FAUSTO
Luz María
Sánchez Rovirosa
“Múltiple voz eleva sus
hojas verticales clamando por el fruto maduro de tu frente. ¡Desolada bandera!
Otra vez Patria suave…Ya vienen otra vez los mercaderes.” Aurora Reyes.
Fausto etimológicamente
proviene del vocablo latín “faustus” que significa “afortunado”. Todas las
leyendas conocidas desde 1592 sobre este personaje, sin duda fueron fuente de
inspiración de Johann Wolfgang Von Goethe (1749-1832), para la creación de –su
Fausto-, obra maestra sin duda, de la literatura alemana y universal.
Fausto es el vaivén del ser humano en su relación con el mal (en la
obra), encarnado en la figura de Mefistófeles (el Diablo), que ha tenido a
través de los años una repercusión muy importante en diversas adaptaciones, no
sólo en la literatura, sino también en otras artes como la música, el teatro y
las artes plásticas; así como también, en el “arte” de la política.
La historia-leyenda se basa en la figura de un destacado filósofo
conocido como el Doctor Fausto, a quien todas las enseñanzas que le ofrecían la
naturaleza, los grandes filósofos y teólogos para conocer el misterio de la
vida (otorgada por Dios), eran insuficientes para satisfacer su entendimiento
inquisitivo por descubrir los misterios de la misma, por méritos propios. Al
cabo de un tiempo de infructuosos esfuerzos, se introduce en el bajo mundo de
la magia y en el conocimiento (en aquellos tiempos prohibido) de la brujería.
Sin embargo era tal su ambición de conocer absolutamente todo, que
incluso la brujería, la magia negra y las investigaciones prohibidas, no
pudieron otorgarle su anhelo.
Así que en su desesperación, invocó a los espíritus infernales, y en
respuesta a su llamado se presentó Mefistófeles, el espíritu del mal, y le
ofreció a cambio de su alma, todo el conocimiento que estaba buscando.
Finalmente, cuando viejo, enfermo y ya había recorrido con Mefisto todo
el bajo mundo de la perversión, de la corrupción y del mal, Fausto se percató
de las graves consecuencias del pacto que había realizado y se sintió tan lleno
de remordimientos, de amor y de sufrimiento, que su alma se escapó de las
garras del Diablo.
Una breve narración de la magistral obra de Goethe, para introducirnos
al tema de hoy: Los Faustos del tenebroso presente de México.
Empezaremos por el (hoy) ex gobernador de Michoacán Fausto Vallejo,
(quien por obvias razones), desde el momento que lo señalaron los del
Revolucionario Institucional para contender por la gubernatura, tenía que haber
sabido que su estado de salud era muy delicado, sin embargo la ambición y la
codicia de (casi) todo político lo hicieron aceptar, y (con trampas o sin
ellas) llegó al poder anhelado.
Su gobierno se vio interrumpido (al poco tiempo), por la necesidad de un
trasplante de hígado, por lo cual (como indica la Ley) fue asunto a la silla
mayor del estado, el entonces secretario de Gobierno Jesús Reyna, quien poco
después de que Fausto regresara (bastante desmejorado), renunció, no sin antes sacarle
a la luz sus nexos con el narcotráfico michoacano.
Michoacán (con un gobernador disminuido en salud) se volvió en un estado
sin ley, y ni tardo ni perezoso, el gobierno de Enrique Peña Nieto, lo desplazó
(Fausto Vallejo), imponiéndole un comisionado (personaje de ficción) pero que
resuelve todo lo tenebroso, en la persona de Alfredo Castillo.
Y para cerrar con broche de oro (antes re renunciar), nuevamente deja su
encargo para realizarse un chequeo protocolario sobre su estado de salud, justo
en el momento en el que aparece la foto de su hijo Rodrigo conocido como “El
Gerber”, con la Tuta, líder de Los Caballeros Templarios en la entidad.
El caso del otro Fausto (Alzati), es igual de patético que el anterior.
Este “engendro” de la política priísta, ha sido devuelto en dos ocasiones, como
mercancía defectuosa.
Como secretario de Educación Pública, en la administración de Ernesto
Zedillo (1995), sólo duró dos meses en el cargo, ya que se le obligó a
renunciar, por acreditarse estudios (incluso) de doctorado en el extranjero falsos.
Después de deambular en las administraciones pasadas como lo que es, un
verdadero lambiscón, consiguió algunos puestos (hasta con el PAN). Ya en el
gobierno actual, ostentaba (hasta hace un par de días), el puesto de director
general de Televisión Educativa, del cual “misteriosamente” fue destituido,
tras escenificar un aberrante drama, al interrumpir en inauguración la lectura
de un poema de Aurora Reyes (que a su ebrio parecer) ofendía al presidente por
maliciosa y perversa.
El poder corrompe, tanto en el plano moral, espiritual como en el
material. La ambición cada vez más “ambiciosa” por el dinero y el poder,
siempre empuja más allá de cualquier límite y de la destrucción que inflige en
su recorrido por conseguirlos. Sin embargo entre estos, como tantos otros
Faustos de la política, hay una abismal diferencia con el Fausto de Goethe, ya
que a pesar de que en su ambición, conoció y vivió todas las perversidades del
mundo y provocó daños gravísimos; el arrepentimiento, la compasión y el amor, fueron
los sentimientos que finalmente le permitieron engañar al Diablo, logrando para
su persona el perdón y la redención. Sin prejuzgar la comparación, la dedico, sólo
por lo que veo y siento. ¡Vale la pena reflexionarlo!
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