miércoles, 4 de septiembre de 2013

FÁBULA DE LA RANA Y EL ALACRÁN



 
FÁBULA DE LA RANA Y EL ALACRÁN

REFLEXIONES

Luz María Sánchez Rovirosa

Una vez en la tierra de Shien-Lon llovió intensamente durante muchos días seguidos. Las semanas transcurrían bajo el intenso aguacero derramando gota a gota el paso inexorable de las horas. Llovió tanto que el gran río Yang-Tse llegó a desbordarse inundando como un mar todas las comarcas vecinas.

Sólo quedaban sobre el nivel de las aguas algunas colinas bajas y aisladas, que formaban pequeños remansos entre el turbulento correr de las aguas.

Pronto también aquellos pequeños promontorios quedarían anegados y todos los seres vivientes en esos refugios se ahogarían.

En una de esas pequeñas islas rodeadas por un mar de aguas marrones y lodosas había quedado atrapado un alacrán. De repente, el arácnido vio a una rana nadando alegremente en el agua.

Sigilosamente se le acercó y le dijo -Oye ranita me podrías llevar sobre tu espalda hasta tierra firme? Por favor si no me salvas moriré ahogado-. La ranita miró al alacrán y muy seriamente le respondió –No, no puedo llevarte porque si subes sobre mi lomo me picarás y moriré-.

Ay ranita cómo crees, sálvame prometo formalmente no picarte con mi aguijón. La rana asomó su verde cabeza fuera del agua y dijo: -No, no me fío de ti me picarás eres un alacrán-.

No respondió el alacrán, no te picaré, lo juro; además si te pico yo también moriré. Anda, sálvame, y puedes tener mi palabra de honor de que no te picaré.

Al fin la ranita convencida dijo acepto tu palabra. Y así fue como el alacrán montó sobre el lomo de la rana y ambos se dirigieron nadando hacia la salvación.

La rana vigorosa daba amplias zancadas sobre la superficie turbia del agua. Sus fuertes patas traseras impulsaban a ambos en dirección de las tierras altas, dejando una estela de espuma ondulante.

Estuvieron nadando varias horas, hasta que ya empezaba a distinguirse sobre el brumoso horizonte la oscura línea que anunciaba las verdes colinas de Lushan, aquellas donde el agua ya no podía llegar y que serían la salvación del alacrán.

Y así, iban bogando a través de aquel inmenso piélago interior cuando de repente la rana sintió un fuerte dolor en la nuca. Era un dolor agudo, lacerante, adormecedor que enseguida le provocó entumecimiento y comenzó a estremecerse.

El veneno corría veloz a través de sus venas paralizando sus miembros y confundiendo sus sentidos. La ranita se dio cuenta de que el aguijón del alacrán había penetrado en sus carnes inoculando el letal veneno.

Ya en el último instante de lucidez la ranita alcanzó a musitar -Alacrán ¿por qué me has picado, la tierra firme aún está muy lejos hora moriremos los dos? Y  mientras ambos se hundían irremediablemente en el agua, el alacrán alcanzó a decir “perdóname ranita no pude evitarlo, soy un alacrán”.

Moraleja:Lo único a lo que nadie puede traicionar es a su propia naturaleza”.

En esta moraleja se encierra una gran verdad que es aplicable a los seres humanos. Gran dificultad está viviendo México en estos momentos, y todos los mexicanos con sentido común, hubiéramos querido escuchar un informe o un mensaje, del que se pudiera rescatar un “reflejo” de voluntad presidencial, que nos hablara de un cambio en las formas y prácticas tradicionales del Partido revolucionario Institucional (PRI).

Ciertamente que “reflejo” no es sinónimo de certeza, y mucho menos de garantía de voluntad política, pero definitivamente hubiera sido un dejo de esperanza, como el que finalmente se había tenido al principio. Así que este escueto mensaje, solo fue un espectro de “luces” y sombras, con aciertos (algunos importantes), pero con un gran porcentaje de desaciertos y omisiones.

Palabras más, palabras menos, y por lo que se logra entender del acartonado discurso presidencial, hasta el momento se ha elegido para el país el mal menor, pues de lo contrario, la pobreza, la miseria, la injusticia y la crisis serían más graves y se habría demandado de todos los mexicanos un sacrificio mayor. La pregunta en el aire sería ¿sobre qué modelo de desarrollo y en qué concepción de nación se han implementado dichas iniciativas tan bondadosas? 

Cierto es que las decisiones (aparentemente) no se han hecho a espaldas del pueblo, pero también es cierto que a la luz de los efectos que han provocado, pareciera que no se consideró (ni se considerará) a fondo, todo el costo que tiene y tendrá para millones de personas que sufren las consecuencias de esos acuerdos.

Pero a la sociedad que hoy, dócilmente unos y a fuerza otros al igual que la ranita, está aceptando llevar a cuestas a este devastador partido, pensando todavía en la salvación, a pesar que ya están sintiendo el dolor del aguijón en su espalda (en su deteriorada economía), entonces, tal vez si no se ahoga, se dará cuenta, que el PRI (alacrán) llevaba preparada su barca y sus remeros para su seguridad, dejando de lado a los mexicanos y deslindándose (como vacuna) de todo mal que lo señale.

No existe un nuevo PRI, el que hoy gobierna, sigue navegando con sus convicciones deterioradas y añejas. El PRI no va a cambiar, porque contra su naturaleza, sencillamente no puede. La rana es México y el PRI es el alacrán. Ya viene la reforma fiscal, -más temprano que tarde-, nos va a volver a picar. ¡Vale la pena reflexionarlo! 

 

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