EL
INSÓLITO “SÍNDROME DE WOLFRAM”
Luz
María Sánchez Rovirosa
“Nada
se ha visto más ridículo desde que Calígula nombró cónsul a su caballo” Anónimo
Existe una rara enfermedad
llamada El Gen del Síndrome de Wolfram, qué como tal, pocos conocen. Dicha enfermedad
consiste según los especialistas, que la persona que la padece sufre una
pérdida auditiva de baja frecuencia o de pendiente inversa, que les impide
escuchar frecuencias y tonos bajos, como pueden ser las voces masculinas.
El Síndrome de Wolfran tiene
una razón etiológica, es decir, saben y conocen sobre esta, ya que por medio de
la investigación descubren que origen tiene la enfermedad; que en sí se
manifiesta en no poder escuchar sonidos (especialmente de voces) graves o
bajos, cuando su audición es buena para otras cadencias.
Quiero hacer respetuosamente,
una alegoría de esta enfermedad totalmente involuntaria (congénita), con dicho
síndrome en los políticos y los funcionarios públicos, quienes la padecen
también por causas bien conocidas, pero en este caso, es completamente
voluntaria por mimetismo.
El caso es que cualquier
administración posee lo insólito de no escuchar lo que no quieren escuchar, enquistando
en su cerebro una codificación que adecúan negativamente ante cualquier
necesidad que les pueda quitar o ensombrecer de su horizonte, toda aquella
acción planeada a la que le puedan sacar jugo, y entonces se sacuden todo
aquello que les estorba, incluyendo a las personas.
¿Existe
en el relevo de poder político un cambio de actitudes? Triste muy triste
constatar (llegando al meollo del asunto), que la administración actual aparte
de padecer “El Síndrome de Wolfram”, tiene verdaderos síntomas de ser bizarra.
Dicen las “autoridades” que hoy nos ocupan (Secretaría General de Gobierno y la
Dirección de Vía Pública del H. Ayuntamiento de Acapulco, más otros
involucrados); que están haciendo limpieza en la vía pública de los
comerciantes informales, es decir, los vendedores ambulantes.
Me voy
a concentrar en mi malestar acerca de un problema realmente injusto. Su
servidora tiene años asistiendo diariamente al parque conocido como La Reina, a
ejercitarme con las clases de zumba que allí se imparten, amén de otras
disciplinas deportivas de alto impacto.
Además
de las personas que también diariamente pasean con sus hijos, utilizan los
aparatos que allí se tienen a disposición de manera gratuita, no podría faltar
en ese hermoso lugar, la venta de aguas, refrescos, bebidas energizantes, golosinas,
elotes, fruta y juguetitos llamativos, como parte del paisaje de todo parque,
de todo el mundo.
El
caso es que (como las “autoridades”) dicen, limpiaron el lugar de ambulantes
para que se vea bonito. Y uno se pregunta ¿los consideran basura? Uno entendería
si en su famosa invitación al diálogo que es cuando se les acentúa el Síndrome
(voluntario) de Wolfran, porque aun cuando parece que oyen, no escuchan, les
dieran una alternativa.
El
caso es, para terminar por hoy, qué en este penoso y bizarro Ayuntamiento, en
lugar de buscar la manera de producir empleos para no permitir que el abanico
de la delincuencia se abra más; sin ningún miramiento ni remordimiento, los
dejan sin trabajo y sin sustento, cuando los responsables del desempleo y la
delincuencia son los gobiernos (y este no será la excepción), que año con año,
se han dedicado a servirse, pero no a servir. ¡Vale la pena reflexionarlo!
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