UN EXTRAÑO FENÓMENO
Luz
María Sánchez Rovirosa
“Están trayendo sus drogas, están
trayendo su crimen. Son violadores y algunos, asumo, son buenas personas".
Donald Trump.
Tengo varias semanas tocando el tema de la situación política
local (Guerrero y Acapulco) y sigo y aparentemente seguiré escribiendo
exactamente lo mismo, porque día a día te encuentras al leer, escuchar o ver en
los medios de comunicación, con las mismas noticias, las mismas declaraciones, acciones
o eventos de los gobernantes, para comentar o criticar, para aplaudir o
denostar (según el “chayote”), por las que muchos se rasgarán las vestiduras o de
plano por las que otros (los menos), nos pondremos a llorar. Lo que sí es muy
importante preocupa y mucho, es que siga la violencia generando muerte,
desolación y desasosiego, ante el pavoroso desmérito y omisión de las autoridades.
La –simpleza y el desdén- con la que el gobierno
interpreta la violencia y la narcoviolencia, también nos hace ser fieles
testigos de cómo candidatos (en este caso Astudillo-Velázquez) aparentemente -nobles
y humanos-, se convierten en gobernantes “Hulk”, es decir, agresivos,
coléricos, déspotas, tiranos, dictadores e incluso opresores; y es cuando los ciudadanos,
quedamos inmersos y en calidad de rehenes de un cuadro de ofuscada ingobernabilidad,
con peligrosas manifestaciones de violencia que sí afectan todas las esferas
del quehacer cotidiano, de la tranquilidad y confianza de un pueblo que los
eligió.
Por ello y ante la impotencia de su incapacidad para
gobernar, para garantizar a la sociedad el derecho de vivir en un estado de
orden y paz pública, en el caso que nos ocupa, recién se tomó conjuntamente con
la federación (¿?), cubrir la seguridad con la opción “armada”, antes que el
hartazgo de la sociedad la predisponga a buscarlas por su propia mano,
rebasando la función obligatoria del gobierno. Así que una vez más hay que aguardar
las medidas y acciones que tomará la Marina y (supongo) el Ejército respecto a este
tema, que para ellos, también es tan grotesco y polémico. Sea por Dios. ¡Vale
la pena reflexionarlo!
Pasando a otro tema obligado porque nos incumbe como
mexicanos, nos fijaremos en el “extraño fenómeno” llamado Donald Trump,
considerado ya (casi) como virtual candidato por el Partido Republicano, hacia
la carrera presidencial de Estados Unidos de América.
¿Qué tan probable es que este “payaso” llegue a ser
presidente de la nación más poderosa del mundo? Las noticias nos dicen, que a
pesar de estar haciendo una campaña humillante y racista, sus compatriotas han
entendido y muy bien, que Donald Trump está hablando crudamente sobre esas
verdades, que la mayoría de los gringos (sin cultura, ni raíces) y curiosamente
los mexicanos y los latinos “naturalizados” y no, quieren escuchar, y sienten y
presienten que –el señor del peluquín- las llevará al plano de la realidad.
Donald Trump ganó en Indiana hace un par de días, su
séptima contienda electoral consecutiva (por cierto muy diferente a la que se
realiza en México, para elegir al candidato de cada partido), logrando que su
contrincante más fuerte (republicano) Ted Cruz se retirara, allanándole por
completo el camino.
¿Qué nos deparará el destino a los ciudadanos
americanos, a los mexicanos y al mundo, con la llegada a la Casa Blanca de este
multimillonario y controvertido personaje salido de los negocios, de la
farándula y quizá del manicomio, pero que al fin, después de arrasar en
Indiana, tendrá que ser visto como un hombre digno de tomarse y muy en serio?
¿Acaso Donald Trump será la versión americana del “extraño
fenómeno mexicano” llamado Vicente Fox, en aquel –sueño guajiro- del año dos
mil? Si así fuera y los ciudadanos americanos lo están viendo como una
alternativa mesiánica y populista, para salvarlos de las aterradoras afrentas
raciales: -Big MIstake-.
Y ojalá no se equivoquen como nos pasó a nosotros con –nuestro
héroe-, porque este “extraño fenómeno gringo” llamado Donald Trump, lleva
consigo otra realidad que no han enfrentado o no han querido enfrentar, ni él
ni sus simpatizantes, y que es la importantísima política global, en la cual
está considerado como un terrible riesgo. ¡Vale la pena reflexionarlo también!
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