miércoles, 5 de octubre de 2016

"EL QUE ESTÉ LIBRE DE CULPA..."








“EL QUE ESTÉ LIBRE DE CULPA…”

Luz María Sánchez Rovirosa


“El primer signo de la corrupción en una sociedad que todavía está viva, es que el fin justifica los medios” Georges Bernanos.


Nos dice el Evangelio de San Juan (8, 1-11) que: “En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos y al amanecer se presentó de nuevo en el templo, donde la multitud se le acercaba; y él, sentado entre ellos, les enseñaba. Entonces los escribas y fariseos le llevaron a una mujer sorprendida en adulterio, y poniéndola frente a él, le dijeron: "Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. Moisés nos manda en la ley apedrear a estas mujeres. ¿Tú que dices?" Le preguntaban esto para ponerle una trampa y poder acusarlo. Pero Jesús se agachó y se puso a escribir en el suelo con el dedo. Pero como insistían en su pregunta, se incorporó y les dijo: "Aquel de ustedes que no tenga pecado, que le tire la primera piedra". Se volvió a agachar y siguió escribiendo en el suelo. Al oír aquellas palabras, los acusadores comenzaron a escabullirse uno tras otro, empezando por los más viejos, hasta que dejaron solos a Jesús y a la mujer, que estaba de pie, junto a él. Entonces Jesús se enderezó y le preguntó: "Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Nadie te ha condenado?" Ella le contestó: "Nadie, Señor". Y Jesús le dijo: "Tampoco yo te condeno. Vete y ya no vuelvas a pecar".

Como toda interpretación de la Biblia (Palabra de Dios), al tratar de aterrizarla en el contexto actual, es muy complicado, ya que cada persona es diferente, y puede tener distintos puntos de vista sobre el mismo tema, incluso, muchas veces a propia conveniencia.

Sale a colación este pasaje de La Buena Nueva, ya que hace un par de días el presidente Enrique Peña Nieto, al inaugurar La Semana Nacional de Transparencia 2016, señaló que al hablar de corrupción, no hay nadie que pueda aventar la primera piedra “porque este tema que tanto lacera, lo está en todos los órdenes de la sociedad y en todos los ámbitos. No hay alguien que pueda atreverse a arrojar la primera piedra, todos somos parte de un modelo que hoy estamos desterrando y deseando cambiar, para beneficio de una sociedad que es más exigente y que se impone nuevos paradigmas”.

Ahora bien conjuguemos el verbo corromper. Yo, tu, el, ella, nosotros, vosotros, ustedes y ellos. Amables lectores piensen en quién o quiénes gusten (familia, amigos, servidores, doctores, barrenderos, trabajadores de cualquier índole, etc.), y como dijeran (en algunas localidades) de mi tierra adoptiva: “toditos semos corruptos”. ¿Estaremos entonces muy bien representados por el presidente Peña Nieto, o si se atrevió a lanzar esta muy grave acusación (sin fundamento) sobre los mexicanos, sin excepción, será porque él sí está libre de culpas?

Si lográramos entender correctamente la narrativa de Juan en este -pasaje no revelador-, ya que el evangelista no comenta qué estaría escribiendo Jesús (sin levantar la cabeza) en el polvo, mientras las personas acusaban de adulterio a la mujer. Seguramente nos llamaría la atención ese misterio y quizá pudiéramos entrever, que si los acusadores se fueron escabullendo uno a uno, tal vez sería porque lo escrito en el polvo, les “recordó” sus propios pecados. Cuando se quedan solos Jesús y la mujer, ella le agradece su gesto, más no se disculpa, porque se sabe culpable, aun cuando ya nadie la acusaba, ni la condenaba.

¿Cuál es la esencia de este pasaje que Peña Nieto no entiende, quizá porque fue uno de los que no leyó en su adolescencia (FIL-2012), y ha sido la razón por la cual nos escupió a la cara a todos los mexicanos, un estigma tan delicado?

Es tan simple, como poner atención, pero al ejecutivo no le gusta leer, y a decir de Adela Micha, que ser inculto no es problema para un presidente, en su ignorancia revuelta con su soberbia, no ha comprendido que efectivamente el único hombre libre de culpa que ha existido es Jesús, a pesar de que cargó con todos los pecados de la humanidad, y a pesar de ello, Él no condenó a la mujer adúltera. Lamentable. ¡Vale la pena reflexionarlo!


P.D. No quiero terminar (por hoy), sin externar públicamente al Arzobispo de Acapulco, Carlos Garfias Merlos, unas preguntas que me tienen muy agobiada: ¿Cómo se hace para dialogar con los delincuentes? ¿Cómo se puede dialogar con las personas que están fuera de la ley de los hombres y de la ley de Dios? ¿Los podrá convencer el Arzobispo con su ejemplo de vida y de su ascesis?   

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