¿CULPA
O RESPONSABILIDAD?
Luz
María Sánchez Rovirosa
“Los niños de hoy, son (sin
generalizar) huérfanos de padres vivos”
Dicen
por ahí, que la culpa es tan fea que nadie quiere cargar con ella. Uno de los
errores más comunes del ser humano reside en no aceptar las consecuencias de
sus actos, con una tendencia a protegerse de cualquier manera, de cualquier
situación que lo libere del cargo de conciencia.
Vamos
a enfocar la atención a un suceso que nos ha dejado perplejos a la mayoría de
las personas que leímos, vimos o escuchamos la noticia de lo ocurrido en el
estado de Torreón, donde en una escuela privada quedó inmersa en una verdadera
tragedia.
Lo que
sucedió, no lo voy a repetir, ya que es de todos conocido, así como el
seguimiento del entorno familiar del niño (como era de esperarse), lo que las
noticias de los avances de la investigación, se encargarán de difundir.
Empezaré
por hacer patente una duda para la que no cuento con respuestas. Regresando al
tema de la culpa, tenemos que hacer una distinción muy específica entre ésta y
la responsabilidad. La culpa es un peso que cargas en tu conciencia, que muchas
veces te confunde tratando de evadir la realidad o una verdad. Y la
responsabilidad permite que te hagas consciente de los hechos y ver la
realidad; te da la oportunidad de modificar conductas inadecuadas, ya que te
ofrece crecimiento, madurez y aprendizaje.
Estos
desafortunados hechos, sucedieron dentro de las instalaciones de la escuela
“Cervantes”; y es allí, justo en la escuela, donde encontramos un importante
punto de inflexión, para empezar a descorrer ese velo negro de amargura, de
insatisfacción, de rechazo; pero que también cubría la esperanza, el anhelo de
atención, respeto y cariño que cubría a este pequeño.
Las
escuelas en general (aquí en México), sufren de una amplia gama de problemas,
que se agravan con el control que ejercen las políticas públicas sobre la
“educación y la enseñanza”; así vemos que la profesión pedagógica recibe
salarios inadecuados, que muchas veces (por necesidad) distorsionan por falta
de estímulos las técnicas de enseñanza que utilizan los maestros en sus
trabajos.
Haciendo
esta breve reflexión sobre la enseñanza de las escuelas y entonándola con el
suceso del Colegio Cervantes de Torreón, la duda que me asalta es: ¿Cómo era
tratado este pequeño en la escuela? ¿Cómo era tratado por su maestra (+) a la
que asesinó “a boca de jarro” y sin piedad? ¿Por qué lastimo a algunos de sus
compañeros? ¿Qué pedía el niño en la escuela que no fue visto ni entendido, ya
no diría por sus amigos y compañeros, sino por esa maestra y demás docentes y
directores? ¿Pedía en la escuela, lo que no tenía en su casa y tampoco se lo
dieron?
Por
supuesto que la familia del pequeño, tiene tanto la responsabilidad y la culpa
de la escalofriante conducta que manifestó el chico. Los problemas de
comportamientos extraños o llamativos tienen diferentes etiologías tanto
físicas como emocionales y esto es muy importante que lo atienda un
especialista.
Los
padres (en este y muchos casos) los abuelos y demás familiares que tengan al
cuidado un niño ajeno; así como (súper importante) los docentes que trabajan
con muchos al mismo tiempo, tienen la obligación de estar pendientes de las
luces de alerta, y hacer un llamado a las personas indicadas para su atención.
Este
suceso, no debe volver a repetirse, porque de lo que se trata en una sociedad
convulsa y violenta, es que todos sin excepción asumamos nuestros actos sin que
cobardemente siempre busquemos a quién echarle la culpa, para hacernos
responsables y poder enmendar las cosas hasta donde sea posible; porque aceptar
nuestras responsabilidades, no nos devalúa como individuos. ¡Vale la pena
reflexionarlo!
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