miércoles, 24 de julio de 2019





¿POR QUÉ SE ESCONDE ADELA?



Luz María Sánchez Rovirosa


“Te has inventado un sustituto de la realidad, porque eres incapaz de enfrentarte a nada”. Reilly.


De todos los acapulqueños es sabido que Adela Román Ocampo de la coalición “Juntos haremos Historia”; aceptó el reto de liderar un gobierno muy complicado.

La situación que se vive en el puerto es terrible, inmersos en una ingobernabilidad donde la violencia dispone el “orden del día” y donde la seguridad está en manos de un grupo de “personas, criminales y policías”, que abusan e incluso se atreven a amedrentar a la sociedad, gozando de una total impunidad por las autoridades en turno.

De frente y ya sin las cortinas de humo que trataron de disimular el caos de Acapulco, Adela se enfrenta (quizá temerosa e incapaz) a todo tipo de aberraciones, que ignoró desafortunadamente, creyendo que llegar a la silla municipal, era “pan comido.

Efectivamente, la violencia es un fenómeno histórico que está relacionado con el desarrollo social del ser humano. La violencia en todas sus formas, se ha convertido en un tema con el que tenemos que batallar diariamente, con el latente y grave peligro de enfrentarse a ella y lo peor acostumbrarse a ella como una forma inevitable de vida.

Así que hoy, ante los recientes y escalofriantes episodios continuos de violencia en el estado de Guerrero y especialmente en Acapulco ¿Qué es lo que se tiene que hacer?

Para que la balanza funcione y pese correctamente tiene que haber equilibrio y para empezar en el caso de Acapulco (como de cualquier otro lugar del país), las autoridades no pueden ni deben minimizar los trágicos sucesos, y manifestar (como prioridad) que la actividad turística no se vea afectada por esos actos violentos. ¿Cómo puede no afectar (al turismo y la gente que aquí vive), un preocupante incremento de asesinatos con violencia extrema y sin ningún pudor, a cualquier hora del día?

La visión que tenemos hasta el día de hoy con el gobierno de Adela Román Ocampo, es la de una administración fallida y tenebrosa con una herencia maldita (más lo que se acumule), ya que en este gobierno las cosas propias se han vuelto tan complicadas, intrínsecas y fuera de control, en el cual la inmensa corrupción, la impunidad, la violencia exacerbada, la denigrante inseguridad, la ambición, el abuso, el nepotismo, el cinismo y la insensibilidad, han dado un paso gigante, rebasando totalmente lo que se creía rescatable.

Pero definitivamente lo más preocupante de esta administración, es la desaparición de la alcaldesa (rara vez aparece en público) y no se le ve trabajando por ningún lado. No es difícil percibir que Adela, es una mujer llena de resentimientos e ineptitud política; pero hambrienta de poder, qué para justificarse; como avestruz mete la cabeza en la tierra para no ver su propia incapacidad y antipatía.

Muertos, desaparecidos, secuestrados, extorsionados y el consecuente miedo de la sociedad en constante aumento, son parte de los signos diarios del desastre acapulqueño.

No existe ciudadano que no padezca estos flagelos directa o indirectamente, ni conversación en donde no aparezca este tema. Hay, sin embargo, que agregar uno más que hace a esta realidad mucho más profunda y aterradora; y es la lejanía y la soberbia sordera de esta roñosa clase política; ante los sueños de bienestar, transformación, de paz y de desarrollo, que una vez más, han quedado como los muertos no identificados: sepultados en la fosa común. ¡Vale la pena reflexionarlo!



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