miércoles, 27 de febrero de 2019

¿ESTANCIAS INFANTILES, JUSTOS POR PECADORES?






¿ESTANCIAS INFANTILES, JUSTOS POR PECADORES?



  

Luz María Sánchez Rovirosa


“Una cosa no es justa por el hecho de ser ley. Debe ser ley porque es justa”. Montesquieu.





Nuestra sociedad actual es una sociedad compleja, y en un futuro lo será todavía más, y conjuntamente las cuestiones morales lo serán también. Ahora bien, a cuestiones complejas no se puede enfrentar con mediocridad, las cuestiones complejas, exigen acciones y respuestas complejas.


La sociedad hoy en día va tomando conciencia cada vez más clara, de que la libertad que se aleja del respeto al prójimo y a sus derechos fundamentales, se convierte en un vocablo vacío y muchas veces peligroso; ya que la libertad se acalla frente al predominio del interés de los poderosos, que olvidan qué como consecuencia de su egoísmo se puede dar la ruina de la humanidad.


Infortunadamente parte importante de la opinión pública, considera que la libertad es entendida como la capacidad de elegir hacer cualquier cosa, en un clima social en el que se profesa abiertamente la regla del “todo se vale” para conseguir el bienestar propio, el poder económico o político o cualquier tipo de placer y junto con estos fines, muy frecuentemente se recurre a la violencia, a la mentira, al fraude, a la ausencia de profesionalidad y al desdeño por el trabajo bien hecho, así como a la violación de los compromisos y obligaciones sociales y económicos entre cualquier persona de cualquier condición.


El polémico tema de las Estancias Infantiles, es un punto en el que la sociedad y los grupos de oposición deberían de poner mucha atención, pero una atención madura, responsable y ética que transmita un deseo de bienestar para los niños, un centro de trabajo honesto que genere empleos bien remunerados; para que dejen de ser el botín en el que se convirtieron.


Guarderías y estancias fantasmas, estancias en funciones con un alto porcentaje de niños fantasmas, es decir, pequeños que solo existían en los registros, pero que no asistían, amén de una diversidad impresionante de irregularidades y todo esto solapado por los anteriores gobiernos. También y es justo mencionarlo, muchas de las estancias funcionaban de manera correcta, y es aquí cuando aplica el refrán “pagan justos por pecadores”.


Así qué ante este desastre, el actual gobierno decidió cortar los fondos, y señaló por medio de la Secretaria de Bienestar (antes Sedesol), que estas no desaparecen, pero que se revisará el censo de los menores que se benefician con este servicio, y que se darán importantes cambios, para optimizar su funcionamiento, al estar en constante verificación para que los recursos otorgados directamente a los padres, se ocupen para este fin.


La indignación tanto de los que pierden el servicio (momentáneamente) y los que pierden los privilegios es justificada ante un cambio verdadero que no se quiere entender. Un cambio en donde poco a poco ya no se darán estructuras inequitativas, injustas e inmorales, que por cientos de años nos habían tenido cautivos; por políticos y gobernantes que todavía no tienen el valor de llamarle bien al bien, mal al mal, y en consecuencia actuar. ¡Vale la pena reflexionarlo! 


miércoles, 6 de febrero de 2019

LA ESPANTOSA PERO ADORADA CORRUPCIÓN






LA ESPANTOSA PERO ADORADA CORRUPCIÓN


Luz María Sánchez Rovirosa


“Si no peleas para acabar con la corrupción y la podredumbre, acabarás formando parte de ella”. Joan Baez.


En México con el cambio de gobierno estamos viviendo una situación inédita que ha llegado a ser tan crítica, que en no pocas ocasiones vemos al pueblo desconcertado, aterrado y hastiado ante el embate indiscriminado de una fuerza exterior y extraña que golpea con saña al muy reciente gobierno de Andrés Manuel López Obrador, quién ya no sabe de quién defenderse, si de los buenos, de los malos o de los peores.

Pero la verdad es que el ciudadano común, el que no tiene el mínimo de garantías sociales, económicas y legales; ese ciudadano que no sabe cuándo algún miembro de su familia podrá ser la siguiente víctima, o en su caso, cuándo en la desesperación por la supervivencia de la misma, no pueda o ya no quiera escapar del peligro de caer en las redes de la corrupción, sí tiene puesta su confianza y su esperanza en este gobierno.

Ante esta delicada situación, es relevante destacar cuál es el contexto social en el que está dándose este terrible conflicto, porque es un hecho indudable que el tejido social está erosionándose aceleradamente, ante la descarada y patológica preferencia por la corrupción cotidiana, aun cuando hemos sido testigos del desvío de millones y millones de recursos financieros que en carretonadas llegan a manos de los políticos, y aunque salen de las manos del pueblo; nunca regresan a él.
Por ello se me hace tan difícil, casi imposible entender la aberración enfermiza de una extravagante y extraña “tropa” (incluyendo a los ex presidentes más recientes), que se dedican a desacreditar toda acción del gobierno, siendo estos quiénes perturbando a una sociedad tan manipulada y temerosa, están polarizando al país.

Y ahora que nos toman en cuenta, que nos hablan diferente, que nos hablan derecho y nos ponen de frente una tajante realidad de la que hemos sido testigos ciegos y mudos por miedo o conveniencia; el verdadero punto de inflexión increíblemente, es la  aceptación o no de la ratería de nuestros recursos financieros, como parte del botín de cada gobierno anterior, que no le interesaba reconocer el derecho que tenemos los demás de exigir transparencia y control, y que es (hasta hoy) nuestra indiferencia o nuestra complicidad, las que nos hacen seguir sin entender toda esa complejidad, sencillamente atribuyéndole todos los males al reciente gobierno de la Nación.

Por supuesto que entrando o no en razón, hoy ese hecho es una realidad sin posible margen de error; ya que son demasiados los intereses, económicos, políticos y de poder, que genera la corrupción para los gobernantes y también para los ciudadanos en México, conociendo su intrínseca historia. ¡Vale la pena reflexionarlo!