jueves, 8 de septiembre de 2016

"DESPUÉS DEL NIÑO AHOGADO, EL POZO TAPADO"








“DESPUÉS DEL NIÑO AHOGADO, EL POZO TAPADO”


Luz María Sánchez Rovirosa



“Nada se ha visto más ridículo desde que Calígula nombró cónsul a su caballo” Anónimo.



La noticia bomba (porque ya explotó) es la inminente salida (¿renuncia?) de Luis Videgaray Caso, como titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, después de la desventurada, tétrica, cruel y patética visita de Donald Trump a México, a –su explícita sugerencia-.


Crisis financiera, pero sobre todo crisis de confianza y el repudio de la mayoría del pueblo de México, han hecho posible el exilio de este malévolo personaje (esperamos) del paisaje y los horizontes de este bello, pero atribulado país.
Uno se puede imaginar, los momentos de berrinche y de horror que debe estar pasando este petulante personaje de la historia de nuestra Nación (para que entienda cómo sufren los mexicanos), y aun cuando Enrique Peña Nieto se adjudica la total responsabilidad de tan funesta decisión, es bien  sabido que el origen de ella, salió no de la inteligencia (hoy muy cuestionada) del “itamita” Videgaray; sino de su ambición desmedida por ganarse la señal verde, que lo pusiera sin la amarilla, en el sendero presidencial 2018.


Es muy común que cada ser humano se procure una imagen. Cada persona la crea cuando se está convencido de que esa vestimenta le sienta bien; sin embargo, es muy común también que de quienes estamos “rodeados”, tengan otra percepción muy diferente de ese convencimiento de la personalidad manifestada; incluso esos “roedores” detectan con mucha más rapidez nuestros errores, esos errores que tan frecuentemente uno, no suele reconocer.


Sale a colación brevemente el tema de los errores, porque en estos momentos, se le vinieron encima como balde de agua helada a Luis Videgaray, los más graves y desastrosos desaciertos que ha tenido como parte del gabinete privilegiado y consentido del presidente Peña Nieto: la invitación a Donal Trump a México (con las graves consecuencias conocidas) y el paquete económico 2017, con el cual se espera un tirante ajuste al gasto público, para lograr un déficit fiscal equivalente al 2.5% del Producto Interno Bruto (PIB), y que hoy llegará a San Lázaro, en medio de una total debacle financiera, revolcada por la Reforma Fiscal, aprobada en 2013.


Y en los quehaceres de la política, estos errores suelen salir muy caros. Luis Videgaray Caso (gran amigo y hombre de confianza del ejecutivo), se queda sin cumplir su más preciado deseo de ser presidente de México, que en este caso es a lo que menos importancia hay que dar, además porque se lo tiene bien merecido; así como el ridículo y bochornoso momento (que continúa) que nos hizo pasar como mexicanos, ante su estupidez, insensatez, torpeza y pedantería, aceptada por el presidente Peña Nieto.


Aquí lo relevante es la peligrosa y comprometida relación diplomática (internacional), que ha quedado después de este desatino que ha sido duramente criticado por el mundo. Los temas bilaterales son muy serios, existen importantes tratados internacionales de vital importancia firmados, que se debaten entre homólogos, entre jerarquías igualitarias, entre países con gobiernos autónomos ¿Cómo se le pudo ocurrir a Videgaray semejante aberración; y cómo y por qué la aceptó Peña Nieto con tal docilidad? ¿Habrán entendido que como resultado de su irresponsabilidad, han fortalecido a Trump como candidato, ayudándole con este -estúpido plus- a su campaña?
Y sí que lo entendió, porque ahora como dice el refrán: “Después del niño ahogado, el pozo tapado”; el Ejecutivo hizo el anuncio oficial de  la –renuncia aceptada- del ex secretario de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), y señaló que su relevo será, el hasta hoy Secretario de Desarrollo Social José Antonio Meade Kuribeña. Ya veremos.

    
Y estas preguntas son necesarias ¿Cómo se determinan a las personas idóneas para poner en sus manos la estabilidad y la armonía de un país, o para ser favoritos del presidente ungido o del (de los) partidos? ¿Cómo influye y qué injerencia tienen (ya en funciones) la patología o perturbaciones de los hombres y mujeres elegidos?


¿Por qué el pueblo de México se deja llevar por las apariencias, y no pide cordura a “esta” clase política inmadura e inculta, ante las señales de peligro que una y otra vez nos mandan?



Sin pecar de necia, fanática y obcecada, me ha causado una profunda tristeza, ser testigo de la manera tal vil y tan ruin con que -el gabinete de lujo- de Enrique Peña Nieto y el “nuevo” PRI, han ofendido y han permitido que personas ajenas ofendan a México, este país de ensueño, pródigo y a pesar de todos los pesares, agradecido. ¡Vale la pena reflexionarlo! 

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