miércoles, 27 de marzo de 2019

CONQUISTA






LA CONQUISTA




Luz María Sánchez Rovirosa



“El conquistador por cuidar su conquista, se convierte en esclavo de lo que conquisto. Es decir, que jodiendo se jodió” Facundo Cabral.



A manera de información: El cuerpo de Hernán Cortés, el conquistador que instauró tres siglos de dominio de la corona española en México, yace olvidado en una iglesia de la capital mexicana, mientras se levanta un nuevo debate sobre su legado.

Decía Antonio Machado, qué en España de cada diez cabezas, nueve embisten y una piensa. En breve un recordatorio de la polémica historia del “perdón” que recientemente Andrés Manuel López Obrador escribiera en su diario de gobierno como Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos.

No voy a repetir comentarios, unos en contra, re contra y otros a favor del “perdón”; simplemente voy a tomar unas cuantas palabras de algún comentario que leí para iniciar mi artículo, y que dan mucho que pensar: “¿Pedir perdón? Mejor que le dé gracias a España por haberles llevado la cultura moderna y para que dejaran de hacer sacrificios humanos y erradicar el canibalismo”.

Ante este comentario compartido positivamente por muchos, debemos de quedarnos con el acostumbrado rito que la historia nos cuenta de la Conquista; del cual España orgullosa, por ello, está totalmente decidida a no pedir perdón y a no reconciliarse con los verdaderos sucesos, pero sí, siempre montada en su soberbia pero desprestigiada, inservible y vapuleada monarquía, seguirá viéndonos de arriba hacia abajo a los ignorantes indígenas y hoy revueltos, que se –supone- que conquistó con terror, crueldad, abusos y mucha, mucha más sangre que la que los nativos de México derramaban en los sacrificios humanos.

Aquí la cuestión sería preguntarnos ¿A qué le tenemos miedo los mexicanos? Y enfocándonos a nuestra tan cuestionada realidad política, el tradicional y ancestral miedo social (todavía en la actualidad), es el manifiesto principal cuando las autoridades resultan inquisidoras y practican el poder imponiendo las leyes de forma abusiva prácticamente en contra del pueblo, sin que sea tomado en cuenta.

Pero hoy en día el miedo al quehacer político, pero sobre todo a quienes lo manipulan desde cualquier jerarquía, adopta rostros inéditos. Ya no son los temores acostumbrados, como son las mordazas, las amenazas, los castigos, el acoso fiscal, etc.; hoy existen formas más sutiles, pero más crueles y letales de fomentar el miedo, como es la cruenta guerra sucia o negra de la oposición y de los poderes fácticos sobre una odiada figura presidencial que se desdibuja en el blanco, ante la certera flecha que hace daño y envenena el corazón de los mexicanos y por ende del país.

Y ese miedo de sobrevivir en medio de una terrible confrontación entre los mismos mexicanos, nos lleva a las recurrentes crisis de severos conflictos que provocan a su vez que el sistema de gobierno entre en un estado de agotamiento, ya que de inicio es muy difícil atraer a la gente que no piensa por sí misma, y por lo tanto, quedan subyugados y cautivos de los criterios de los demás.

Del miedo paso a la palabra coraje que se queda corta para describir los sentimientos de frustración que me produce, porque no me gusta defender lo indefendible por el bien común, y porque no tengo la lengua comprometida. ¡Vale la pena reflexionarlo!

  


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