miércoles, 15 de enero de 2020

¿CULPA O RESPONSABILIDAD?








¿CULPA O RESPONSABILIDAD?

Luz María Sánchez Rovirosa

“Los niños de hoy, son (sin generalizar) huérfanos de padres vivos”



Dicen por ahí, que la culpa es tan fea que nadie quiere cargar con ella. Uno de los errores más comunes del ser humano reside en no aceptar las consecuencias de sus actos, con una tendencia a protegerse de cualquier manera, de cualquier situación que lo libere del cargo de conciencia.

Vamos a enfocar la atención a un suceso que nos ha dejado perplejos a la mayoría de las personas que leímos, vimos o escuchamos la noticia de lo ocurrido en el estado de Torreón, donde en una escuela privada quedó inmersa en una verdadera tragedia.

Lo que sucedió, no lo voy a repetir, ya que es de todos conocido, así como el seguimiento del entorno familiar del niño (como era de esperarse), lo que las noticias de los avances de la investigación, se encargarán de difundir.

Empezaré por hacer patente una duda para la que no cuento con respuestas. Regresando al tema de la culpa, tenemos que hacer una distinción muy específica entre ésta y la responsabilidad. La culpa es un peso que cargas en tu conciencia, que muchas veces te confunde tratando de evadir la realidad o una verdad. Y la responsabilidad permite que te hagas consciente de los hechos y ver la realidad; te da la oportunidad de modificar conductas inadecuadas, ya que te ofrece crecimiento, madurez y aprendizaje.

Estos desafortunados hechos, sucedieron dentro de las instalaciones de la escuela “Cervantes”; y es allí, justo en la escuela, donde encontramos un importante punto de inflexión, para empezar a descorrer ese velo negro de amargura, de insatisfacción, de rechazo; pero que también cubría la esperanza, el anhelo de atención, respeto y cariño que cubría a este pequeño.

Las escuelas en general (aquí en México), sufren de una amplia gama de problemas, que se agravan con el control que ejercen las políticas públicas sobre la “educación y la enseñanza”; así vemos que la profesión pedagógica recibe salarios inadecuados, que muchas veces (por necesidad) distorsionan por falta de estímulos las técnicas de enseñanza que utilizan los maestros en sus trabajos.

Haciendo esta breve reflexión sobre la enseñanza de las escuelas y entonándola con el suceso del Colegio Cervantes de Torreón, la duda que me asalta es: ¿Cómo era tratado este pequeño en la escuela? ¿Cómo era tratado por su maestra (+) a la que asesinó “a boca de jarro” y sin piedad? ¿Por qué lastimo a algunos de sus compañeros? ¿Qué pedía el niño en la escuela que no fue visto ni entendido, ya no diría por sus amigos y compañeros, sino por esa maestra y demás docentes y directores? ¿Pedía en la escuela, lo que no tenía en su casa y tampoco se lo dieron?

Por supuesto que la familia del pequeño, tiene tanto la responsabilidad y la culpa de la escalofriante conducta que manifestó el chico. Los problemas de comportamientos extraños o llamativos tienen diferentes etiologías tanto físicas como emocionales y esto es muy importante que lo atienda un especialista.

Los padres (en este y muchos casos) los abuelos y demás familiares que tengan al cuidado un niño ajeno; así como (súper importante) los docentes que trabajan con muchos al mismo tiempo, tienen la obligación de estar pendientes de las luces de alerta, y hacer un llamado a las personas indicadas para su atención.

Este suceso, no debe volver a repetirse, porque de lo que se trata en una sociedad convulsa y violenta, es que todos sin excepción asumamos nuestros actos sin que cobardemente siempre busquemos a quién echarle la culpa, para hacernos responsables y poder enmendar las cosas hasta donde sea posible; porque aceptar nuestras responsabilidades, no nos devalúa como individuos. ¡Vale la pena reflexionarlo!  

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