LA
ESPANTOSA PERO ADORADA CORRUPCIÓN
Luz María Sánchez Rovirosa
“Si no
peleas para acabar con la corrupción y la podredumbre, acabarás formando parte
de ella”. Joan Baez.
En
México con el cambio de gobierno estamos viviendo una situación inédita que ha
llegado a ser tan crítica, que en no pocas ocasiones vemos al pueblo desconcertado,
aterrado y hastiado ante el embate indiscriminado de una fuerza exterior y
extraña que golpea con saña al muy reciente gobierno de Andrés Manuel López
Obrador, quién ya no sabe de quién defenderse, si de los buenos, de los malos o
de los peores.
Pero
la verdad es que el ciudadano común, el que no tiene el mínimo de garantías sociales,
económicas y legales; ese ciudadano que no sabe cuándo algún miembro de su
familia podrá ser la siguiente víctima, o en su caso, cuándo en la
desesperación por la supervivencia de la misma, no pueda o ya no quiera escapar
del peligro de caer en las redes de la corrupción, sí tiene puesta su confianza
y su esperanza en este gobierno.
Ante esta
delicada situación, es relevante destacar cuál es el contexto social en el que
está dándose este terrible conflicto, porque es un hecho indudable que el
tejido social está erosionándose aceleradamente, ante la descarada y patológica
preferencia por la corrupción cotidiana, aun cuando hemos sido testigos del
desvío de millones y millones de recursos financieros que en carretonadas
llegan a manos de los políticos, y aunque salen de las manos del pueblo; nunca
regresan a él.
Por ello se me hace tan difícil, casi imposible entender
la aberración enfermiza de una extravagante y extraña “tropa” (incluyendo a los
ex presidentes más recientes), que se dedican a desacreditar toda acción del
gobierno, siendo estos quiénes perturbando a una sociedad tan manipulada y
temerosa, están polarizando al país.
Y
ahora que nos toman en cuenta, que nos hablan diferente, que nos hablan derecho
y nos ponen de frente una tajante realidad de la que hemos sido testigos ciegos
y mudos por miedo o conveniencia; el verdadero punto de inflexión increíblemente,
es la aceptación o no de la ratería de nuestros
recursos financieros, como parte del botín de cada gobierno anterior, que no le
interesaba reconocer el derecho que tenemos los demás de exigir transparencia y
control, y que es (hasta hoy) nuestra indiferencia o nuestra complicidad, las
que nos hacen seguir sin entender toda esa complejidad, sencillamente
atribuyéndole todos los males al reciente gobierno de la Nación.
Por supuesto que entrando o no en razón, hoy ese hecho es
una realidad sin posible margen de error; ya que son demasiados los intereses,
económicos, políticos y de poder, que genera la corrupción para los gobernantes
y también para los ciudadanos en México, conociendo su intrínseca historia. ¡Vale
la pena reflexionarlo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario