“DESPUÉS
DEL NIÑO AHOGADO, EL POZO TAPADO”
Luz María Sánchez
Rovirosa
“Nada
se ha visto más ridículo desde que Calígula nombró cónsul a su caballo” Anónimo.
La noticia bomba (porque ya
explotó) es la inminente salida (¿renuncia?) de Luis Videgaray Caso, como
titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, después de la
desventurada, tétrica, cruel y patética visita de Donald Trump a México, a –su
explícita sugerencia-.
Crisis financiera, pero
sobre todo crisis de confianza y el repudio de la mayoría del pueblo de México,
han hecho posible el exilio de este malévolo personaje (esperamos) del paisaje
y los horizontes de este bello, pero atribulado país.
Uno se puede imaginar, los
momentos de berrinche y de horror que debe estar pasando este petulante
personaje de la historia de nuestra Nación (para que entienda cómo sufren los
mexicanos), y aun cuando Enrique Peña Nieto se adjudica la total
responsabilidad de tan funesta decisión, es bien sabido que el origen de ella, salió no de la
inteligencia (hoy muy cuestionada) del “itamita” Videgaray; sino de su ambición
desmedida por ganarse la señal verde, que lo pusiera sin la amarilla, en el
sendero presidencial 2018.
Es muy común que cada ser
humano se procure una imagen. Cada persona la crea cuando se está convencido de
que esa vestimenta le sienta bien; sin embargo, es muy común también que de
quienes estamos “rodeados”, tengan otra percepción muy diferente de ese
convencimiento de la personalidad manifestada; incluso esos “roedores” detectan
con mucha más rapidez nuestros errores, esos errores que tan frecuentemente uno,
no suele reconocer.
Sale a colación brevemente
el tema de los errores, porque en estos momentos, se le vinieron encima como
balde de agua helada a Luis Videgaray, los más graves y desastrosos desaciertos
que ha tenido como parte del gabinete privilegiado y consentido del presidente
Peña Nieto: la invitación a Donal Trump a México (con las graves consecuencias
conocidas) y el paquete económico 2017, con el cual se espera un tirante ajuste
al gasto público, para lograr un déficit fiscal equivalente al 2.5% del
Producto Interno Bruto (PIB), y que hoy llegará a San Lázaro, en medio de una
total debacle financiera, revolcada por la Reforma Fiscal, aprobada en 2013.
Y en los quehaceres de la
política, estos errores suelen salir muy caros. Luis Videgaray Caso (gran amigo
y hombre de confianza del ejecutivo), se queda sin cumplir su más preciado
deseo de ser presidente de México, que en este caso es a lo que menos
importancia hay que dar, además porque se lo tiene bien merecido; así como el
ridículo y bochornoso momento (que continúa) que nos hizo pasar como mexicanos,
ante su estupidez, insensatez, torpeza y pedantería, aceptada por el presidente
Peña Nieto.
Aquí lo relevante es la
peligrosa y comprometida relación diplomática (internacional), que ha quedado
después de este desatino que ha sido duramente criticado por el mundo. Los
temas bilaterales son muy serios, existen importantes tratados internacionales
de vital importancia firmados, que se debaten entre homólogos, entre jerarquías
igualitarias, entre países con gobiernos autónomos ¿Cómo se le pudo ocurrir a
Videgaray semejante aberración; y cómo y por qué la aceptó Peña Nieto con tal
docilidad? ¿Habrán entendido que como resultado de su irresponsabilidad, han
fortalecido a Trump como candidato, ayudándole con este -estúpido plus- a su
campaña?
Y sí que lo entendió, porque
ahora como dice el refrán: “Después del niño ahogado, el pozo tapado”; el
Ejecutivo hizo el anuncio oficial de la
–renuncia aceptada- del ex secretario de la Secretaría de Hacienda y Crédito
Público (SHCP), y señaló que su relevo será, el hasta hoy Secretario de
Desarrollo Social José Antonio Meade Kuribeña. Ya veremos.
Y estas preguntas son
necesarias ¿Cómo se determinan a las personas idóneas para poner en sus manos
la estabilidad y la armonía de un país, o para ser favoritos del presidente
ungido o del (de los) partidos? ¿Cómo influye y qué injerencia tienen (ya en
funciones) la patología o perturbaciones de los hombres y mujeres elegidos?
¿Por qué el pueblo de México
se deja llevar por las apariencias, y no pide cordura a “esta” clase política
inmadura e inculta, ante las señales de peligro que una y otra vez nos mandan?
Sin pecar de necia, fanática
y obcecada, me ha causado una profunda tristeza, ser testigo de la manera tal
vil y tan ruin con que -el gabinete de lujo- de Enrique Peña Nieto y el “nuevo”
PRI, han ofendido y han permitido que personas ajenas ofendan a México, este
país de ensueño, pródigo y a pesar de todos los pesares, agradecido. ¡Vale la
pena reflexionarlo!
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