EL ODIO
Luz María Sánchez Rovirosa
“No basta saber cómo atacar a los demás con el fuego, es necesario saber
cómo impedir que los demás te ataquen a ti”. Sun Tzu.
Hoy para dar inicio a este
artículo, empezaremos por el final. ¿Será que el triunfo de la Expropiación
Petrolera realmente fue para México; ya que a partir de 1940 PEMEX controlaría
su propio destino? Y entonces hoy nos preguntamos ¿Qué le deparará el destino a
PEMEX con el rescate financiero? ¡Vale la pena reflexionarlo!
Odio,
del latín “odium”, es la antipatía y aversión hacia algo o hacia alguien. Se trata
de un sentimiento negativo que desea el mal para el sujeto u objeto odiado.
El odio es un intento por rechazar o eliminar aquello que nos genera
disgusto; es decir, un sentimiento de profunda antipatía, disgusto, aversión,
enemistad o repulsión (en este caso que me ocupa), hacia una persona, así como
el deseo de evitar, limitar o destruir sus objetivos.
Sigue siendo muy común enfrentarnos a
crueles historias de odio; es más a llegar a detectar dentro de nosotros este
sentimiento. Pero el testimonio de odio que hoy, en mi particular opinión
vivimos, se ha anclado en el país de manera increíble y desafortunadamente genera
gran dolor y desasosiego.
Por supuesto que me estoy refiriendo
al odio exacerbado que una parte de la sociedad mexicana manifiesta hacia el
actual presidente Andrés Manuel López Obrador, por miles y diferentes motivos
personales o de comparsa.
Sorprendida y abrumada, aun no
entiendo si este sentimiento que forma parte de la naturaleza humana, pueda ser
posible controlarlo en México; ya que se está propagando rápidamente como una
emoción muy negativa, poderosa y altamente peligrosa, es decir, como una
preocupante epidemia.
No tengo ni la menor duda, que la
diferencia de este gobierno con los anteriores, es dimensional, y que personas
acostumbradas a las prebendas y canonjías, han sido seriamente afectadas en sus
intereses particulares, y me atrevo a afirmar, que de allí nace el manipuleo
que envenena con el odio la psicología social; sentimiento que tiene la gran
capacidad de contagio y que nos hace vulnerables a convertirnos en seres
dañinos y sin escrúpulos (aun sin pretenderlo o saberlo); y que
desgraciadamente así como es de fácil prender la mecha, es demasiado difícil (cuando
ya es tarde) de controlar el incendio.
Hoy estamos viviendo una drástica
situación política inédita en México. El que antaño, algún ex presidente no
haya sido del agrado de alguno de nosotros, y “nos cayeran muy gordos”, es una
realidad que se justifica. Lo que no es justificable, es que sabiendo que los
comentarios y actos abominables que se realizan contra la persona odiada,
pueden provocar tanto mal, que pueden llegar a producir consecuencias muy
graves y devastadoras.
Sin embargo, hoy el odio sigue
alentándose, a veces de manera sutil, y otras muchas de manera radical y
abrupta. El caso es que efectivamente este negativo y siniestro sentimiento, ha
acompañado la historia de la humanidad. Pero lo cierto es que hoy no se
necesita ser especialista porque es fácilmente observable; que en este momento
y en México, tristemente se odia mucho más que antes. ¡Vale la pena
reflexionarlo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario