INTER-CAMPAÑAS
DEL DESPRESTIGIO
Luz María Sánchez Rovirosa
“No pretendas que las cosas cambien si
siempre haces lo mismo”. Albert Einstein.
Estando
en este nuevo e innecesario proceso de las “Intercampañas” (período de
abstinencia política), el presidente del Instituto Nacional Electoral (INE)
Lorenzo Córdoba, señaló que este lapso entre las precampañas y las campañas
electorales para muchos puestos de elección popular incluyendo la silla mayor,
que termina el próximo 29 de marzo, ninguno de los candidatos que suspiran por cualquier
posición, podrán hacer actos de proselitismo, es decir, reuniones públicas que
oferten propuestas rumbo a la elección; ni podrán hacer referencia explícita a
la contienda, ya que serían tomados como actos anticipados de campaña con el
inminente riesgo de perder el registro.
Entiéndase
que nadie podrá decir “yo soy la mejor opción, voten por mí”. Esto queda
totalmente prohibido. Pero no se hizo objeción alguna para que los candidatos sí
puedan decirse “hasta el huevo y quién lo puso”, incluyendo serias ofensas,
majaderías y chismes esquizofrénicos, de cada uno a sus antagónicos personales
y de partido.
Así
que en este tiempo pueden referirse a la política y a los problemas del país,
así como asistir a reuniones y eventos privados, pero sin pedir el voto a su
favor. Lo que sí pueden hacer, es pedir que su voto no sea por el otro
candidato. Qué ingenioso el señor Córdoba.
En
México un país tan rico y pródigo en su naturaleza que bien podría ser una
potencia en el mundo, todavía a estas alturas, no podemos hablar de democracia
sin verla como una deforme caricatura con una sofisticada predisposición al
fraude, vía una manipulación sucia y tendenciosa que tristemente nos identifica
ante el mundo.
Hay
partidos (como el que hoy ostenta el poder), que por viciosa y peligrosa estrategia
política y por falta de ética, hacen lo posible y hasta lo imposible
(inimaginable), por mezclar nuevamente la inmensa montaña de irregularidades,
que han sido y seguirán siendo su insignia.
Hoy
nuevamente pero más, mucho más intensamente, nos “estamos enfrentando”, a una
violencia verbal para la cual la ley no tenga sanciones. Una fea estrategia,
que diluye y casi desaparece la posibilidad de tener la certeza que se va a
lograr un proceso electoral justo y bien habido.
Así
que estas extrañas y enfermizas “Intercampañas”, tienen como ultra objetivo,
debilitar a los adversarios “a pura” campaña de desprestigio, para poderlos
quitar del escenario político. Y así, tal cual al aventón, sin analizar las
consecuencias de estas acciones, compran conciencias blandas sin ningún tipo de
escrúpulos, que les hicieran ver, el daño tan grande que le hacen al pueblo de
México, ya de por si quebrantado por la aterradora violencia que parece no
tener fin.
Podemos
si somos muy generosos, pensar que en nuestro país existe una incipiente
democracia, que nos garantiza que quien obtenga más sufragios en las urnas será
el ganador para ocupar con toda dignidad el puesto para el que contendió;
porque la realidad de la democracia es eso, una justa competitividad, no
teniendo las canonjías y ventajas que a fuerza y por imposición hagan ganar a
cierto candidato, aun cuando no sea, no el que se lo merezca, sino el que
México necesita.
Ah
pero qué difícil es para cualquier elector argumentar sobre la consuetudinaria violación
de la Ley Electoral (que tanto pregona que exige); empezando por la falta de
respeto y de atropello a la necesidad de la gente y el efecto que esta
aberrante pero enraizada actitud tiene en las preferencias electorales,
perturbando la inclinación sincera del voto. Desafortunadamente este es el
panorama que como nube negra, envuelve a México, que, viéndolo y meditándolo
desde cualquier punto de vista que no tenga interés particular, ya no puede ser
peor. ¡Vale la pena reflexionarlo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario