lunes, 12 de agosto de 2013

¿REFORMA ENERGÉTICA O VENTA DEL PETRÓLEO?



 
¿REFORMA ENERGÉTICA O VENTA DEL PETRÓLEO?

Luz María Sánchez Rovirosa

“Ningún legado es tan rico, como la honestidad”. William Shakespeare

Enrique Peña Nieto presidente de México, presentó este lunes la iniciativa de la reforma energética, que contempla (entre otras cosas) la modificación de los artículos 27 y 28 constitucionales, mismos que son referentes a la pertenencia de México sobre los hidrocarburos.

Entre tanta demagogia, argucia, política, etc., el presidente destacó que con la reforma (sin temor a que sea rechazada), bajarán el precio de la luz, el gas, se abrirán muchos empleos, más producción al campo (fertilizantes), además de que las empresas serán más productivas y por ende más competitivas, es decir, México se convertirá por arte de magia en Disneylandia.

Dicha iniciativa contempla (a grandes rasgos), cinco elementos que son: 1) Retomar palabra por palabra, el texto del artículo 27 constitucional de Lázaro Cárdenas. 2) Un nuevo régimen fiscal para Pemex, mismo que se presentará en la reforma hacendaria de septiembre. 3) Reestructuración de Pemex. Se dividirá en transformación industrial y exploración. 4) Más transparencia y rendición de cuentas. 5) Establecer reglas de carácter internacional en el sistema de compras del sector energético.

De pilón con la reforma energética, el Gobierno de la República, espera transformar la industria eléctrica y la Comisión Federal de Electricidad, junto con la reforma verde para no afectar la ecología. Al finalizar la presentación de la susodicha, Peña Nieto enfatizó que “Pemex y CFE, se mantienen como empresas 100 por ciento propiedad de la nación”. Todo es miel sobre hojuelas.

Respecto al primer punto sobre retomar el texto de Cárdenas del artículo 27 “palabra por palabra”, la incógnita es, si habrán checado el artículo 14 constitucional, que exalta literalmente la “letra de la ley”, que es clara y contundente, en que no se pretenda cambiar lo que dispone la Constitución para actuar contra su texto, ni en consecuencia contra los intereses nacionales.

“En el artículo 27 se establece que en el caso del petróleo y todos los carburos de hidrógeno sólidos, líquidos o gaseosos (entre otros), el dominio de la nación es inalienable e imprescriptible y la inalienabilidad quiere decir que los bienes de dominio público, no están sujetos a una acción de apropiación por parte de los particulares.

Y la característica de imprescriptible, se refiere al derecho de propiedad que tiene la nación y que jamás perderá por el simple transcurso del tiempo. Así se establece la exclusividad para el Estado en materia de petróleo” (Catarina.udalp.mx).

Recién se cumplieron 75 años de la expropiación petrolera, y Enrique Peña Nieto al presentar “su” iniciativa reafirmó –interpretando, más que repitiendo-, las palabras de Lázaro Cárdenas en los artículos 27 y 28 constitucionales, respecto a vender, ceder, traspasar, trasferir, compartir o entregar el petróleo.

La energía es la palanca que mueve el motor del desarrollo económico y de la vida de todos los países del mundo, modernos o no, su producción y su consumo atañe la salud, la producción de alimentos, el transporte y el comercio, así como la contaminación o conservación del medio ambiente. Por lo tanto el desarrollo sostenible de México, dependerá de asegurar y conservar como propio, el acceso a este recurso no renovable, que sin duda constituye un tesoro para los países de disponen de él. (Como México).

Como ya es un hecho lo que nos imaginábamos y lo que se veía venir, no se hizo esperar el arte de muñeco de ventrílocuo que posee el presidente Peña Nieto, y nos estampó que “su” iniciativa, traerá las mil y una noches de beneficios para el pueblo de México.

Pero lo que se ve, es que “su” iniciativa prácticamente está cediendo a las presiones de empresas nacionales (Carlos Slim) y extranjeras, que desean invertir en nuestro sector petrolero, obviamente buscando su propio interés más que un beneficio de desarrollo social para la población de México en su totalidad.

El mayor problema que tiene Pemex, es que no está reinvirtiendo una cantidad suficiente de sus ganancias para su propio desarrollo, porque estas pasan inmediatamente al gobierno federal, que las necesita para el desarrollo económico del país, además del gran porcentaje de estas ganancias que se desvían por la corrupción interna y sobre todo sindical.

La privatización de Pemex no tiene que ser necesaria como lo argumenta Peña Nieto, pues la productividad y rentabilidad de cualquier empresa, no debería obedecer a quién es el dueño; porque esto depende sustancialmente de la forma como se administra y del entorno financiero, político y social, en el cual se encuentra inmersa.

Al final, lo más importante de esta iniciativa, no sería quien es el propietario, si la Iniciativa Privada, los inversionistas extranjeros o México. Lo más importante radica, en quién sería también el propietario de las millonarias ganancias correspondientes.

Desafortunadamente (por el momento), no sabemos si se aprobará, ni sabemos (pero lo imaginamos) si será para bien o para mal, pero lo que se logre o no se logre, dependerá de lo que los mexicanos exijamos al gobierno como sociedad. ¡Vale la pena reflexionarlo! 

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