miércoles, 26 de septiembre de 2018

"LA LEY DE GRAVEDAD"






“LA LEY DE GRAVEDAD”


Luz María Sánchez Rovirosa


 “Benjamin Franklin dijo que sólo había dos cosas seguras en la vida: la muerte y los impuestos. Pero me gustaría añadir una tercera certeza: la basura. Y mientras que algunos querrían discutir la reducción de impuestos, yo quiero hablar de la reducción de la basura.”


Regresando de una pausa en mi trabajo, me encuentro con un panorama desolador en Acapulco. Espantada, triste y atónita, leo, veo y escucho las noticias del acontecer social, político y financiero; y me dan ganas amén de llorar amargamente, de meter como el avestruz, la cabeza en la tierra para no ser testigo de esta barbarie que tiene cautivo a un lugar de maravillosa belleza.

A punto de retirarse del Ayuntamiento Evodio Velázquez Aguirre y el terrorífico grupo que lo acompañó como un Bulldozer destrozando todo lo que encontraron a su paso.

Para nadie es desconocido que los actos de corrupción han sido la constante en estos tres años de funciones de Evodio Velázquez Aguirre, quién con su inmensa ambición, soberbia y su incapacidad para gobernar, dio pie a un desfalco financiero total, defraudando así la confianza de los acapulqueños que creyeron en él.

Es increíble que durante este dramático período administrativo del alcalde Evodio y a un par de días de retirarse; que el gobierno del estado encabezado por Héctor Astudillo Flores por medio de la Auditoría General del Estado (AGE), no haya podido intervenir en las cuestiones que le competen como son la rendición de cuentas y la transparencia de los recursos, más bien dio la impresión de estar en franca complicidad con el desdichado Ayuntamiento de Acapulco, el municipio más importante del estado de Guerrero.

La corrupción y la incapacidad en esta administración que termina, han rebasado los límites de la tolerancia social, en un contexto donde el liderazgo, las ideas y la responsabilidad brillaron por su ausencia; se nos pone enfrente y ante todos los agravios, el tema de la seguridad, la violencia y el crimen organizado que tienen completamente sometidos a los habitantes del municipio.

Desafortunadamente para el pueblo en general de Acapulco, no se avistan tiempos mejores. El próximo sábado 30 de septiembre toma protesta como presidenta municipal de Acapulco (por Morena), Adela Román Ocampo, quien recientemente denunció públicamente que grupos delincuenciales que controlan la Secretaría de Seguridad Pública municipal, lanzaron amenazas de muerte contra (algunos) de los miembros de su todavía incompleto gabinete. No es raro que la alcaldesa electa traiga un voluminoso aparato de seguridad detrás de ella. No es lo que debería ser y sin quererlo justificar como dice el refrán y más en tiempos de una intensa crisis de violencia e inseguridad: “El miedo no anda en burro”; en Acapulco anda en camioneta blindada.

Obvio es pensar que de esas declaraciones se desprendió recientemente el grotesco operativo que realizaron el Ejército la Marina, la Policía Estatal y Federal a las instalaciones de la Secretaría de Seguridad municipal, en el cual les quitaron las armas, placas y la autoridad para ejercer, quedando la seguridad a cargo de dichas instituciones. No sé si reír o llorar.

Además de la inmensa preocupación en el tema de protección y seguridad; el diagnóstico en general (finanzas y servicios públicos) que ya tiene la administración entrante de lo que recibirá, la próxima alcaldesa lo calificó como “lamentable”. Así que se puede decir que Adela Román y Cía. Se ganaron “la rifa del tigre”.

Qué desafortunado enredo tiene Evodio entre su cerebro y su palabra, que durante su mal paso por el Ayuntamiento de Acapulco, solo dijo y (sigue) diciendo necedades, lo que ha dejado en claro reitero, ser muy mal chofer, ya que el pesado camión que manejaba cargado de anomalías y que nunca pudo arrancar en subida, se le desbocó en la bajada, porque siempre como señala la “Ley de Gravedad de Newton”, “las cosas por su propio peso caen”. Lamentable.

Hoy tenemos que ver a la administración entrante con preocupación, no solo por la abominable y hedionda herencia que le deja Evodio, sino porque al revisar el nuevo escenario político, nos topamos con personas “non gratas”, que como buenos trepadores ya se colaron.

Imposición o cuentas pendientes de muy atrás (porque Adela prácticamente no hizo campaña), aún no se sabe, de cualquier manera, no es grato volver a escuchar esos nombres que profanan las buenas intenciones en el nuevo gobierno. Le recordamos a Adela Román Ocampo (todavía hay tiempo), que la basura se pone en su lugar. ¡Vale la pena reflexionarlo!