viernes, 10 de octubre de 2014





¿UN EXTRAÑO CASO?

 

Luz María Sánchez Rovirosa

“Permitir una injusticia significa abrir el camino a todas las que siguen”. William Brandt.

 

A pocos días de una increíble acción que incluye asesinato y (hasta el momento) desaparición forzada (nuevamente) contra la integridad física de los estudiantes de la Escuela Normal Rural “Isidro Burgos” en Ayotzinapa del municipio de Iguala en el estado de Guerrero; estamos frente a una serie especulaciones, disyuntivas, encrucijadas, pero sobre todo ante sentimientos encontrados.

En espera (como siempre) de una respuesta veraz, ni remotamente podemos imaginarnos (por más creativos que seamos), qué patética resolución le van a dar las –autoridades competentes- a este caso; así como tampoco que consecuencias políticas negativas o positivas e incluso económicas, dejará para Guerrero y para México; pero aun cuando esta situación ya se ha vuelto demasiado incómoda para muchas personas (de la política y no), se tiene que reflexionar minuciosamente, para darnos cuenta dónde se nos quedaron extraviados los valores fundamentales.

No es de asombrarse (por lo delicado del tema), que al final más pronto o más tarde (según convenga) que los –investigadores-, se saquen de las mangas un “chivo expiatorio”, es decir, un individuo o un grupo de individuos que carguen con la culpa de otro u otros individuos, cuando la realidad nos señala justo donde está el ojo del huracán.

Las escuelas rurales como Ayotzinapa son (las muy pocas que quedan), una alternativa de enseñanza para un pueblo marginado e ignorante tal como conviene a la mayoría de los gobiernos, que aún no han entendido que todos, absolutamente todos, merecemos vivir con dignidad, pero que desafortunadamente todavía hoy, usan la fuerza no para defender a la sociedad que sirven, sino para oprimirla y reprimirla.

Lamentablemente hoy Guerrero es noticia en el mundo, al encontrarse en una situación muy delicada que atenta los Derechos Humanos, ante la desaparición (forzada) de 43 jóvenes estudiantes precisamente de esta escuela, que estuvieron presentes en los sucesos sangrientos (aún no se sabe el motivo o la razón), del pasado 26 de septiembre, en Iguala.

Viviendo momentos de zozobra, este caso se ha vuelto crítico, debido a que la política local se ha convertido en protagonista de la historia de ese bronco estado, de la mano con el crimen organizado, convirtiéndose en una bomba de tiempo demasiado peligrosa, porque al coludirse, no solo no ha atendido la legitimidad de la demanda de seguridad del pueblo y poner un alto definitivo a los grupos delincuenciales que azotan no solo a Guerrero, sino que que han puesto a los ciudadanos, en un grave peligro.

Ante esta delicada situación, es relevante destacar cuál es el contexto social en que está dándose este conflicto, porque es un hecho indudable que el tejido social está erosionándose aceleradamente ante la ausencia de estrategias institucionales eficaces para garantizar la seguridad y el bienestar de la población.

Y se quiera aceptar o no, ha sido en este período de gobierno, cuando el crimen organizado se ha filtrado por todo el territorio. Ya venía prendida la mecha desde sexenios anteriores, pero es ahora, cuando ya en muchos puntos del país están surgiendo estallidos de gran magnitud entre las mismas mafias, permeando y atrapando a la luz del día a muchos de los gobiernos, que permisibles (como en este caso) lastiman a los ciudadanos, -pobres y ricos- por igual.

Acción muy en contra de todas las prebendas (entre ellas la seguridad), ofrecidas por candidatos (terrestres y extra terrestres) en tiempos de campaña, que no han sido, ni serán cumplidas.

Hoy la mafia desafía a todo lo que signifique autoridad, sea del ámbito y nivel que sea, federal estatal o municipal, ahora no amedrentan, hoy arrasan con todo lo que se interpone a su paso como un obstáculo para el desarrollo de sus delictivas y aberrantes acciones. Hoy las mafias ya sacaron del clóset sus trágicos enceres para comerciarlos libremente (pero sin pagar tributos), están exigiendo los espacios, y lo están consiguiendo a costa de lo que sea, incluso de la vida.

¿Exagero? Quizá, pero no podemos negar que, ha sido precisamente en este gobierno, cuando este problema se ha vuelto incontrolable, ya que si bien siempre han existido las mafias, nunca se habían vuelto tan notorias, ni nunca antes habían enfrentado a la sociedad en coalición con el amo gobierno.

Lo prohibido se está haciendo demasiado grande y ya no lo van a poder controlar si no le ponen el freno de mano. Algo en México está funcionando mal, o en su defecto algo se está protegiendo muy bien. ¡Vale la pena reflexionarlo!

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