miércoles, 27 de junio de 2018

EL AGUA, PIEDRA ANGULAR








EL AGUA, LA PIEDRA ANGULAR


Luz María Sánchez Rovirosa


“El único peligro que existe reside en el mismo ser humano. Nosotros somos el único peligro, pero lamentablemente somos inconscientes de ello. En nosotros radica el origen de toda posible maldad”  Carl Gustav Jung.


Vamos a dejar descansar la política, ya que por ley debemos hacer una pausa previa a las ya muy próximas elecciones; así que hoy veremos un tema que es muy importante para México y para los mexicanos llamado agua.

El agua es vital para la vida del hombre, los animales y las plantas. Esto quiere decir que sin agua no es posible la vida. Es de todos sabido que si dejáramos de tomarla moriríamos en pocos días.

El agua la podemos encontrar en muchos lugares. En las nubes, los ríos, en la nieve y en el mar. También está en el aire, en nuestro cuerpo, en los alimentos y bajo la tierra.

Además de usar el agua para hidratarnos (beberla), los seres humanos la utilizamos prácticamente en todas nuestras faenas cotidianas. La necesitamos para preparar nuestros alimentos, bañarnos, regar la tierra, criar animales, la usamos de manera industrial y también en su correcto y controlado uso puede generar energía.

Así que es relevante señalar que el agua potable (de uso doméstico); es indispensable para la vida del hombre; infortunadamente, cada día escasea, en la medida que la población aumenta y porque lamentablemente es desperdiciada y mal usada por demasiadas personas que desconocen o no les importa su valor.

Sale a colación este tema porque el pasado 5 de junio en el marco del Día Mundial del Medio Ambiente, el presidente Enrique Peña Nieto, firmó diez decretos de “reserva de agua”, con lo cual eliminó la prohibición que tenían las empresas privadas para extraer agua de casi 300 de las 700 cuencas acuíferas que tiene el país.

Esta cifra equivale aproximadamente al 55 por ciento entre lagos, lagunas y ríos. Estos decretos, realizan un dramático cambio para que no haya ningún impedimento, para la extracción (de cualquier forma) del vital líquido.

La “veda” es una medida que impide al gobierno (por ley) permitir que se haga uso del agua de forma privada. El gobierno actual (casi finalizando) hizo (como dicen los que saben del tema) “una transición de un régimen jurídico de veda a otro de reserva”; que aun cuando sigue siendo restrictivo, abre las puertas a la privatización.

Dichos decretos por supuesto que permitirán que el ya señalado 55 por ciento de los lagos, lagunas y ríos propiedad de la nación, sean concesionados hasta por 50 años a la industria minera y a la extracción de hidrocarburos (incluyendo el fatídico fracking), ya que dichas cuencas se encuentran curiosamente ubicadas precisamente donde se realizan estas actividades.

También dichos acuerdos, se explayarán a las concesiones que actualmente trabajan sin títulos vigentes (50 mil aproximadamente), es decir, que tienen sus documentos vencidos que por la Ley de Aguas Nacionales, no los pudieron renovar.

Los expertos “no gubernamentales” señalan que estos “decretos presidenciales”, permitirán (aun cuando lo refuten) a la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), garantizar el suministro del líquido para empresas mineras, petroleras y de desarrollo urbano (extranjeras), sobre los derechos del agua de los pueblos indígenas, comunidades rurales y agrarias y en general en detrimento de todos los mexicanos.

Es cierto que hay muchas personas inconscientes que desperdician el agua, abusan de ella y la contaminan, y esto nos plantea cada día graves problemas.

Pero hay que poner mucha atención en que el agua está considerada como un recurso renovable, si su uso y tratamiento es cuidadosamente controlado. De otra manera se convierte en no renovable, ya que sería imposible su regeneración cuando su explotación la supera.

Este gobierno termina poniéndole la “piedra angular a la corona de espinas” de las terribles Reformas Estructurales.

Esta terrible situación que por hacerla a la velocidad de un rayo, se dio por el “poder ejecutivo” y no por “el poder legislativo”, y no por supuesto por el bien común del pueblo de México; sino por la ambición de otra dinámica más para la acumulación de su capital antes de retirarse; se puede echar para atrás. ¡Vale la pena reflexionarlo!

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