EL
AGUA, LA PIEDRA ANGULAR
Luz María
Sánchez Rovirosa
“El
único peligro que existe reside en el mismo ser humano. Nosotros somos el único
peligro, pero lamentablemente somos inconscientes de ello. En nosotros radica
el origen de toda posible maldad” Carl
Gustav Jung.
Vamos a
dejar descansar la política, ya que por ley debemos hacer una pausa previa a
las ya muy próximas elecciones; así que hoy veremos un tema que es muy
importante para México y para los mexicanos llamado agua.
El agua
es vital para la vida del hombre, los animales y las plantas. Esto quiere decir
que sin agua no es posible la vida. Es de todos sabido que si dejáramos de
tomarla moriríamos en pocos días.
El agua la
podemos encontrar en muchos lugares. En las nubes, los ríos, en la nieve y en
el mar. También está en el aire, en nuestro cuerpo, en los alimentos y bajo la
tierra.
Además de
usar el agua para hidratarnos (beberla), los seres humanos la utilizamos prácticamente
en todas nuestras faenas cotidianas. La necesitamos para preparar nuestros alimentos,
bañarnos, regar la tierra, criar animales, la usamos de manera industrial y
también en su correcto y controlado uso puede generar energía.
Así que
es relevante señalar que el agua potable (de uso doméstico); es indispensable
para la vida del hombre; infortunadamente, cada día escasea, en la medida que
la población aumenta y porque lamentablemente es desperdiciada y mal usada por demasiadas
personas que desconocen o no les importa su valor.
Sale a
colación este tema porque el pasado 5 de junio en el marco del Día Mundial del
Medio Ambiente, el presidente Enrique Peña Nieto, firmó diez decretos de
“reserva de agua”, con lo cual eliminó la prohibición que tenían las empresas
privadas para extraer agua de casi 300 de las 700 cuencas acuíferas que tiene
el país.
Esta
cifra equivale aproximadamente al 55 por ciento entre lagos, lagunas y ríos.
Estos decretos, realizan un dramático cambio para que no haya ningún
impedimento, para la extracción (de cualquier forma) del vital líquido.
La “veda”
es una medida que impide al gobierno (por ley) permitir que se haga uso del
agua de forma privada. El gobierno actual (casi finalizando) hizo (como dicen
los que saben del tema) “una transición de un régimen jurídico de veda a otro
de reserva”; que aun cuando sigue siendo restrictivo, abre las puertas a la
privatización.
Dichos
decretos por supuesto que permitirán que el ya señalado 55 por ciento de los
lagos, lagunas y ríos propiedad de la nación, sean concesionados hasta por 50
años a la industria minera y a la extracción de hidrocarburos (incluyendo el
fatídico fracking), ya que dichas cuencas se encuentran curiosamente ubicadas
precisamente donde se realizan estas actividades.
También
dichos acuerdos, se explayarán a las concesiones que actualmente trabajan sin
títulos vigentes (50 mil aproximadamente), es decir, que tienen sus documentos
vencidos que por la Ley de Aguas Nacionales, no los pudieron renovar.
Los expertos “no
gubernamentales” señalan que estos “decretos presidenciales”, permitirán (aun
cuando lo refuten) a la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), garantizar el
suministro del líquido para empresas mineras, petroleras y de desarrollo urbano
(extranjeras), sobre los derechos del agua de los pueblos indígenas,
comunidades rurales y agrarias y en general en detrimento de todos los
mexicanos.
Es cierto que hay muchas
personas inconscientes que desperdician el agua, abusan de ella y la
contaminan, y esto nos plantea cada día graves problemas.
Pero hay
que poner mucha atención en que el agua está considerada como un recurso
renovable, si su uso y tratamiento es cuidadosamente controlado. De otra manera
se convierte en no renovable, ya que sería imposible su regeneración cuando su
explotación la supera.
Este
gobierno termina poniéndole la “piedra angular a la corona de espinas” de las
terribles Reformas Estructurales.
Esta
terrible situación que por hacerla a la velocidad de un rayo, se dio por el
“poder ejecutivo” y no por “el poder legislativo”, y no por supuesto por el
bien común del pueblo de México; sino por la ambición de otra dinámica más para
la acumulación de su capital antes de retirarse; se puede echar para atrás.
¡Vale la pena reflexionarlo!