“DIPLOMACIA INTERNACIONAL”
Luz María Sánchez Rovirosa
“Las
cadenas del hábito son generalmente demasiado débiles para
que las sintamos, hasta que son demasiado fuertes para que podamos romperlas”.
Samuel Jonson.
La
Xenofobia es el miedo o rechazo hacia lo extranjero, marcada especialmente a
los grupos étnicos y de raza. Su etimología proviene del griego xénos extraño,
extranjero y phobos miedo.
Todavía
en pleno siglo XXI, es muy común observar como existen demasiadas personas que
poseen en su ADN características específicamente discriminatorias por lo cual,
no pueden reprimir su falta de escrúpulos, inclusive les es imposible controlar
su odio, su desprecio y discriminación a personas distintas a como se consideran
ellos o de otros países. Tal es el caso de Donald Trump con México.
Breve
explicación, para dar paso al tema de “Diplomacia Internacional”, que ya pasa
de ser preocupante a ser aterrorizante. Después de leer con detenimiento las
declaraciones del presidente Donald Trump, me queda muy claro que las
repercusiones negativas y (sin exagerar) fatales para México, no son
palabrerías al aire, sino una amenazante y cada vez más grave realidad.
¿De verdad me inquieta qué actitud irá a tomar el gobierno de México, ante
las amenazas y las humillaciones, vejaciones, desprecios e insultos injustos e
inmerecidos que diariamente recibimos socarronamente de este patético personaje,
ante el anuncio de las fuertes y comprometedoras embestidas financieras que
señala para nuestro país, por demás comprometido también con su frontera sur?
¿Y me intranquiliza más nuestro futuro, porque el gobierno de Peña Nieto
junto con el aprendiz Videgaray, dejaron una fatídica herencia la cual permitió
a Estados Unidos aprovecharse de México?
Y uno se pregunta ¿Por qué nuestro país ha vivido centenas de años
atormentado entre diferentes luchas y empujones bajo el yugo maldito de los
“gringos? Nunca deberían haber permitido que nuestro futuro político, social y
económico dependiera de las decisiones que se tomen desde Washington, donde la
integridad y la dignidad de los mexicanos es dramáticamente y
consuetudinariamente pisoteada.
El tiempo pasa y seguimos
inmersos en esta decadencia humana por costumbre, por ese influjo de
conformismo o sumisión que caracteriza al mexicano, esperando tal vez, que la
crisis sin precedentes no sea la financiera. Pero cuidado, porque la crisis de
valores de una sociedad, por experiencia, siempre cobra factura; y al final
agobiados como siempre ignoramos lo qué y quiénes somos, para aceptar lo qué y
quiénes dicen que somos, y orillados por la conveniencia o por comodidad
estamos perdiendo la capacidad de reflexionar.
¿Pero, por qué ha sucedido
esto? Sin duda alguna por la sádica repercusión que
hemos tenido de gobiernos tras gobiernos arbitrarios. Pero sorpresa hablando de
sadismo, tiranía y locura, hace un par de días el presidente de Estados
Unidos dijo: qué si México no detiene la migración, pondrá altos aranceles
para los autos que nuestro país ensambla y que exporta hacia esa nación, amén
de un gran impuesto fronterizo para quienes quieran vender productos en su
país, y si no sucede así, cerrará la frontera. ¿No le creen, entonces quién se
atreve a jugar ahorcados con él en el muro?
Hay que preguntarnos si esta extraña
actitud nos hace tan felices (individualmente), que nos hemos olvidado del
prójimo; y cuál es la razón quizá en la cual participamos de forma pasiva o por
inercia, de que no nos importe que los demás pisoteen nuestra dignidad,
integridad, nuestro orgullo, nuestro honor, nuestro mérito, nuestro respeto, es
decir, nuestra vida. ¡Vale la pena reflexionarlo!