martes, 10 de diciembre de 2013

EL ILUSIONISMO POLÍTICO




 
EL ILUSIONISMO POLÍTICO

Luz María Sánchez Rovirosa

“Lo que los ojos ven y los oídos oyen, la mente piensa”. Houdini

 

¿Cómo ciudadanía participativa, qué podremos hacer para lograr sacar a México del atraso, la pobreza, la marginación social, política y económica, de la corrupción, de la violencia e inseguridad en que se encuentra sumido actualmente?

El párrafo anterior engloba todo lo que nuestras ilusiones como ciudadanos sensibles de este país, queremos y anhelamos que ya no sucedan, sin embargo, no lo hemos podido lograr.

Hablar de un mexicano participativo, estoy convencida que sería lo óptimo, lo ideal y lo correcto; si el gobierno (como dice), lo permitiera; y si la ciudadanía sintiéndose tomada en cuenta no se politizara. Pero como desafortunadamente esto es cada día más difícil (por no decir imposible), hoy casi al declinar el 2013, hablaremos de la ilusión (ilusionismo).

La ilusión es la esperanza puesta en alguna cosa positiva, como un sueño, un sentimiento de alegría en un proyecto que de verdad deseamos que se realice, que se cumpla. Y la ilusión óptica (ilusionismo), es una imagen mental engañosa provocada por la imaginación o por la interpretación errónea de lo que perciben los sentidos. Muy diferentes, pero ambas son ilusiones.

Las comparaciones con el pasado (para algunas personas), con el convencimiento de que cualquier época anterior fue mejor; quizá no sea lo más sano, sin embargo, igual, pero de atrás para adelante ya lo reza el refrán que dice: “nunca segundas partes fueron mejores”.

Así que de vez en cuando, hablando de ilusión y de ilusionismo político, específicamente en este caso que nos atrae, es decir, del Partido Revolucionario Institucional (PRI), no hay más remedio que cotejar y reconocer que en estos tiempos tan avanzados en tecnología y en contraposición a otros que ya son historia, se cometen las mismas barbaridades, injusticias, esclavitudes y se protagonizan salvajadas, robos, engaños, delitos y tonterías igual que antes, pero disfrazadas de “sofisticación”. 

Claro ejemplo (de una ilusión disfrazada), son las “reformas estructurales” aprobadas durante este primer año de gobierno del retorno del PRI; y que son tan sólo un anticipo de lo que se nos viene encima para los próximos años, en este extraño experimento de los “nuevos modos” del mismo Tricolor.

Por ejemplo, una ilusión convertida en ilusionismo, se da en la recién aprobada Reforma Hacendaria, en la cual dejaron ilusionados a los mexicanos con que los alimentos y medicinas quedaran en tasa cero% de IVA. Pero, oh cielos, cualquier alimento que contenga dulce (azúcar o sustituto), que son miles, y que fueron considerados “chatarra”, los “nominaron” para el IEPS y del cero% volaron hasta el 8%, sin que los mexicanos respingaran nadita de nada.   

Es desilusión voltear a ver los contenidos (simbólicos) de aquellos primeros meses de los años de la transición. Por aquel entonces, y precisamente por el bajo nivel de vida que teníamos, había ilusión por el cambio, había esperanzas, había promesas reales que nos hacían pensar en caminar hacia la democracia. La gente ilusionada, creía más en lo que los políticos decían y hacían.

Pero después de setenta y tantos años de –lujuria política-, y dos envilecidas épocas de transición (¿?), en la actualidad, con el PRI nuevamente encaramado en la “silla pinal”; el cambio, la democracia y toda ilusión, es un lujo que no se puede uno dar, porque no ha lugar a la participación natural y cívica de la gente, ya que el ilusionismo político que tan bien maneja este gobierno, ha devenido en pura economía para México, pero no para los mexicanos. La prueba Banxico.

El progreso no se lleva bien con el mal gobierno, porque siempre será positivo si se usa bien. Y si no, los ejemplos aberrantes que con cifras nos indican que en este año del nuevo priísmo, hay un millón más de pobres; aun cuando la titular de La Cruzada Contra el Hambre, diga que “de 7 millones de “pobres”, 3 millones de ellos hoy, viven mejor”.

Este es el tiempo que nos tocó vivir. Falta de buen gobierno, falta de ética, de moral, de valores, de dignidad, de honestidad, de humildad, de humanidad. Falta de preparación, de estudios, de cultura, pero curiosamente no de imaginación.

¿Será posible que no exista alguna manera para que volvamos a ilusionarnos y para que la democracia sirva para gobernarnos y no para que nos dirija el ilusionismo político? ¡Vale la pena reflexionarlo!

No hay comentarios:

Publicar un comentario