrozado el valioso patrimonio de la Nación, sino para no despertar a los ciudadanos que aún siguen inmersos en ese letargo eterno.

Una de las propuestas de Andrés Manuel López Obrador desde su anterior candidatura (2012) y ahora en esta contienda electoral que se avecina; y de llegar a la presidencia de México, es la remodelación de tres refinerías y la construcción de dos más, con inversión privada o público-privada. Esta cuestión que ha causado mucha polémica (no solo) en el gremio empresarial; se desprende de la necesidad primordial  de romper con el esquema de la dependencia en materia de combustibles.

Dicha propuesta se deriva de las cifras que arrojo PEMEX en 2017, año en el cual México importó de Estados Unidos un promedio de 808 mil barriles por día, lo que convierte al país en el mayor mercado (de consumo) de las refinerías de la nación comandada por Donald Trump.
La razón de esta propuesta es, que se aumente la capacidad productiva de las refinerías actuales (más las dos nuevas planeadas), para tratar de lograr consumir nuestros propios combustibles y no depender de las gasolinas importadas; amén que volveríamos a tener credibilidad como país de producción en la cuestión global.

Debemos forzosamente recordar o ser muy cuidadosos en investigar para poder discernir. En plenas elecciones del 2012, la constructora Odebrecht transfirió 3 millones 140 mil dólares a una empresa establecida en Islas Vírgenes, ligada a Emilio Lozoya Austin, quien por aquellos días ostentaba el puesto de Coordinador de Vinculación Internacional, en dicha campaña del entonces candidato del PRI Enrique Peña Nieto.

Ya cuando el PRI (nuevamente) se instaló en el trono, tres ejecutivos “picudos” de dicha empresa en “declaraciones juramentadas” ante la justicia brasileña, señalaron que Emilio Lozoya Austin (entonces Director de PEMEX), recibió de parte de la empresa brasileña, sobornos por 10 millones de dólares, a cambio de recibir su apoyo (México), para obtener contratos de obra pública. Está de más decir que el susodicho negó “categóricamente” dicha información. Y está de más decir, que la investigación “hasta las últimas consecuencias”, jamás lo alcanzó.

En el 2013, y ante el bum de las “Reformas Estructurales” y “El Pacto por México”, todavía no de delineaba bien el negro panorama en nuestro horizonte, pero por supuesto que se veía venir, ante los alcances de una reforma energética, que ya nos empezaba a develar la muerte de lo que otrora fue el principal sostén de México.

La energía es el motor del desarrollo económico, y está relacionada con muchos aspectos importantes de la vida cotidiana. Hay que entender y muy bien, que la energía no es sólo hablar de petróleo (como crudo) o hablar de PEMEX (como empresa).
Y es aquí donde uno sabe perfectamente bien lo que han ganado Peña Nieto y sus achichincles. Pero es también aquí dónde uno se pregunta ¿Qué hemos ganado los mexicanos con la modernidad que nos vendieron o nos impusieron los gobiernos neoliberales del PRI y del PAN?
¿Empresas y más empresas quebradas, industrias desquebrajadas, el campo desplomado, imparable migración de personas que no tienen oportunidades, pobreza extrema y marginación, canasta básica inalcanzable por la inequidad con los salarios, inseguridad y violencia exacerbada e incontrolable; y todo esto derivado de una patética pérdida de identidad y de soberanía, que nos tiene atrapados sin respeto y sin poder ver la próxima salida.
Este es el precio que estamos pagando la mayoría de los mexicanos por haber permitido (legal o ilegalmente) con nuestro voto, que nos gobernara una política malsana y destructiva. ¡Vale la pena reflexionarlo!

miércoles, 7 de marzo de 2018

INTER-CAMPAÑAS DEL DESPRESTIGIO






INTER-CAMPAÑAS DEL DESPRESTIGIO


Luz María Sánchez Rovirosa



“No pretendas que las cosas cambien si siempre haces lo mismo”. Albert Einstein.




Estando en este nuevo e innecesario proceso de las “Intercampañas” (período de abstinencia política), el presidente del Instituto Nacional Electoral (INE) Lorenzo Córdoba, señaló que este lapso entre las precampañas y las campañas electorales para muchos puestos de elección popular incluyendo la silla mayor, que termina el próximo 29 de marzo, ninguno de los candidatos que suspiran por cualquier posición, podrán hacer actos de proselitismo, es decir, reuniones públicas que oferten propuestas rumbo a la elección; ni podrán hacer referencia explícita a la contienda, ya que serían tomados como actos anticipados de campaña con el inminente riesgo de perder el registro.

Entiéndase que nadie podrá decir “yo soy la mejor opción, voten por mí”. Esto queda totalmente prohibido. Pero no se hizo objeción alguna para que los candidatos sí puedan decirse “hasta el huevo y quién lo puso”, incluyendo serias ofensas, majaderías y chismes esquizofrénicos, de cada uno a sus antagónicos personales y de partido.

Así que en este tiempo pueden referirse a la política y a los problemas del país, así como asistir a reuniones y eventos privados, pero sin pedir el voto a su favor. Lo que sí pueden hacer, es pedir que su voto no sea por el otro candidato. Qué ingenioso el señor Córdoba.

En México un país tan rico y pródigo en su naturaleza que bien podría ser una potencia en el mundo, todavía a estas alturas, no podemos hablar de democracia sin verla como una deforme caricatura con una sofisticada predisposición al fraude, vía una manipulación sucia y tendenciosa que tristemente nos identifica ante el mundo.

Hay partidos (como el que hoy ostenta el poder), que por viciosa y peligrosa estrategia política y por falta de ética, hacen lo posible y hasta lo imposible (inimaginable), por mezclar nuevamente la inmensa montaña de irregularidades, que han sido y seguirán siendo su insignia.

Hoy nuevamente pero más, mucho más intensamente, nos “estamos enfrentando”, a una violencia verbal para la cual la ley no tenga sanciones. Una fea estrategia, que diluye y casi desaparece la posibilidad de tener la certeza que se va a lograr un proceso electoral justo y bien habido.

Así que estas extrañas y enfermizas “Intercampañas”, tienen como ultra objetivo, debilitar a los adversarios “a pura” campaña de desprestigio, para poderlos quitar del escenario político. Y así, tal cual al aventón, sin analizar las consecuencias de estas acciones, compran conciencias blandas sin ningún tipo de escrúpulos, que les hicieran ver, el daño tan grande que le hacen al pueblo de México, ya de por si quebrantado por la aterradora violencia que parece no tener fin.

Podemos si somos muy generosos, pensar que en nuestro país existe una incipiente democracia, que nos garantiza que quien obtenga más sufragios en las urnas será el ganador para ocupar con toda dignidad el puesto para el que contendió; porque la realidad de la democracia es eso, una justa competitividad, no teniendo las canonjías y ventajas que a fuerza y por imposición hagan ganar a cierto candidato, aun cuando no sea, no el que se lo merezca, sino el que México necesita.

Ah pero qué difícil es para cualquier elector argumentar sobre la consuetudinaria violación de la Ley Electoral (que tanto pregona que exige); empezando por la falta de respeto y de atropello a la necesidad de la gente y el efecto que esta aberrante pero enraizada actitud tiene en las preferencias electorales, perturbando la inclinación sincera del voto. Desafortunadamente este es el panorama que como nube negra, envuelve a México, que, viéndolo y meditándolo desde cualquier punto de vista que no tenga interés particular, ya no puede ser peor. ¡Vale la pena reflexionarlo!