“A
QUIEN LE QUEDE EL SACO…QUE SE LO PONGA”
Luz María Sánchez
Rovirosa
“Lo cortés no quita lo
valiente” Refrán popular.
“La soberbia es un deseo
desordenado de sobresalir; “la elevación defectuosa del apetito", nos dice
Tomás de Aquino; y no es muy difícil detectar que la felicidad que busca el
soberbio, la mayoría de las veces está en manos del aplauso ajeno y del alago,
por lo que tiene una base y un soporte muy débil.
¿Pero por qué la
introducción sobre la soberbia? Porque deseo enrolar en este complicado tema a
la crítica, acción que es relacionada frecuentemente a la polémica, ya que
muchas veces al hacerla, se produce un desacuerdo entre dos o más opiniones.
Llegando al punto que hoy me ocupa y me preocupa, algunas
personas sostienen, que en especial la crítica política generalmente es un
argumento adverso que daña a los actores y por ende la sociedad de un país, de
un estado, de un municipio o de una comunidad, y en algunos casos, sostienen
fervientemente, que atenta contra el orden público.
Pero pese a todos estos argumentos, la crítica política es un
mecanismo indispensable, que permite debatir los asuntos de interés común en su
más amplio sentido; siendo muy necesario dentro de un -sistema democrático-,
donde la participación de la sociedad no debe restringirse únicamente a ser
simples ciudadanos sin voz (pero curiosamente sí con voto); sino una sociedad
con civismo y con iniciativas de contribución, mediante su opinión en la
gestión pública.
Me sumerjo en este peligroso mar de la política (hoy en franca
actividad), ya que todos los candidatos al puesto que sea, están tratando de
dar su mejor cara a los ciudadanos, quienes ya sea por costumbre, por
necesidad, o porque la esperanza es lo último que muere, los siguen según sus
preferencias partidistas, y los cobijan tratando de que entiendan que estarán
con ellos hasta el final, es decir, hasta que obtengan el triunfo anhelado.
Un candidato cegado por la soberbia, con un ego inflado, no escucha y no
es capaz de aceptar críticas ya sean constructivas o no, por lo tanto, es obvio
que no va a corregir las fallas o el rumbo de su campaña si acaso ésta va por
mal camino, y él no lo advierte.
Penosamente, un candidato que se escuda en la soberbia, definitivamente
es por la ausencia en su estrategia política; es decir, aquel candidato que va
de acto en acto, diciendo lo mismo, sin tener un plan o programa, no llegará a
realizar una campaña exitosa. Si no tiene un discurso diferenciado, si hace
actos de campaña sin ton ni son, sin planear, actos que son simples acarreos o
actos de simulación, y se lo señalan, tendrá que recurrir imperiosamente al
orgullo y a la soberbia como herramientas de defensa.
Desde que los postulantes están tratando de acceder a
cualquier -jerarquía de poder-, saben perfectamente bien que como personas
públicas, trabajarán en un quehacer público, y lo más importante es que lo
harán con dinero “público”, es decir, dinero del pueblo (vía tributos) al que
sirven o servirán; tienen que entender que no toda la gente va a estar de acuerdo
con sus propuestas, o en su caso, con la forma de ejercerlas.
Puede uno estar muchas veces de acuerdo y otras no al
simpatizar con algún candidato de forma civilizada, pero no entiendo por qué se
enojan tanto algunos políticos y casi siempre sus porristas, cuando se les hace
una crítica, que no sea para agradarlos.
Cualquier análisis serio del panorama político de nuestro
país, hoy especialmente en el estado de Guerrero y en el municipio de Acapulco,
debería hacernos reflexionar que la inclinación genuina por algún participante
en períodos de excitación mental, es decir, en tiempos electorales, no deben
ser, para adular al preferido o denostar al no querido, por purísima
conveniencia. Y con la pena, a quien le quede el saco, que se lo ponga. ¡Vale
la pena reflexionarlo!
P.D. Alguien me puede contestar con cordura: ¿Cómo
es posible que Benito Manrique Contreras, hoy –presunto- responsable del
homicidio de Braulio Zaragoza Maganda quien fuera secretario estatal del PAN,
estuviera postulado como segundo síndico en la planilla de Zeferino
Torreblanca, para la alcaldía de Acapulco?
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