jueves, 16 de enero de 2014

EL BUENO, EL MALO Y EL FEO






 
EL BUENO, EL MALO Y EL FEO

 

Luz María Sánchez Rovirosa

 

“Se pelea mientras hay por qué, ya que puso la naturaleza la necesidad de justicia en unas almas, y en otras la de desconocerla y ofenderla. Mientras la justicia no esté conseguida, se pelea”. José Marti

El estado de Michoacán tiene colindancia con los estados de Colima y Jalisco en el noroeste; Guanajuato y Querétaro al norte, al este con el Estado de México, en el sureste con Guerrero y al suroeste con el espléndido Océano Pacífico, donde se encuentra localizado el Puerto Lázaro Cárdenas, que es considerado la joya de todo aquel grupo del crimen organizado, que ambiciona lograr su codiciado control.

Lamentablemente, hoy Michoacán es noticia en el mundo, al encontrarse prácticamente en guerra (empiezan a escasear alimentos y productos de consumo), tras ser tomada por los Caballeros Templarios, grupo que derivó de La Familia Michoacana; y que con sus delictivas acciones, ha orillado a sectores de la población a tomar y levantarse en armas, para luchar tanto contra este grupo criminal, como contra la ineficacia de las autoridades, formando un movimiento conocido como grupo de autodefensa.

Viviendo momentos de zozobra, la situación en Michoacán se ha vuelto crítica, debido a que este grupo de autodefensa se ha convertido en protagonista de la historia de este estado. Una situación peligrosa, pues a pesar de la legitimidad y lo coherente de la demanda de seguridad y de poner un alto definitivo al crimen organizado, no es bueno que la ciudadanía sea la que se procure la justicia, por su propia mano.

Ante esta delicada situación, es relevante especificar, cuál es el tenor social en que se está dando este conflicto; porque salta a la vista que el tejido social se está fracturando demasiado rápido, ante la ausencia de estrategias institucionales eficaces, para garantizar seguridad y bienestar para la población.

Y se quiera admitir o no, ha sido en este primer año de gobierno de Enrique Peña Nieto, cuando el crimen organizado está explotando. Ya venía prendida la mecha desde el sexenio pasado con Felipe Calderón; pero es ahora, cuando ya en muchos puntos del país están surgiendo estallidos de gran magnitud entre las mismas mafias, contra (él y los) gobiernos, y lo que es más grave, contra de los ciudadanos.

Esta delicada situación, va muy en contra de todos los beneficios (entre ellos la seguridad) ofrecidas por el gobierno del nuevo PRI, que hasta hoy no han sido cumplidos. ¿Exagero? Quizá, pero no podemos negar que ha sido precisamente en este sexenio, cuando este problema se ha vuelto incontrolable, ya que si bien siempre han existido las mafias, nunca se habían vuelto tan notorias, ni nunca antes se habían enfrentado los ciudadanos contra ellas y ellas nunca se habían enfrentado contra el –soberano-.

Hoy la mafia desafía a todo lo que signifique autoridad, sea del ámbito que sea, federal estatal o municipal, ahora no amedrentan, hoy arrasan con todo lo que se interpone a su paso como un obstáculo para el desarrollo de sus criminales acciones. Hoy las mafias ya salieron del clóset, con todos sus trágicos enceres, para comerciarlos libremente (pero sin pagan contribuciones), exigen -su espacio-, y lo están consiguiendo a costa de lo que sea, incluso de la vida.

Lo prohibido se está haciendo demasiado grande y no lo van a poder controlar, si no le ponen el freno de mano. Algo en México está funcionando muy mal, o en su defecto, algo en México se está protegiendo muy bien.

Pero lo verdaderamente preocupante y triste, es que hoy el pueblo de México ya no sabe para dónde voltear, ya no sabe de quién defenderse, si de los buenos, de los malos o de los feos.

Para concluir, el ciudadano común y corriente, ese que se dedica a lo cotidiano, que vive de su trabajo honesto (cada vez más escaso), que vela por su familia, hoy no tiene el mínimo de garantías y derechos, que le permitan vivir en paz y con dignidad, es decir, con –Justicia Social-. Sin ser pesimista, esta es la triste realidad que se está viviendo en México. ¡Vale la pena reflexionarlo!

 

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