LOS ATRIBUTOS EN EL INFIERNO
Luz María Sánchez Rovirosa
“Ignorar las consecuencias de los propios actos, eso es el infierno”. "Bar del Infierno" (2005), Alejandro
Dolina.
“Que el cielo exista, aunque nuestro lugar sea el infierno”. "El Aleph"
(1949), Jorge Luis Borges.
De todos los acapulqueños es sabido, que
el domingo pasado tomó protesta como Presidenta Municipal de Acapulco Adela
Román Ocampo de la coalición “Juntos haremos Historia”; aceptando un reto de
gobierno muy complicado.
La situación que se vive en el puerto es
terrible, inmersos en una ingobernabilidad donde la violencia dispone el “orden
del día” y donde la seguridad está en manos de un grupo de policías que abusa e
incluso se atreve a amedrentar a la sociedad, gozando de una total impunidad
por las autoridades en turno.
Aún no podemos externar una opinión
sobre Adela como alcaldesa, ya que solo son un par de días que juró su
compromiso con el municipio y su gente; y no me gustaría caer en criterios
equivocados. Pero lo que sí puedo asegurar sin temor a equivocarme, es que
Román Ocampo descendió al mismísimo infierno.
De frente y ya sin las cortinas de humo
que trataron de disimular el caos de Acapulco, Adela se enfrenta desde este
momento a todo tipo de aberraciones, desafortunadamente ignorando si ya tiene
un análisis experto y/o un plan estrategia para dar inicio al recuento de los
daños.
Evodio voló, voló y voló
dejando detrás un desbarajuste en lo económico, en lo administrativo y en los servicios
públicos. Dejó un puerto sepultado en la sangre derramada por la violencia (que
no le importó) y la inseguridad; pero también ahogado por toneladas de basura
que cerraron un cerco pestilente y nauseabundo por toda la ciudad.
Hoy como tantas otras veces,
estamos esperando que suceda el milagro de la transformación, la cuarta, la
quinta, la décima, pero lo importante es que suceda. Y se me ocurre que muchas
veces la situación se repite, porque las personas no hacen uso correcto de su
memoria.
La memoria humana es la
función cerebral como resultado de las conexiones sinápticas entre las
neuronas, mediante la cual, el ser humano puede retener experiencias pasadas.
Probablemente de lo más
importante para cualquier ser humano, es su capacidad para almacenar
conocimientos y vivencias de las cuales pueda beneficiarse en su vida y
actuaciones futuras.
Po eso cuando estamos
pendientes de un nuevo gobierno (entre otras muchas cosas de la vida) que nos
trae “nuevas” expectativas, debemos de trabajar mucho con nuestra memoria, para
que esta nos saque de dudas y podamos distinguir los atributos que deben tener
las personas que se nos acercan y nos hablan bonito al oído, engañando a
nuestros demás sentidos.
En el caso que nos agobia hoy
a los acapulqueños, la memoria nos obliga a identificar en Adela Ocampo Román
los siguientes atributos.
La visión que tenemos de una
administración fallida y tenebrosa como la que dejó Evodio y Cía., tiene que
exigir a Román Ocampo a tener conocimiento de los mecanismos legales y
reglamentarios que tendrán que ver mucho con la solución a los problemas. Ella
es Licenciada y Magistrada (con permiso); así que seguro es, qué en este
sentido, vamos bien.
Debe demostrar carisma y
sensibilidad relevante para acercarse a la gente y comunicarse con ellos de
manera afectiva. Tiene que ser demostrable su limpia trayectoria de “servicio
público”, y allegarse de un equipo de trabajo leal y trabajador.
Creatividad y capacidad para
obtener y administrar los recursos públicos (erario) de manera eficiente y
honesta para el bien común en todos los sentidos, con el respaldo desinteresado
de sus colaboradores.
La conclusión es que cada día
el problema de la extrema desigualdad (financiera, social y de atención) más el
abuso son más dolorosos, porque la corrupción y la impunidad, han estado en el
ADN político de los horribles hombres del pasado, que han marcado un esquema del
autoritarismo y soberbia de la oligarquía dominante, junto con pegado de la
idiosincrasia servil, roedora, “lingüística” y acomodaticia de muchos, quizá
demasiados.
Sabemos que Adela Román
Ocampo, tiene muchos de los atributos que obliga la emergencia acapulqueña. Qué
oportunidad tan grande tiene hoy, para demostrar que amén de todos los
requisitos solicitados para emprender la lucha contra la corrupción, cuenta
también con el más básico de los atributos, pero a la vez el más importante:
“La Calidad Moral” ¡Vale la pena reflexionarlo!
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