¿GOBIERNO
POPULISTA PARA EMPRESAS POPULARES?
Luz
María Sánchez Rovirosa
(Primera
de dos partes)
“Aún estamos muy lejos de
que nuestro sistema financiero beneficie cotidianamente a la inmensa mayoría de
los mexicanos” Agustín Carstens. (23/septiembre/2013). Hoy nada ha cambiado.
Nos ha faltado el esfuerzo
por mucho tiempo, para poder hablar de lo que es correcto y de lo que es
incorrecto y si lo hemos hecho, con demasiada frecuencia hemos evitado por
miedo o por conveniencia externarlo.
Saturados de gobiernos con
irresponsabilidad, egoísmo, corrupción, violencia, injusticia, con un
comportamiento como si las decisiones no tuvieran consecuencias, crímenes sin
castigo, recompensas sin esfuerzo, derechos sin responsabilidades, territorios
sin control, abuso exacerbado de las virtudes de la naturaleza tolerados,
perdonados, e incluso incentivados por nosotros mismos.
Desde hace ya varios días y
hablando sobre las campañas presidenciables, hemos estado ocupados en un tema
importante y crucial para el país que es la incomodidad de ciertos personajes
de élite, llamados empresarios, de que Andrés Manuel López Obrador llegue a ser
el ejecutivo de la nación.
En el primer caso (la segunda parte es sobre
el Grupo México) que de verdad preocupa, nos encontramos con que sendas
empresas (privilegiadas por el SAT), como son Vasconia, Herdez y Femsa
(Coca-cola), han hecho “sugestivos” llamados a sus empleados, para que
reflexionen su voto “sugiriendo” que votar por un candidato de izquierda, puede
traer serios riesgos para México; ya que las políticas populistas de los
gobiernos de Luis Echeverría y José López Portillo, tuvieron efectos
perjudiciales en el país.
Efectivamente y para no irnos tan lejos en la historia de los
deslices económicos que son “totalmente priístas”, el gobierno de Luis
Echeverría, trabajó al amparo de préstamos millonarios, que terminaron en un
considerable aumento de la deuda pública, con la fatal consecuencia de una
devaluación del peso de tres dígitos obviamente, con un grave deterioro en la
economía de los mexicanos.
Pero entonces llegó boom petrolero como una tabla de
salvación para una economía que se había perdido en un destino incierto; sin
embargo, fueron demasiadas las generosas ganancias que se obtenían del crudo y
que en ese (y en cualquier momento), se tenían que haber utilizado con respeto
y prudencia, cuestión que obviamente no se hizo, y que por el contrario, fueron
dilapidadas en un mar de corrupción.
El auge petrolero fue como la espuma “tan pronto sube, tan
pronto se esfuma”; pues en 1972 los precios del oro negro cayeron brutalmente,
trayendo consigo nuevamente la desgracia e incertidumbre económica a la
población, aumentando considerablemente la pobreza y la marginación. La deuda
se acrecentó 40 mil millones de dólares; y por supuesto y como era de esperarse, la devaluación volvió
a hacer acto de presencia, y el gobierno nos golpeó nacionalizando la banca y
culpando a los banqueros de la tragedia económica ante la sociedad.
Para López Portillo fue imposible defender el peso como
“perro”, pero él sí se quedó con La Colina del Perro y muchos bienes materiales
más. Así que cuando tocó el turno a Miguel de la Madrid, la inflación se fue
por los cielos al sobrepasar el cien por ciento y el endeudamiento alcanzó niveles
muy peligrosos, de los que no se encontraba, ni se ha encontrado aún, la
salida.
Sin embargo estas vicisitudes económicas dieron un giro de
180 grados con la llegada al poder de Carlos Salinas de Gortari. Si bien su
toma de protesta se dio dentro de un marco de crisis política y económica, más
pronto que tarde, se afianzó al mando con su eficiente trabajo en contra de la
inflación, que a poco comenzó a dar resultados con un “pacto” llamado
“antiinflacionario”, que logró quitar 2 ceros al peso frente al dólar. Por ello
el incipiente neoliberalismo económico, resultó (al principio) alentador y
llenó de confianza a una sociedad que estaba harta de vivir lastimada por
gobiernos PRIrresponsables.
Pero las señales negativas de ese estilo de gobernar, se empezaban
a vislumbrar ante la inminente privatización de cerca de 300 empresas públicas,
entre las cuales estaba Teléfonos de México (hoy convertida en Telmex), que
cooperó bastante para crear a uno de los hombres más ricos del mundo llamado Carlos
Slim.
Con la llegada del TLC se elevaron los índices de popularidad
del Presidente Salinas de Gortari, por la creencia de que México estaba
ingresando en la modernidad y el desarrollo global; sin embargo (y para
variar), Salinas cometió varios errores (por ambición), que sin duda,
propiciaron el desplome de la sutil recuperación económica, hundiéndonos
nuevamente en una crisis que se agravaría por el llamado “error de diciembre”
(efecto tequila), durante los inicios del mandato de Ernesto Zedillo. Hasta
aquí ¡Vale la pena reflexionarlo! (Continuará….)