PRESIDENTE
OJO DE HORMIGA
Luz María Sánchez
Rovirosa
“Las
cadenas del hábito son generalmente demasiado débiles para que las sintamos,
hasta que son demasiado fuertes para que podamos romperlas”. Samuel Jonson.
La llegada de Donald Trump a
la Casa Blanca el pasado 20 de enero, encendió todas las luces amarillas (hoy
rojas) de los semáforos económicos, políticos y sociales de México; país que
quedo tatuado con fuego “entre ceja y ceja” de un desquiciado presidente que
lleva en las entrañas el odio y la destrucción de los demás de los demás; entre
los que se encuentra en “primer plano”, el presidente Enrique Peña Nieto.
Ahora bien, cuando el
presidente Peña Nieto inició en 2012 un “nuevo gobierno” (priísta) se produjo en
el país, una generosa expectativa sobre todo por el anuncio de una serie de
reformas y programas que seguramente (así lo manifestó el presidente y
colaboradores), moverían a México, llegando a poner frente al mundo “el momento
mexicano”.
¿Dónde nos perdimos? porque
desafortunadamente en aquel rimbombante discurso durante la intensa “luna de
miel” de Peña Nieto con México y con los muchos mexicanos que creyeron en él,
olvidaron señalar cómo se daría ese movimiento, porque para rematar y demasiado
pronto, se iniciaron los trámites del divorcio.
Y así entre recuerdo y
recuerdo, llegamos al drama que México está viviendo ante los rudos embates del
gobierno de Satanás (gringo) y sus gárgolas republicanas, que traen arrastrando
a nuestra nación como un trapeador para limpiar la “mugre” migrante y
exprimirlo en el caño; como si en su país no hubiera tantos veteranos de guerra
llenos de problemas existenciales; demasiados alcohólicos, locos, indigentes,
ladrones, drogadictos, violadores, secuestradores, pederastas, pedófilos y
criminales; empezando con su aberrante narcicismo y sus delirios de orate
xenófobo.
Y a pesar de todos los
agravios, pareciera que en México no tenemos autoridad, no por lo menos para la
política exterior. Porque a pesar de los
reiterados ultrajes recibidos, no he escuchado ningún mensaje recio, potente y
digno del ¿presidente? Peña Nieto en defensa tanto de la soberanía de México
como en la seguridad y la tranquilidad de los mexicanos. Tal parece que
medroso, se volvió “ojo de hormiga”.
Pero eso sí, manda a sus catecúmenos
(para eso les paga, para sacarlo de los apuros), y el martes pasado después de
los 74 minutos de aplausos en el senado gringo por el discurso de Trump, el bisoño
de canciller Videgaray, aseguró durante su comparecencia ante el pleno del
Senado (en México), que “el presidente Enrique Peña Nieto ha dejado muy claro
al gobierno de Estados Unidos, los límites de la relación bilateral y los
puntos que no serán negociables”.
Señaló también que “no se
permitirá que se violen los derechos humanos de los compatriotas que viven en
EU, ni la aplicación de decretos extraterritoriales que afecten a México”;
porque aseguró que la “postura del ejecutivo ha sido firme, clara, inteligente
y oportuna (sic), y que por ningún motivo se debe confundir las buenas formas
de la democracia y la diplomacia, con la falta de firmeza; la prudencia, con la
falta de claridad, es decir, que no se confunda la estridencia con la falta de
estrategia”.
Ah que caray con Luis
Videgaray, seguirá siendo aprendiz esté en donde esté. ¿Cuándo se han hecho
respetar los derechos humanos de las personas que viven en EU, si tienen que
migrar porque aquí en su propio país no se los respetan y por eso se van?
¿El canciller no se habrá
dado cuenta que los decretos extraterritoriales, migratorios del muro y demás
yerbas, ya están en vigor y a todo vapor, y que ya han sido deportados miles de
mexicanos, entre ellos muchos niños que han sido separados de sus padres o
viceversa?
¿Dónde andan estos sujetos?
¿En qué Nirvana se perdieron? ¿Cómo entender este tipo de política mentirosa,
fantasiosa, convenenciera y muy injusta?
Imposible, porque la grave
equivocación de la política (en este caso) de Peña Nieto, como de todas las
actividades que tocan los intereses más profundos y sensibles del hombre; puede
desvirtuarse, aún más puede degradarse hasta convertirse en la misma negación
de su propia naturaleza y de su razón de ser. Lamentable. ¡Vale la pena
reflexionarlo
Excelente análisis; acertados comentarios. Los mexicanos padecemos un gobierno débil, titubeante, entreguista. "Nuestros funcionarios", egresados todos de escuelitas confesionales, en donde se confunde la economía con el estudio "de los negocios" o domesticados en escuelas gringas y en la fe "Neoliberal", creyeron o han creído que lo que "es bueno para los gringos, es mejor para los mexicanos", según se los metieron en la cabeza en esas escuelas y esos maestros, y ahora, que su "american dream" se ve trastocado por las ideas de un esquizofrénico con accesos paranoicos, andan como ratoncitos mojados sin saber qué hacer. Nadie, en ningún momento, les enseñó la palabra DIGNIDAD, de la que siguen ayunos. Felicidades Luzma.
ResponderEliminar