miércoles, 21 de mayo de 2014

¿EL ABORTO COMO ANTICONCEPTIVO?





¿EL ABORTO COMO ANTICONCEPTIVO?

 

Luz María Sánchez Rovirosa

 

“Dos cosas llenan el ánimo de admiración y respeto, siempre nuevos y crecientes, cuanto con más frecuencia y aplicación se ocupa de ellas la reflexión: el cielo estrellado sobre mí y la ley moral en mí”. Kant.

 

El aborto es la interrupción del proceso fisiológico del embarazo, causando la muerte del producto de la concepción (embrión o feto), dentro o fuera del claustro materno.

La expresión aborto deriva de la voz latina “Abortus”: Ab-mal; Ortus-nacimiento, es decir, parto anticipado, privación del nacimiento antes de del tiempo natural.

Se entiende el aborto como delito, aquel cometido de manera intencional (premeditación, alevosía y ventaja), y que provoca la interrupción del embarazo, causando la muerte del embrión o feto dentro del vientre, o logrando su expulsión.

Nuestro Código Penal, considera el aborto terapéutico como único caso no punible y contempla así mismo dos condiciones para el aborto: Ética, cuando la mujer resulta embarazada como consecuencia de una violación y Eugenésica, cuando existe grave riesgo para la vida de la madre y el feto, o existe la posibilidad de afectaciones graves tanto genéticas como congénitas en el no nacido.

Ahora bien, toda la polémica respecto a este tema, nace de premisas establecidas, los argumentos a favor o en contra de la sociedad, se fundan (única y exclusivamente), en apreciaciones personales o de grupos.

¿Cuándo comienza la vida? Una discusión que nos sumerge en un mundo (pudiéramos decir) fantástico, en el que se exponen las más variadas opiniones, en las cuales vale la pena relevar la religiosa y la científica.

La opinión religiosa se sostiene en la defensa de la vida y la familia, pero no da muchas opciones, ya que no considera los derechos sexuales y reproductivos de mujeres y hombres, puesto que no está de acuerdo en las opciones anticonceptivas modernas (y artificiales),  permitiendo sólo las naturales (casi siempre inseguras y muy fáciles de violar), para la planificación familiar, la explotación demográfica y como consecuencia la eliminación de la pobreza.

La científica, basa sus teorías en el momento que comienza la vida. Pero reitero: ¿Cuándo comienza la vida?  La disyuntiva es: ¿La vida comienza en el mismo instante de la fecundación, a las 12 semanas de gestación, cuando es embrión o se convierte en feto?

Difícilmente la misma ciencia puede asegurar esta incógnita, pues ningún ser humano ha podido introducirse al vientre materno nuevamente, para tener la certeza que los microorganismos o células que traen la carga genética que hacen que los seres humanos seamos únicos e irrepetibles, no tienen sensaciones una vez fecundados.

Así que me parece completamente absurdo, discutir sobre un punto que no tiene una solución, pues finalmente y desafortunadamente, es cuestión de opiniones.

Por lo tanto, la despenalización del aborto tiene tantos argumentos como los da la imaginación, y que se vuelven criterio, y por tanto los que coinciden con esta postura los van adquiriendo de manera gratuita, ya que ni siquiera les tomo tiempo pensarlo por sí mismos.

Y he aquí una de las principales causas que se miran desde la óptica del pro-aborto, y es el trillado “para que traer niños al mundo, si van a sufrir las consecuencias de nacer no deseados”; entre una sociedad ya de por sí enferma de problemas sociales, con miseria, desigualdad, la ignorancia, el desempleo, violencia e injusticia, y que en un patético grito de dolor, las mujeres claman una legislación en pro del aborto, que supuestamente les permita mejor calidad de vida, y la seguridad que no morirán a consecuencia de las condiciones clandestinas en que se les practican los abortos; aun cuando hay tantas madres que todavía mueren de parto.

¿Entonces el no traer niños no deseados a este valle de lágrimas, en el cual si nacen, se volverá delincuentes drogadictos, violadores, va a mejorar el mundo, hace tan necesario (según postura) legalizar el aborto como un derecho fundamental que toda mujer debe tener, pues es una decisión íntima que hacen sobre su cuerpo?

Hasta aquí podemos decir, que todo criterio expuesto es válido (y lo seguirá siendo), pero hay una cuestión dentro de esta cuestión; sin duda alguna la más importante, que parece que no ha sido tomada en cuenta, ni por la religión, la ciencia, los pro y contra el aborto.

Y es exactamente donde este serio problema, adquiere su máxima dimensión: cuando el aborto es utilizado como recurso anticonceptivo, es decir, sin ninguna justificación de ninguna clase, sino simplemente, como un medio de evitar una obligación, consecuencia de haber actuado con irresponsabilidad previa, cuando existen múltiples y eficaces medios anticonceptivos para evitarlo.

La ley, la religión, la ONU (y demás organizaciones), y la sociedad, deben tomar en cuenta en sus posturas y proyectos, antes que otra cosa, las consecuencias de esta falta de moral social de los individuos, al abrirles las puertas al desenfreno y la posibilidad de actuar con tanta irresponsabilidad. No les vaya a salir el tiro por la culata, siempre es mejor la prevención, que solucionar problemas que tantas veces, se les salen de las manos. ¡Vale la pena reflexionarlo! 

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