EL
FRUTO PROHIBIDO
Luz
María Sánchez Rovirosa
“No sé con qué armas se
combatirá la Tercera Guerra Mundial, pero la Cuarta Guerra Mundial, se peleará
con palos y piedras” Albert Einstein. (Esta es otra historia).
La inercia social que
arrastramos a modo de perverso código genético de carácter social, cultural,
político y financiero, aderezado con los graves problemas tales como la
desinformación, el desinterés, la apatía y la ignorancia de la mayoría de los
ciudadanos sobre los hechos locales y globales, hoy parece tomar nuevos bríos y
adquirir nuevas mutaciones con síntomas por demás preocupantes.
Vamos a pasar de lo general a
lo específico y en un breve comentario (por cuestión de espacio); ya que este
tema merece información y reflexión profunda, sin embargo, le pasaré el pincel
al escabroso caso de Genaro García Luna.
Este señor otrora de figura
altanera, arrogante y soberbio, fue titular de la Secretaría de Seguridad
Pública durante el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012). Pero sus
negras escaramuzas, las viene arrastrando desde el año 2001 cuando en el
sexenio de Vicente Fox Quesada (2000-2006), se desempeñaba como la persona
facultada para manejar la Agencia Federal de Investigación (AFI) y desde aquel tiempo,
se le relacionó con el Cártel de Sinaloa y obviamente con su jefe mayor El
Chapo Guzmán.
A pesar de los resonados
antecedentes de este lóbrego personaje de nuestra historia reciente, Felipe
Calderón Hinojosa siendo ya presidente, no dudó en nombrarlo como Secretario de
Seguridad Pública con miras de la guerra al narcotráfico y al crimen
organizado.
Sucedió que desde aquellos no
tan lejanos tiempos García Luna, sin lugar a dudas, se convirtió en la persona
más poderosa de dicho sexenio; sin embargo y de manera casi irreal y en un
mundo paralelo, este hombre de “talento” tan especial, siendo encargado de dar
protección a los mexicanos y de combatir al crimen organizado; hoy se encuentra
detenido y acusado en Estados Unidos precisamente por hacer lo contrario, es
decir, que el alto y despampanante mando policiaco, estaba involucrado como
funcionario y de manera personal, con los mismísimos criminales a los que se
supone tenía y debía combatir.
La
“singular situación” del combate al crimen organizado y al narcotráfico tan
magnificada y llena de alabanzas por los medios de comunicación (en aquellos
años total y absolutamente al servicio del poder político), hizo que esa
absurda y cruenta guerra que se desató “sin ton y son” por encargo del entonces
presidente Calderón, resultara una dramática y vil mentira, ante las evidencias
(por el momento) “básicas” de tan tremenda acusación.
Curiosamente,
la detención de Genaro García Luna, tiene una relevancia mucho más especial y
mayor que la de Joaquín (el Chapo) Guzmán, ya que, de este personaje no nos
toman de sorpresa, “viendo y conociendo” al legendario narcotraficante, sus
quehaceres del mal.
Pero como
imaginar a un “superhéroe” que nos rescataría del fuego del infierno, cayendo
como Adán y Eva en el pecado de la avaricia y evadiendo sin importarle sus
obligaciones, se corrompe y acepta comer del fruto prohibido.
Por lo menos
su servidora, nunca antes había visto un caso similar al de García Luna, quien
tiene señalada una culpabilidad extrema, con un perfil que se asoma ya no
solamente de narcotraficante, sino de un activo en el “crimen organizado” que
abriga todos los delitos, incluyendo las drogas.
Sin duda
de cuestión, Genaro García Luna pasó de ser activo en el fallido gobierno de
Fox, a ser el principal ingrediente de un gobierno que emanó de un terrible
fraude electoral, que quiso limpiar, ensuciándolo más.
Con la
detención en Estados Unidos de García Luna, derivada de la del Chapo Guzmán,
México tendrá un cambio substancial para los años venideros, especialmente en
la oposición (hoy) de derecha y sobre todo panista, aun cuando salga y muy
salpicado también el PRI.
¿Qué
estará pensando en estos momentos el susodicho? ¿Será que, por mejorar su negra
situación ante los Tribunales de Justicia, denuncie al cúmulo de personajes que
ni nos imaginamos, que lo apoyaron, ayudaron, incitaron y que por ello también le
entraron a su pedacito del “Fruto Prohibido”? ¡Vale la pena reflexionarlo!
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