FANTASMAGÓRICOS
ÚLTIMOS DÍAS
Luz
María Sánchez Rovirosa
“Lo que las leyes no prohíben,
puede prohibirlo la honestidad”. Séneca.
Hoy tocaré un tema no difícil,
pero que resulta polémico por la gran variedad de pensamientos (que no
criterios o convicciones) que giran alrededor del Alfa y el Omega del gobierno
en México.
Para hablar de las
“distinciones” a las que se ha hecho acreedor el todavía presidente de la
República Mexicana, Enrique Peña Nieto durante su embarrado gobierno, haremos
una (aun cuando será breve) intensa reflexión con espejismo, con el gobierno
que próximamente presidirá Andrés Manuel López Obrador.
Peña Nieto llega a sus últimos
días de presidente con sendos escándalos de tremenda corrupción, las mentiras
que nos revolotean por todo el territorio geográfico; con la violencia
exacerbada, el crimen organizado enraizado por todos los rincones del país
haciéndose notar cada día más como los dueños de México; y con una impunidad
fuera de toda realidad.
Los escándalos de corrupción, abuso
de poder, conductas delictivas e ilegales y faltas administrativas de sus altos
funcionarios a lo largo de su gestión, infortunadamente y hasta este momento
siguen impunes.
Los mexicanos que sentimos y
resentimos los abusos de este gobierno, estamos contrariados y asombrados, ya
que tan cerca del contracturado fin de sexenio, nos hemos percatado que a los
miles de “chayoteros”, “bots”, “chairos” y demás yerbas, como se les suelen
llamar en las redes a las personas que golpean, dan información falsa, desvirtúan
videos y hacen una serie de canalladas con tal de cumplir con el que todavía
les paga, para desviar la atención de la sociedad, de la manera como se va y
como deja el país Enrique Peña Nieto, ganando la atención de los pobres de
convicciones y de criterio, logrando así su cometido de espejear las malas
acciones del actual presidente, con el presidente electo, pero que todavía no
entra en funciones.
Desde hace algunos meses la
verborrea del actual presidente, ha enfocado sus mensajes en tono de despedida,
incluso mencionando que “muy pronto” iniciaría con la entrega de las obras que
tenía pendientes. Sin embargo y si no me equivoco todavía faltan por concretar
más de 30 obras públicas de sus 266 compromisos de campaña: hospitales,
vialidades y obras de gran impacto como el tren México-Toluca y el tren
eléctrico urbano de Guadalajara, Jalisco; por mencionar solo algunas de las
muchas que así se quedarán.
Además de las muchas obras que
“por diversos motivos”, fueron canceladas como son: La Presa El Salto en
Amecameca, estado de México, El Centro Logístico Industrial Puerto Interior,
Tlaxcala; “La Refinería de Hidalgo”; El tren Transpeninsular Mérida-Quintana
Roo, entre otras.
Sin embargo, que fácil es
tirar la pelotita al otro, al que todavía no tiene la prerrogativa de tomar
decisiones; al presidente electo, quien no es una autoridad reconocida ni por
nuestra Constitución ni por nuestras leyes secundarias, por lo que sus actos no
pueden surtir efecto legal alguno.
Así que por favor ya no
revienten al país, quienes tachan todo lo que AMLO hace y dice o le pegan como
rémoras sendas responsabilidades y culpabilidad de cuestiones que aún no pueden
estar en sus manos.
Todo acto de autoridad que
beneficie o dañe a la sociedad mexicana, debe estar indudablemente soportado
por la Ley, situación que hasta el próximo 1 de diciembre cobijará a AMLO.
Qué triste es la apatía y el
conformismo que nos agobia, por la manipulación de ignorar lo que somos y
aceptar lo que nos dicen los demás que somos, por cobardía, por conveniencia,
por comodidad o por ambiciosos.
Entonces lo que hemos logrado
con esta estúpida reyerta anti-AMLO, es perder nuestra capacidad de reflexionar
para aceptar lo discordante, lo que nos lleva a jactarnos en lo personal, en lo
individual y no en el Bien Común, terminando parados ante la deshumanización,
es decir, en un supuesto “desarrollo humano”, que ha servido para borrar lo
humano. ¡Vale la pena reflexionarlo!
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