miércoles, 19 de febrero de 2020

OJALÁ




OJALÁ


Luz María Sánchez Rovirosa


“Lo que las leyes no prohíben, puede prohibirlo la honestidad”. Séneca.


Hoy tocaré un tema muy difícil y delicado, ya que resulta polémico por la gran variedad de pensamiento (que no criterios y convicciones) que giran alrededor del Alfa y el Omega en el gobierno actual de México.


Para hablar de las “distinciones” a las que se ha hecho acreedor el presidente López Obrador; por fuerza tengo que retroceder al pasado reciente y no tan reciente aun cuando esto no sea “lo indicado” para muchas personas que no entienden del aprendizaje y las experiencias que ese lapso nos dejó.


Brevemente un ligero paso por los sendos escándalos de tremenda corrupción, las interminables mentiras que nos revoloteaban por todo el territorio geográfico del país, la violencia exacerbada, el crimen organizado enraizado por todos los rincones del país haciéndose notar cada día más como los dueños de México y con una impunidad fuera de toda realidad.


Los escándalos de corrupción tanto de Felipe Calderón como de Peña Nieto, los abusos de poder de ellos y sus “altos” funcionarios a lo largo de sus gestiones, curiosamente son hasta este “vapuleado” gobierno que están siendo cuestionados por las leyes, para dar el comienzo a la nueva era de la no impunidad.

Sin embargo, también percibimos cómo es el terrible golpeteo que realizan las personas contagiadas o pagadas en las llamadas redes sociales o en los medios de comunicación tradicionales, con información exagerada o falsa, en las cuales se desvirtúan las noticias de una manera alarmante, ganando la atención de una extraña sociedad que “espejea” las acciones del presidente, convirtiéndolas en terrorismo.


Sin embargo, que fácil es tirar la pelotita a otro, reventando a México, ya no sé si por imitación, por influencia o por sincera vocación, ya que no hay cuestión que se realice en el gobierno actual que no sea criticada y juzgada con sendas actitudes de “verdugos”; y reconozco sinceramente, que existen muchas de ellas que no son las óptimas.


Y resalto esta lamentable situación para México, que no para López Obrador; y me acerco a una desgarradora verdad que recién sucedió en la Ciudad de México; estoy hablando del crimen “llamado femicidio” de la niña Fátima Cecilia.


Verdaderamente estoy horrorizada con este caso de la pequeña de siete años, quien desapareció de la mano de (hasta hoy) una desconocida, frente a las “narices” de la escuela Enrique Rébsamen (instalaciones Xochimilco), dónde la menor de edad estudiaba. Los pormenores “visibles”, casi todos los conocemos vía medios de comunicación, en especial a través de las redes.


No tengo, ni existen palabras para expresar semejante aberración, es inconcebible, y desafortunadamente no es el primero. Pero, por otro lado, me aterra el ladrido de la feroz sociedad con claros síntomas de rabia patológica. Ojalá una sola persona (en este caso el presidente actual), tuviera el poder de resolver de inmediato una crisis de valores que se ha venido gestando de antaño.


Qué le sigan echando la culpa a López Obrador por este dramático suceso y por todo, es lo de menos; lo de más y más grave, es como esa parte de la pervertida sociedad, está usando este doloroso, lamentable, injusto y monstruoso asesinato de la niña Fátima, para señalar y golpetear otro “error” (según ellos) del presidente López Obrador, en un vil y bajo espectáculo mediático. Esta es mi humilde opinión y así la acato.


Qué triste es esta distorsión que nos agobia, por ignorar lo que somos y valemos y aceptar la manipulación de lo que nos dicen que somos y valemos; ya sea por cobardía, por conveniencia, por comodidad, por resentidos o por ambiciosos.


Y entonces lo que hemos logrado con esta estúpida reyerta anti-presidente López, es perder nuestra capacidad de reflexionar para aceptar lo discordante, lo que nos lleva a jactarnos en lo individual y no por el bien común; terminando parados ante un supuesto desarrollo humano, que solo ha servido para borrarnos lo humano. ¡Vale la pena reflexionarlo!

miércoles, 12 de febrero de 2020

CUANDO ENTRE COCODRILOS TE VEAS







CUANDO ENTRE COCODRILOS TE VEAS


Luz María Sánchez Rovirosa



“Piensa cuánto más dolorosas son las circunstancias de tu ira, que las acciones que la han originado”. Marco Aurelio.



Como nota de último momento; el Fiscal General de la República Alejandro Gertz Manero, confirma que el exdirector de Pemex Emilio Lozoya Austin (prófugo de la justicia), fue detenido en España, acusado presuntamente por “delincuencia organizada, operaciones con recursos de procedencia ilícita y cohecho”. Pendientes esperando más información.


Vamos a dar inicio al artículo de hoy, introduciéndonos al enigmático y fascinante mundo de los “cocodrilos”, especialmente sobre la forma como se alimentan; y que está considerado como uno de los reptiles más grandes del mundo.
Los cocodrilos son animales carnívoros, que capturan a sus presas con certeza, pero con demasiada cautela y ventaja. Cuando éstos prenden a su presa entre sus fuertes dientes y mandíbulas, estas se cierran completamente y no hay poder en la tierra para que se abran antes de acabar con su porción y antes de que se sumerja con ella al agua, ahogándola, para después engullirla. *Los cocodrilos han sido conocidos por ser caníbales, esto quiere decir, que se comen sin piedad, hasta sus propias crías.


Sale a colación este interesante tema ya que recientemente, el ex senador de la República David Jiménez Rumbo, visiblemente “atormentado”, arremetió contra jueces y magistrados partícipes en “su asunto”, tachándolos de corruptos, ya que, en estos últimos días, fue informado que perdió el juicio en el cual el ex gobernador Zeferino Torreblanca Galindo lo demanda (por vía penal), por “daño moral”, ya que el susodicho lo acusó públicamente de haber sido el asesino “intelectual” de Armando Chavarría en ese entonces, diputado local, sin tener absolutamente prueba alguna en su contra.


Penado a pagarle una suma de aproximadamente 6 millones de pesos, más una disculpa pública a Zeferino Torreblanca; Jiménez Rumbo pese a sus “shows” acostumbrados, en esta ocasión no va a tener quien lo ayude, pues es de todos sabido, que es imposible acusar a cualquier persona de un delito, hasta que sea totalmente comprobado con pruebas fehacientes; ya que la alusión a la confesión que le hiciera el difunto (según él) y por la cual Jiménez Rumbo vocifera en contra de Torreblanca, es para “matar” pero de risa a cualquier persona consciente, a cualquier juez y a cualquier tribunal.


Es buen momento para que David Jiménez Rumbo entienda que las cosas no se hacen con semejante margen de error y mucho menos en cuanto a leyes se trate. Mejor que busque como negociar el pago de los 6 milloncitos y le pida su disculpa a Torreblanca, ya que sin temor a equivocarme (porque conozco a Zeferino), el ex gobernador que se quiere sacrificar por el pueblo de Acapulco y ser presidente municipal otra vez, ya cerró las mandíbulas, y no las va a abrir hasta que se lo coma.


Las leyes y la libertad de expresión son muy claras cuando nos dicen que nadie puede ser acusado de ladrón, corrupto, deshonesto, violador, traficante y/o asesino, mientras no se demuestre lo contrario. Para que no se nos suelte la lengua, y cuando vayamos a decir que la burra era parda, sea porque tenemos los pelos en la mano.  ¡Vale la pena reflexionarlo!