EL ESTIGMA DEL LAGO DE TEXCOCO Y EL NAIM
Luz María Sánchez Rovirosa
“Cuando vean que para producir
no necesitan obtener la aprobación de quienes no producen nada; cuando vean que
el dinero fluye a quienes comercian no en bienes sino en favores; cuando vean
que los hombres se hacen más ricos a través de la estafa que del trabajo, y sus
leyes no los protegen de ellos, pero los protegen a ellos de ustedes; cuando
vean que la corrupción es recompensada y la honestidad se convierte en un
sacrificio personal; sabrán que su sociedad está condenada” Ayn Rand.
En el actual contexto de un México con una severa crisis política,
económica, social y moral, tenemos como primer round de la nueva administración
(aún no en funciones) y la Iniciativa Privada (afectada), el tema de la
cancelación del NAIM y sus consecuencias, hasta este momento, negativas;
hablaremos de lo relevante del Lago Nabor Carrillo, mejor conocido como el Lago
de Texcoco, en este espeluznante asunto aéreo.
No me voy a remontar hasta el pasado prehispánico en la
grandiosa vida de este inmenso lago que vio nacer la ciudad y la cultura de
Tenochtitlan, hermoso cuadro representado en nuestro Escudo Nacional.
La historia de sucesos entre la fundación de la Ciudad
Azteca, la conquista, el virreinato, etc., la vamos a omitir, ya que es pródiga
en relatos relevantes e interesantes de nuestra historia, y no me alcanzaría ni
el tiempo, ni el espacio para describirla.
Así que aterrizaré en el lejano año de 1965, cuando este
lago por cantidad de modificaciones, proyectos, asentamientos, mal uso y abuso
de la naturaleza, etc., se estaba secando de una manera alarmante, hasta que
los ingenieros Nabor Carrillo y Gerardo Cruickshank, después de muchas
investigaciones y estudios, instauraron el Plan Texcoco que consistía como eje
central, en la rehidratación de las superficies vacías del viejo lago.
De tal suerte que la Ciudad de México se vería libre de
inundaciones, tolvaneras, también restauraría el equilibrio ecológico y
evitaría la necesidad de acarrear agua para el abastecimiento de partes
importantes de la ciudad, de otras cuencas, así como la desviación de los excedentes
hídricos hacia el Río Pánuco.
Y como dijo Felipe Calderón Hinojosa “Haiga sido como haiga
sido”; los frutos de aquel plan han demostrado ser bastante positivos
(cuestiones ambientales), qué entre otras cosas, ha permitido reducir los
torbellinos de polvo que llegaban de forma agresiva desde el vaso de Texcoco, y
las fuertes inundaciones en unas de las zonas urbanas de lo que otrora fue el
Distrito Federal.
Así mismo, con la instalación de las plantas tratadoras de
aguas “negras”, el índice de enfermedades endémicas ocasionadas por el consumo
de aguas contaminadas también aminoro. Y algunas especies de aves locales y
migrantes han vuelto al Valle de México en busca de su hogar definitivo o
temporal; después de una larga y cruel ausencia, producto de la desaparición de
sus ecosistemas.
El 2 de septiembre de 2014, el todavía presidente Enrique
Peña Nieto, anunció que se construiría un nuevo Aeropuerto Internacional, en la
zona federal del Lago de Texcoco, hoy (el artificial) Nabor Carrillo.
En aquel entonces, el ex secretario de Medio Ambiente y ex
director de Conagua (gobiernos de Fox, Calderón y Peña Nieto) José Luis Luegue
Tamargo, señaló que el gobierno priísta le ocultó a los mexicanos, que se iba a
drenar una laguna junto donde se construiría el NAIM; en ese tenor, sí que se
quedaron calladitos y sin que la IP reclamara que el Lago Nabor Carrillo sería
chupado en pos del “progreso”; faltándole el respeto a la vida y costumbres de
las comunidades indígenas y de todo México.
Y de todos estos intereses amañados y oscuros, es que se ha
dado esta revolución en ciernes, que empaña el cambio y el progreso. Este tipo
de ejercicios democráticos (consulta ciudadana) son plataformas para permitir
al pueblo ser partícipe y formarse una justa opinión, ante un problema que nos
compete a todos.
En México no hay prole, no hay muchedumbre; lo que nos pasa
es que los gobiernos han convertido al país en un lugar plagado de
desigualdades abismales entre los que “tienen y los que son”. En un lugar en la
faz de la tierra con problemas sociales, económicos, educativos y culturales
muy graves.
Esperando de corazón que pasen rápido los días y que
termine el suplicio de esta estigmatización frenética, cargada de odio y
violencia; qué en mi opinión muy personal, se me antoja un franco proceso de
descomposición humana y terror social, ante lo inentendible de anhelar la
corrupción y la impunidad ¡Vale la pena reflexionarlo!