“LA INICIATIVA PRIVADA”
Luz
María Sánchez Rovirosa
“Si no peleas para acabar con la corrupción y
la pobredumbre, acabarás formando parte de ella”. Joan Baez.
Vamos a introducirnos en el
tenebroso tema de los impuestos. Los impuestos son contribuciones que se
“imponen”, por lo mismo, nunca han sido del agrado de los ciudadanos pagarlos;
ya que, desde muchos, muchos ayeres, han sido injustos para la mayoría de los
ciudadanos, especialmente para los “cautivos” (la mayoría), y para los más desamparados.
A través de la historia,
gobernantes y gobernados realizaron un “pacto social” en el que tácitamente el
pueblo acepta entregar una proporción (de acuerdo) a sus ingresos y/o sus
bienes, para que estos recursos recaudados fueran utilizados por el gobierno
para el “Bien Común”, es decir, para todos (en este caso) los mexicanos sin
excepción, en inversiones para el desarrollo del país en áreas de gasto social,
salud, educación, infraestructura, etc.
El caso es que en estos
momentos tan graves por los que pasa el mundo debido a la Pandemia por
Coronavirus, la población (casi) entera se ha tenido que replegar a un
confinamiento domiciliario. Y las empresas, sobre todo las medianas y pequeñas,
y “changarros familiares de la esquina”, han tenido que cerrar sus puertas y
dejar a sus empleados “al garete”, por falta de liquidez para seguir soportando
sus egresos, sin ingresos.
Así que, para pronto, las
asociaciones de empresarios tipo Coparmex y demás yerbas (en todos los rubros
comerciales), que albergan dichas empresas, se han atrincherado para la defensa
de sus agremiados, pero sobre todo la propia en la cancelación o condonación o
privilegios de los tributos en estos momentos económicamente tan difíciles.
Eso me parece y es de
justicia, el grave problema de esta situación, son las grandes empresas que sí
tienen el capital para sustentar esta adversa situación y pagar como se debe
sus impuestos, a lo que no están acostumbrados, debido a las facilidades que
anteriores gobiernos les otorgaron con los llamados “Privilegios Fiscales, que
son beneficios inexplicables para unos cuantos.
Sin ser especialista (ni nada
por el estilo) en este intrínseco tema, sé que en términos fiscales mexicanos
“cancelar” impuestos significa dejar de cobrar una deuda fiscal, porque los
deudores no tienen cómo ni con qué saldarla. No así la “condonación”, que es el
perdón de impuestos, multas y otros créditos fiscales para apoyar a sectores de
la economía, que necesiten ser ayudados; tal cual se solicita en este momento.
Ahora bien, los “privilegios”
fiscales, es cuando le sale lo “emotivo” al SAT, y le da todo tipo de
oportunidades a empresas riquísimas, para que por un ladito y por el otro,
ejemplo los Paraísos Fiscales, encuentren todo tipo de filtros, que les
permitan evadir los altísimos tributos según sus capitales; con algunas
“condicionillas”, para que toda la Hacienda Pública, se pueda hacer de la vista
gorda.
Así que mirando “como el
chinito”, amén de todos los problemas políticos, sociales y económicos que nos esperan
tras la “Consumación de la Pandemia de Covid-19 (Coronavirus), todo mi ser me
grita que se quiere quedar en casa, porque no quiere volver a “la normalidad”.
¡Vale la pena reflexionarlo!