CONSULTA
CIUDADANA POR MÉXICO
Luz
María Sánchez Rovirosa
“Cuando
los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden el respeto”.
Cardenal de Retz.
¿Quién puede vivir tranquilo hoy en día? ¿Quién no vive inmerso en un
torbellino de inquietudes y preocupaciones por lo que nos deparará el futuro?
Es imposible que en estos álgidos tiempos de transición que se avecinan,
los ciudadanos comprometidos e interesados en el quehacer político de nuestro
país y en nuestro bien común, no estemos pendientes de todos los movimientos
que se están realizando en el gobierno saliente y en el entrante, en torno a la
selección de los integrantes que acompañarán a Andrés Manuel López Obrador y en
la herencia qué nos dejan los integrantes que escoltaron a Enrique Peña Nieto
en el sexenio que está por terminar. Transición que se antoja muy complicada.
Sin embargo una gran parte de los ciudadanos que no tenemos compromisos con
el poder y que respiramos para alcanzar una vida mejor, sobre todo para los que
vienen detrás; sí nos percatamos con aflicción en los prospectos que utilizan
en mayor grado las estrategias de los medios de comunicación negativos y
golpeadores contra sus antagónicos (por obvias razones), que son los que se
encuentran hoy más ocupados que preocupados por descontrolar a la gente con sus
argucias verbales, mediante los abultados pagos (aún) por sus pegajosas
lisonjas, pero sobre todo para sus malvados embates que tanto daño hacen a
México, ya que solo buscan el beneficio material personal, con canonjías y
prebendas como premio a dichas y maquiavélicas acciones tan amañadas y
manoseadas, que mucha gente las cree.
Por
estos motivos y como ciudadanos pensantes podemos preguntarnos ¿Es posible que
en el próximo cambio de administración, haya un cambio en nuestras actitudes o
solamente nos sentiremos bien siendo feroces partícipes a favor o en contra
según nuestras preferencias, del caos que seguiremos construyendo en este
tiempo cruel y vertiginoso que obviamente no nos ha llevado, ni nos va a llevar
a ninguna parte; pero que sí nos conduce irremediablemente a un sin sentido que
nos grita, que nos alerta, que somos nosotros los que no queremos entender que
sí existe un futuro y un futuro bueno para todos sin excepción, si nos ponemos
la camiseta de México y no la de un partido o un candidato? Hasta aquí vale la
pena una buena e introspectiva reflexión.
A
continuación, voy a tocar un tema muy importante y delicado del cual no soy
experta ni mucho menos, pero tampoco soy ni neófita, ni tonta, ya que sí puedo
bien informarme para darle forma a mi criterio y tener actividad participativa.
Vamos
a hablar de las finanzas en general, pero enfocadas en su intervención dentro
del nuevo gobierno que encabezará Andrés Manuel López Obrador, incluyendo la
próxima “consulta ciudadana”, sobre el Nuevo Aeropuerto (NAICM), que hasta este
momento se estaba construyendo sobre el Lago Nabor Castillo, es decir, (otrora)
el Lago de Texcoco.
Para
su servidora es muy importante esta consulta, ya que democráticamente para un país
es muy sano tomar en cuenta la opinión de los ciudadanos (para eso son las
elecciones), en las decisiones “normalmente” gubernamentales, que podrán tener
repercusiones posteriores y de las cuales eternamente nos quejamos por no ser
tomados en cuenta a pesar de pagar impuestos, y hoy que lo hacen, bizarramente
nos indignamos; pese a que el beneficio o maleficio va a repercutir en
nosotros.
Estamos “curiosamente” aferrados a una consuetudinaria
política financiera del desvío, y de gastar (hasta lo que no tenemos) para
crecer. Una economía disparada donde no existe desarrollo compartido, donde el
cinturón siempre nos lo apretamos nosotros el pueblo, un gobierno que
desestabiliza el progreso, que aumenta sin pudor la deuda pública, y que por lo
mismo la devaluación y la inflación se han hecho el pan de todos los días;
simplemente una escandalosa atonía, o bajo crecimiento. Pero eso sí, hoy
repelamos (aún sin andarlo) por el camino que tomará el nuevo gobierno.
Por lo que he leído y escuchado, a mi humilde entender será
un camino de reducción del gasto público para equilibrar las finanzas, es
decir, a menor gasto menor necesidad de endeudamiento público, con lo que se
logrará la disminución del déficit presupuestal y de la inflación, para que los
precios de las cosas y servicios empiecen a decrecer, beneficiando directamente
al salario real de los trabajadores; es decir, aumenta el poder adquisitivo del
salario nominal. Ojo, sin dejar de estar pendientes en evitar la corrupción.
Para su servidora, un esfuerzo que se denomina “desarrollo
estabilizador”, es el inicio de una terapia para sanar el estado de salud de
México y su gente. No hay mesías aquí abajo, ni será un milagro si México sale
adelante. Solo se trata de justicia y de buena voluntad de parte de todos los
mexicanos. ¡Vale la pena reflexionarlo!
PD: A todas las personas que hacen el favor de leer mis
artículos, les comunico que estaré ausente durante tres semanas. Mil gracias
por su comprensión.