miércoles, 5 de julio de 2017

MEA CULPA






MEA CULPA

Luz María Sánchez Rovirosa

“El mal carpintero siempre le echa la culpa a las herramientas” Anónimo.


El pasado martes 05 del presente por la mañana, hubo un lamentable accidente en la Avenida Escénica del puerto de Acapulco. Un camión tipo Torton de volteo cargado de grava, se desbocó (sin frenos) en la pendiente de dicha avenida, impactándose con varias unidades estacionadas a la altura de La Base Naval, en donde empieza o termina (según la dirección) La Costera Miguel Alemán.

Sale a colación el desafortunado percance (en el cual no hubo muertes que lamentar), como preámbulo para la secuencia de este artículo sobre la responsabilidad y la culpa.

Leyendo las diferentes reseñas sobre dicho suceso en las redes, obviamente en los comentarios y señalamientos, muchos son los que culpan al alcalde Evodio Velázquez Aguirre de la falta de vigilancia por la ausencia de la Policía Vial, por la falta de señales, de seguridad, de leyes no respetadas, etc.; y muchos otros los que lo defienden, echándole la culpa a los anteriores gobiernos o descargándole la responsabilidad por la lamentable fragmentación de los límites federales, estatales y municipales.

Vamos a empezar señalando que no es lo mismo la culpa que la responsabilidad. La culpa es un sentimiento y quizá más que ello es una actitud que nos lleva a tener una sensación de auto devaluación, que se va formando por las emociones cambiantes de asumirla.

En cambio, la responsabilidad se trata de contraer nuestros actos, nuestros compromisos, nuestros deberes, al hacernos capaces y conscientes de reconocer, aceptar y enmendar situaciones adversas hasta donde nos sea posible. Es decir, hay que entender y muy bien,  la enorme diferencia entre ser o sentirme culpable y ser o sentirme responsable.

Dicen por ahí, que la culpa es tan fea que nadie quiere cargar con ella; y uno de los errores más comunes del ser humano (no todos), reside en no aceptar las consecuencias de sus actos con una tendencia a protegerse de cualquier situación nociva de cualquier manera, para liberarse del cargo de conciencia.


Así que somos testigos, como de manera repetitiva un gobierno tras otro, se vuelven expertos en “echar la culpa” de todos los sucesos negativos a las administraciones anteriores (sin importar el color) ante su trágica falta de capacidad de gobernar y administrar; ante la corrupción cada día exacerbada; ante la ambición, la injusticia y por supuesto ante la impunidad.


Y una y otra vez seguimos sin entender ¿por qué la falta de humildad para reconocer cuando se equivocan? ¿Por qué la falta de humildad para reconocer lo bueno que dejaron los gobiernos anteriores para darle seguimiento en lugar de destruirlo o mancillarlo?


A ya muchos meses que Evodio Velázquez tomó protesta como Presidente Municipal de Acapulco, no se puede seguir culpando al pasado, de lo dañado (en todos los sentidos) que está el puerto y que hoy por hoy es su responsabilidad y su obligación; y si después de luchar en campaña y ganar, aceptó el cargo desconociendo los graves problemas económicos, políticos y sociales que antaño aquejaban al puerto y a sus comunidades aledañas, qué pena Evodio y Cía., porque esa franca ignorancia (que se ve) es su problema; y no tiene por qué quejarse tanto, ni mandar a que lo defiendan tanto, con ese desagradable y cobarde argumento “de echar la culpa” a los demás de los demás.


Amén que no hay que perder de vista, que lo que vivimos hoy, es el resultado de las decisiones que tomamos ayer, y usted Evodio, quería ser alcalde de Acapulco, a como diera lugar.


Los hombres nunca vamos delante de nuestros pasos y a menudo el destino nos alcanza. Pero la persona honesta, responsable y segura de sí misma y de sus actos, nunca culpa a nadie de sus errores. ¡Vale la pena reflexionarlo!


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