¿DONACIÓN,
TRÁFICO DE ÓRGANOS O SACRIFICIOS HUMANOS?
Luz María Sánchez Rovirosa
"No
pretendas apagar con fuego un incendio, ni remediar con agua una inundación"
Confucio
Desviándome
un poco del tema prácticamente obligado llamado política, daré una breve vuelta
a la página para enfocarme en otra cuestión no de menor importancia, pero que
aquí en México no ha podido ser legislado como debe de ser; es decir, con
ética.
Cuando
los Aztecas necesitaban que los dioses les proporcionaran los recursos necesarios
para su supervivencia, creían ciegamente qué por los bienes recibidos, ellos
tenían que alimentarlos también a cambio o en su caso cuando los azotaban
males, pensaban que no había mejor forma de calmar su ira, que con el
sacrificio humano; por lo tanto, esta acción se convirtió en una necesidad de
los Aztecas, para tener felices a sus dioses.
Con
esta breve introducción y quizá de forma aparatosa, aterrizamos en la
actualidad y en el escabroso tema de “la donación de órganos”. Dicha donación,
en la realidad diáfana, es un acto de nobleza que merece ser estimulado en todo
el mundo, pero que, sin embargo, es un tema que en la mayoría de los casos es
soslayado por las autoridades, restándole la tremenda importancia que tiene
para la investigación y la preservación de la vida humana.
La
donación de un órgano tanto en vida como después de la muerte, es un acto
voluntario que regula la Ley de Salud (de cada país), y que no tiene más
recompensa que la satisfacción de haber dado la oportunidad a otra persona de
vivir o de tratar de vivir de modo justo, pero lamentablemente, no siempre son
exitosos. (Pero ese es otro tema).
Pero
desafortunadamente suele suceder que la ambición en el ser humano hace siempre
su aparición, sea del rango que sea, siendo inagotable; y es de esta dramática
forma, que nos topamos de frente con tremendos grupos de mafias que se dedican
al terrible tráfico de órganos, en una brutal compra-venta (vivo o muerto),
entre una persona con posibilidades económicas y la urgencia de prolongar su
vida o la de algún ser querido, y otra parte sin recursos, también desesperado
por seguir viviendo, es decir, para poder satisfacer sus necesidades
primordiales. Sin olvidar el “trabajo” que realizan, el o los intermediarios.
Este
tipo de “donación retribuida” es mucho más frecuente de lo que nos imaginamos,
y es así, tanto con órganos que pueden ser donados en vida, como (lo más
frecuente), los de cadáveres que no hicieron explícito su deseo de donar.
Obviamente
la ley prohíbe el mercado (blanco y negro) de órganos, por ello esta actividad
se ha convertido en una suculenta faceta del crimen organizado, ya que las
cantidades que se piden por su venta son millonarias, mismas que se pagan con
tal de obtenerlos.
Por
este motivo, el “tráfico de órganos” está considerado como una acción criminal
y organizada, que se dedica a proveerlos, sin importar de dónde y cómo son
obtenidos, que muchas veces, incluso la mayoría de las veces, se llega hasta el
asesinato, empezando por la desaparición de las personas, la trata (tráfico) de
las mismas, que no tiene ningún respeto por ningún sexo, condición ni edad; y
no tiene límites ni fronteras.
¿De
qué estamos hablando? Es realmente preocupante que en México los
“legisladores”, prefieran alburearse con la longaniza y otras estupideces de la
oposición que vive buscando “sarna que rascar”; cuando tienen en las narices
este macabro tema (entre otros), al que sin duda alguna “morenos y claros”, le
restan relevancia y por ende las consecuencias tan graves que tiene. ¿O estarán
pensando en sus desvaríos que todavía son válidos los “sacrificios humanos”?
¡Vale la pena reflexionarlo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario