GUERRERO UN ESTADO OBESO Y CON HAMBRE
Luz
María Sánchez Rovirosa
"Ganamos justicia más rápidamente si hacemos justicia a la
parte contraria." Mahatma Gandhi.
Todos sin
excepción, en algún momento de nuestras vidas hemos sentido la sensación de
tener el estómago vacío y la necesidad imperiosa de comer para satisfacer esa exigencia.
Muchos de nosotros podemos solucionarlo inmediatamente, pero hay muchos,
muchos, que difícilmente lo lograrán.
El hambre es
según la Real Academia Española “las ganas y necesidad de comer”, pero eso es
una primera acepción, una sensación como un momento pasajero; pero el hambre
también se define como “la escasez de alimentos básicos para vivir, que causa
miseria generalizada” Esta es el hambre que humilla, que causa dolor; es el
hambre que mata.
Inicia en
Guerrero (uno de los estados más pobres y hambrientos y primer lugar en
obesidad) la “Cruzada Contra el Hambre” y simultáneamente el “Combate a la Obesidad
con una dicotomía descomunal, y una -rimbombante estrategia- pensando en todo,
menos en los pobres, para quienes como su nombre lo señala, -la cruzada cruza-
y pasa por sus hambrientos caminos, dejándolos igual que antes, pero con la
esperanza tan vacía como sus estómagos.
Más allá de
las cifras sobre el número de pobres que en nuestro país y de los criterios
(¿?) para medir la pobreza, de los proyectos de desarrollo y de los planes
gubernamentales, el hecho categórico es que existen demasiados pobres en
México.
Pobres son los
que carecen de los mínimos materiales para comer, vestir, recibir educación,
conservar la salud y a veces hasta la misma vida. Pobres son los que no tienen
un empleo estable o justamente retribuido (muchos de ellos por no tener acta de
nacimiento (identidad), o capacidad laboral); aquellos que se encuentran
enfermos, abandonados, olvidados y en silencio; los que tienen que dejar su
lugar de origen por falta de oportunidades; quienes padecen adicciones, los que
padecen algún tipo de discapacidad; aquellos para quienes la calle es más
segura que un hogar violento; los desnutridos, los ignorados. ¿Todos ellos
están incluidos en este gran proyecto nacional? ¿A todos ellos les van a quitar
el hambre?
Uno pregunta,
porque leí una noticia sobre la dieta de “lujo” que recomienda la cruzada que
se compone de –codorniz, conejo y setas-. Esto se llama algo así como “El plato
de la salud guerrerense” (¿?), acompañado de un librito con información
nutricional impreso en 18 páginas a color en tamaño media carta, y el libro
“Niños y Niñas por un Guerrero sin Obesidad”, que en sus páginas recomiendan
realizar tres comidas y dos refrigerios al día, cuyos precios oscilan entre los
30 y 50 pesos diarios (Eso porque si el papá gana el salario mínimo, sí le
alcanza, con 6, 7 u 8 hijos)
Estos libritos
por supuesto que forman parte de la Cruzada contra el Hambre (con todo y “Pepe
tenedor”), y serán distribuidos entre las familias que viven en las comunidades
más pobres de la entidad. ¡Hágame usted el favor!
Y uno se
vuelve a preguntar ¿A qué destinatarios va dirigida La Cruzada contra el
Hambre? Recomiendan frutas y verduras desinfectadas con agua clorada, para
lugares que ni siquiera tienen agua. En la –sección de alimentos de origen
animal- recomiendan pichón, codorniz, liebre o conejo, venado, cabrito, cerdo
(pero eso sí “sin gordito”), y “ojo” claras de huevo.
En el
–apartado de las grasas- recomienda el aceite de oliva, cuyo costo en el
mercado es de 80 pesos el litro, el casillero de huevo 60 pesos (¿y hay que
desperdiciar la yema?) cuando a los niños se les da precisamente por cuestión
nutricional, su huevito completo.
Que esas
recomendaciones las especifiquen para las personas adultas como prevención o
las que ya padecen triglicéridos y colesterol. Ay de verdad no sé si reírme o
ponerme a llorar.
Por otro lado,
pero en el mismo camino, nos enfrentamos a dos realidades lacerantes, que
“supuestamente” tendrían que caminar de la mano: “La Cruzada contra el Hambre”
liderada por Rosario Robles y “El Combate a la Obesidad” ídem por la secretaria
de Salud Mercedes Juan López.
Pero
desafortunadamente, mientras La Cruzada contra Hambre se refuerza (por
nepotismo) en empresas trasnacionales como Pepsico y Coca-Cola, soberanas de la
comida y bebida chatarra, el programa sobre obesidad se enfrenta a ellas. Es
realmente increíble e intolerable, que mientras las trasnacionales ayudarán
(¿?) a quitarle el hambre a las personas (en este caso) de Guerrero, por el
otro lado se cobrarán el favor aumentando la circulación de sus productos y por
supuesto su consumo y sus ingresos.
El gobierno no
ha entendido, que a los ciudadanos no puede tratarnos como un número, ni como
un dato, sino como seres humanos, con rostro, nombre y apellidos (los que no
tenemos el infortunio de carecer de identidad), personas que somos parte de la
historia y del paisaje de este hermosos país. Números y datos (de pobres,
hambrientos y obesos) de los que se habla y se promete mucho en los discursos
(demagogia), pero al fin, se hace muy poco.
Los pobres,
los hambrientos, los obesos, los marginados, no quieren acciones asistenciales,
sino las solución del problema estructural que produce su lamentable estado.
Urge que el
gobierno tome con seriedad el tema de la pobreza y sus consecuencias y lo asuma
como una prioridad para México, no con fines partidistas, electorales, ni con
nepotismo, protagonismo, por cubrir el protocolo del Pacto, o para que la líder
del Fondo Monetario Internacional (Lagarde) le aplauda al presidente. Urge
pasar de la beneficencia y la asistencia social, al cambio de estructuras
injustas, por el bienestar común. ¡Vale la pena reflexionarlo!
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